Es el orgullo de la industria argentina, irrumpió en el gusto popular, se destacó por su estirpe de distinción y marcó el rumbo en el automovilismo. Toro embravecido, motorizó la Misión nacional y asombró en su presentación deportiva. El auto argentino respetado por todos, el Torino.
Tiene el respeto de todos. En las calles y en las pistas. En definitiva, el auto más allá de marcas y gustos, era el máximo representante de la actividad automotriz en el país. El Torino nació como un proyecto argentino, con la idea de combinar lo mejor de los autos norteamericanos y un estilo europeo.
A comienzos de la década de los años 60, Industrias Kaiser Argentina (IKA) acordó con American Motors Corporation (AMC) fabricar vehículos en el país. Surgieron, por ejemplo, el Rambler Classic y el Ambassador, típicos modelos americanos.
Pese al éxito de los modelos, se buscaba un producto que compitiera directamente contra el Ford Falcon y el Chevrolet Súper. Juan Manuel Fangio aportó sus conocimientos y relaciones para contactar al diseñador italiano Battista Farina, más conocido como Pininfarina, para darle el estilo europeo a la gran apuesta de IKA.
El 30 de noviembre de 1966, en el autódromo de Buenos Aires se presentó el Torino. Si bien comenzó a venderse en 1967, se lanzó con tres versiones: las cupés 380 y 380W, y el sedán 300. El más poderoso, el 380W, competía directamente con modelos importados, y ofrecía prestaciones envidiables: alcanzaba los 199 km/h y aceleraba de 0 a 100 km/h en 10,3 segundos.
Con el paso de los años, hubo cambios en motorización. La empresa pasó de ser IKA, a IKA Renault, para finalmente ser Renault Argentina. Pero quizá el cambio más significativo en el Torino fue en 1973 con el paso del impulsor de cuatro bancadas a siete. Y los Torino tres Weber alcanzó los 205 caballos, esto permitió que la cupé GS fuera el primer auto nacional en pasar la barrera de los 200 Km/h.
Como las ventas no alcanzaron las expectativas empresariales frente a sus competidores, como el Falcon y el Chevrolet Súper Sport, el automovilismo podía ofrecer un empujón importante y así potenciar la fuerza y solidez del gran Torino.
El debut en el Turismo Carretera fue significativo de la mano de dos genios, Oreste Berta y Heriberto Pronello, sacudieron al popular TC. Pero si hubo una carrera que metió al Torino en el corazón de los argentinos, fue la legendaria Misión Argentina que compitió en Alemania, en 1969. En las 84 Horas de Nurburgring, el Torino asombró al mundo al medirse de igual a igual con los máximos exponentes de la época, como los Ford, Lancia y Porsche, entre otros.
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