La figura de Gustavo Costas ganó en trascendencia en los últimos tiempos tras llevar a su Racing a la consagración en la Copa Sudamericana, después de 36 años de sequía. Pero el vínculo entre el entrenador campeón y su club nació mucho tiempo antes, debido a que fue uno de esos referentes que estuvo en los peores momentos de la historia de la Academia.
Si hablamos de tiempos de zozobra para el elenco de Avellaneda, tenemos que viajar hasta la temporada 85/86, donde la máquina del tiempo nos deja en el 27 de diciembre de 1985. Esa noche, Racing empata con Atlanta 1 a 1 con el recordado gol de Néstor Sicher, y logra la vuelta a la Primera División del Fútbol Argentino tras su complicado paso por el ascenso. Pero en medio de la algarabía, hay una situación que preocupa a todos. Por la reestructuración de los torneos impuesta por la AFA, Racing se iba a quedar sin jugar hasta el segundo semestre de 1986. Para las arcas de una debilitada Academia, que a duras penas podía sortear la delicada situación institucional, era una noticia funesta.
La primera medida que tomó la Comisión Directiva fue clara: amistosos por todo el país. En ese contexto, en marzo visitó Mendoza y venció a Deportivo Guaymallén y Huracán Las Heras. Pero los números seguían en rojo. Y allí aparece la solución perfecta: dar a préstamo al plantel, donde entre otros ya era figura Gustavo Costas.
Allí aparece otra vez Mendoza como protagonista de esta historia. Tras una disputa entre varias instituciones locales que acercaron la idea de quedarse con los futbolistas de Racing, el Atlético Argentino primereó y cerró un jugoso acuerdo. $100.000 dólares por los servicios del plantel, premios y viáticos, y la posibilidad de que practiquen de lunes a jueves en Buenos Aires, y viajen sólo para afrontar los encuentros de la Liga Mendocina.
Así, los jugadores Néstor Fabbri, Walter Fernández, Miguel Colombatti, Horacio Cordero, Ramón Medina Bello, Héctor Lamadrid, y Gustavo Costas, y su entrenador Rogelio Dominguez, entre otros, arribaron a Mendoza para defender la casaca de la Academia local. “Financieramente, el club andaba muy mal en esos tiempos. La única manera de acomodar las cosas y pagarnos los sueldos en término durante los seis meses que íbamos a quedar colgados era esta opción de “alquilar” el plantel y representar a Argentino”, opinó al respecto Néstor Fabbri en diálogo con La Nación.
El debut ocurrió el 6 de abril de ese año, con derrota 2 a 1 ante el Atlético San Martín. Fue un partido durísimo, con mucha pierna fuerte y rigor en contra de los recién llegados, que formaron con Wirtz; Fernández, Costas, Fabbri y González; Attadía (Cordero), Ortiz y Colombatti; Acuña, Olivera (Lamadrid) y Walter Fernández. La primera victoria se hizo esperar, y llegó dos partidos más tarde con una importante goleada ante el Deportivo Guaymallén por 5 a 1, con goles de Geoffroy x3, Walter Fernández, y Olivera.
A pesar del nivel mostrado por los futbolistas Académicos (los de allá y los de acá), y de que obtuvo algunos resonantes triunfos (4-1 a Godoy Cruz, 3-0 a Huracán Las Heras, 5-0 a Andes Talleres, 3-0 a Palmira), Argentino no pudo cumplir el objetivo de llegar al Nacional B por una inoportuna derrota en la última jornada ante Gimnasia.
Años más tarde, los futbolistas de Racing, entre ellos Costas, destacaron el mal trato de sus rivales en los partidos, que jugaban con pierna fuerte: " Los partidos fueron muy picantes, se metía con todo. Los últimos partidos los terminamos con varios chicos de Argentino en el banco de suplentes porque habíamos tenido algunos lesionados como Gustavo Costas y Horacio Attadía. Fue muy complicado por los árbitros también y por la agresividad que se percibía de parte de la gente, incluso desde el momento de la entrada en calor”. Recordó al respecto Hugo Lamadrid en una charla con Infobae.
Hoy, muchos años después de esa historia entre el Racing de Gustavo Costas y el Atlético Argentino, el elenco de nuestra provincia se hizo eco de la consagración de la Sudamericana, para recordar ese histórico torneo: “Capitán de aquel equipo, Costas dejó todo y no se guardó nada en aquel certamen de 1986. Por ello en reconocimiento a ese tiempo que defendió el escudo de nuestro club y los colores que él llevaba en su alma, felicitamos a Gustavo Costas, el 2 de aquel Atlético Argentino por este título de la Sudamericana junto a su Racing Club de Avellaneda”, aseguró el historiador Fernando Montaña.