No hay caso. Independiente Rivadavia no consigue salir de la mala racha y apenas ganó uno de los últimos diez encuentros que disputó en la actual Liga Profesional. Ahora, en su visita a Central Córdoba, en el estadio Madre de Ciudades, en Santiago del Estero, volvió a jugar mal y cayó derrotado 2-0 ante el Ferroviario, que acumula 6 triunfos consecutivos (van 11 sin derrotas). Los goles santiagueños llegaron a través de Matías Benítez, a los 22′ del primer tiempo; y José Florentín, a los 40′ del mismo capítulo.
Más allá de la anulación de los descensos, determinado por la Asamblea de AFA, realizada el pasado jueves, el Azul no consiguió sacarse la mochila de la presión y volvió a jugar un encuentro para el olvido, con escasas ocasiones frente al arco rival y casi sin poder romper el dominio santiagueño.
El arranque del encuentro fue electrizante, con ambos equipos dispuestos a buscar la valla rival. Salvó primero Centurión a la Lepra y luego fue Villa quien no acertó en el arco de enfrente. Esos primeros minutos tuvieron mucho juego directo y atrevimiento por parte de ambos. Amagó Independiente Rivadavia con hacerse dueño del juego. Con el habitual vértigo de Villa, el Azul encontró dos nuevas chances para marcar. En la más clara, Gonzalo Ríos remató apenas desviado.
Sin embargo, como le sucedió a lo largo de la temporada, la Lepra falló en defensa y Lucas Varaldo aceleró para jugar de primera para Benítez y el remate cruzado desató el festejo de los locales. El Ferroviario, de la mano de Omar De Felippe, sigue mostrando una mejoría en su rendimiento y en sus números.Sin la presencia de un centrodelantero, el equipo de Alfredo Berti no encontró una pausa en sus ataques y casi nunca consiguió tener una referencia ofensiva tras el desborde sobre las bandas. El DT, sentado en el banco de suplentes, por ahora no da instrucciones. Encima, antes de la media hora, Federico Milo se retiró lesionado y en su lugar ingresó Tobías Otschega.
Demasiado repetitivo en la búsqueda del delantero colombiano, la Lepra no tuvo sorpresa en campo del Ferroviario y casi no generó riesgo sobre la valla de Luis Ingolotti. Y mientras la visita se debatía en la forma de romper esa impericia ofensiva, llegó un córner perfecto para el local, que encontró a Florentín solito y solo en el punto penal y volvió a desatar la alegría santiagueña. Fue el noveno gol de cabeza que le anotaron al Azul de los 19 que recibió.
Berti, fastidioso por el primer tiempo de su equipo, pateó el tablero, cambió el esquema (pasó a jugar con línea de tres defensores) y metió tres cambios en el arranque del complemento: adentro Bruno Bianchi, Ezequiel Ham y Jorge Sanguina; afuera Juan Cavallaro, Gonzalo Ríos y Lautaro Ríos. ¿Mejoró el Azul? Hubo un adelantamiento en líneas generales, en parte por la decisión del local de ceder terreno y balón, pero de ninguna manera fue aceptable el rendimiento del elenco del Parque General San Martín.
La etapa se consumió entre la impotencia leprosa y la impericia local para definir una historia que, a juzgar por lo visto, tuvo 45 minutos de más.
