“¡Arriba la Lepra!” cantaron a viva voz a lo largo y ancho de Mendoza sus hinchas tras el pitazo final de Nicolás Ramírez que decretaría el 2-0 a Almirante Brown y el consecuente ascenso a Primera división. Un poco más allá, unos 20 mil azules que viajaron a Córdoba para vivir in situ la finalísima de la Primera Nacional terminarían con la garganta rota, aunque con el corazón repleto de alegría entre un sinfín de lágrimas y abrazos.
No es para menos, Independiente Rivadavia, la Lepra, está más arriba que nunca después de ganar de punta a punta el certamen de ascenso más complicado e importante de la Argentina. La enorme victoria ante Brown en el Kempes, el despliegue del plantel y los goles de Brian Sánchez y Victorio Ramis quedarán grabados para siempre en las más gloriosas páginas del club del Parque.
Pero, ¿por qué lo logró Independiente esta vez? La respuesta es más simple de lo que parece: tuvo orden y unión tanto dentro como fuera de la cancha. De una buena vez por todas, los protagonistas tiraron todos para el mismo lado. Dirigencia, cuerpo técnico y jugadores le apuntaron a lo mismo sin claudicar y los resultados están a la vista. El Azul, autodestructivo por años, cambió las formas y allí está, en Primera. Porque la unión hace la fuerza.
Hay dos nombres y un apellido obligatorios si se trata de analizar a la Lepra campeona 2023: Alfredo Jesús Berti. Es el mejor DT de la categoría y seguramente nos quedamos cortos con el concepto. Lo demostró en cancha. Debe estar entre los 10 entrenadores más capaces del país. A su visión estratégica le suma trabajo serio, astucia para hacer los cambios, calma en el triunfo, paciencia en las derrotas y un perfil muy bajo. Un combo que resultó perfecto para que el equipo encontrara en él al hacedor de una gesta extraordinaria. Uno de los directores técnicos más trascendentales de la historia leprosa y quizás el n°1.
Otro pleno de la dirigencia fue contratar a Alex Arce, el goleador no solo del campeonato sino del fútbol argentino con 26 tantos, fundamental para llegar a la Liga Profesional. Su talento sorprendió a propios y extraños y el Azul lo ayudó a cumplir dos sueños en menos de 2 días: el ascenso a la máxima categoría y la citación a la Selección de Paraguay. Un montón.
Hubo otros puntos altísimos en el mejor Independiente Rivadavia de los últimos 30 o 40 años. Juan Elordi, Maxi Gagliardo, Franco Romero, Luciano Abecasis, Mauro Maidana, Francisco Petrasso, Maxi González, Matías Reali, Sánchez, Ramis, Diego Tonetto, Ezequiel Ham y Alejo Distaulo. ¡Casi todos! Y ahí está el argumento. La Lepra ascendió en equipo, en bloque, con solidaridad y trabajo mancomunado, como corresponde. No se iba a dar de otra manera.
Tras la euforia, a pensar en el Independiente Rivadavia 2024
Ahora, tras la euforia, a pensar en lo que viene. Para los fanáticos la alegría será eterna, pero hay que planificar un 2024 que se presume difícil en la Liga máxima de la Argentina. Extender el contrato de Berti será clave. El adiestrador, con experiencia en Primera tras su paso por Argentinos Juniors y Central Córdoba SE, podrá tener revancha en la elite y qué bueno si es con el buzo de Independiente. Lo merece sin lugar a dudas.
Más antes que después habrá que pensar en las continuidades, refuerzos e incorporaciones. Definir qué jugadores siguen y quiénes se irán, como pasa en todas las instituciones deportivas tras el cierre de una temporada. La Lepra necesitará futbolistas, en todas las líneas, que luchen sin descanso por sostener la categoría. Perseguir la permanencia y apostar a la pertenencia. Y por qué no soñar con algo más en la tabla de arriba. Misiones complicadas, aunque para nada imposibles.
La casa de los leprosos, el Bautista Gargantini, deberá estar listo para recibir a los mejores clubes del país. El hincha querrá jugar allí ante River, Boca, Godoy Cruz, San Lorenzo, Racing, Independiente y el rival que le toque. “La Catedral”, con capacidad para unas 20 mil personas, es el mejor estadio de Mendoza hoy por hoy si dejamos de lado al gran Malvinas Argentinas, siempre una alternativa potable.
Resulta fantástico el solo hecho de pensar que, por los puntos, la Lepra jugará ante la otra Lepra (Newell’s), frente al otro Independiente (Avellaneda), ¡contra el Tomba!, con todo lo que significa para la región, y que recorrerá las canchas más espectaculares del país. Qué bueno, ya era hora para la provincia y para un Independiente Rivadavia que luchó por esto durante más de 15 duros años. Y ahora sueña...
Aún en tiempos de festejo por un logro impactante e inolvidable, en Independiente Rivadavia comenzará pronto la planificación para pisar fuerte en Primera división. Si se mantiene la unión puertas adentro, vendrán cosas buenas. Sí que vendrán. ¡Arriba Azules!