La felicidad tiene cara de Messi

El capitán de la Selección Argentina vivió un día especial, ya que desde que pisó nuestro país recibió el amor de los hinchas, tanto adentro como afuera de la cancha. El Messías ya es L10S para los argentinos.

La felicidad tiene cara de Messi
El álbum de fotos que Lionel Messi sobre la fiesta de los campeones del mundo (Instagram)

Un Monumental de sensaciones recorren el alma de cada una de esas más de 83 mil almas rendidas a los pies del mejor (equipo) del universo. Hay amor del bueno. Hay frenesí y desborde de felicidad. Definitivamente, es la noche de los campeones del mundo. Es la noche de las lágrimas del “Dibu” durante el himno y de la emoción de Scaloni cuando siente el hit de “la Scaloneta, la p…”. Después de todo, es verdad aquello de que las lágrimas son palabras que el corazón no puede decir. Hay sonrisas de ocasión, de alegría y las hay de felicidad plena como esa cara de Messi al escuchar el himno junto a sus tres hijos.

La historia dirá que un 23 de marzo de 2023, la Selección Argentina de Messi celebró la conquista del título mundial conseguido en Qatar apenas 95 días antes con una fiesta que quedará guardada eternamente en la memoria y el corazón del sufrido pueblo argentino. ¿Para toda la vida? Por supuesto. ¿O acaso no seguimos celebrando los títulos del ‘78 y el ‘86? La alegría no tiene por qué venir con fecha de vencimiento.

El gol 800 de The GOAT tenía que ser así: en su país, ante su gente, celebrando la obtención de la Copa del Mundo y con una de las especialidades de la casa (un perfecto tiro libre). De ninguna manera tenía que ser en París, ante esos fríos franceses que lo silbaron cuatro días antes de recibir quizá la mayor ovación que una hinchada puede ofrendarle al ídolo. Ese que sufrió y se bancó las críticas despiadadas de propios y extraños cada vez que la Selección fracasaba en su intento de ganar un título después de más de dos décadas.

El álbum de fotos que Lionel Messi sobre la fiesta de los campeones del mundo (Instagram)
El álbum de fotos que Lionel Messi sobre la fiesta de los campeones del mundo (Instagram)

Resulta difícil hacer un análisis de un partido amistoso que, de acuerdo al contexto festivo en el que se jugó, no admite demasiadas observaciones. Eso sí, otra vez Leo nos dejó una enseñanza. Porque, una vez más, el recorrido de Messi durante el partido frente a los suplentes de Panamá fue la analogía de su camino con la camiseta albiceleste. No claudicar, insistir y perseverar hasta finalmente conseguir el objetivo. Hasta hace tres meses y monedas, la zanahoria era levantar la Copa del Mundo en Qatar. Anoche, frente a los panameños, su nueva meta pasaba ponerle la frutilla a la torta con el tanto número 800 en su carrera. Ese que, al igual que el trofeo más hermoso de todos, se hizo desear. Los palos y ángulos de ambos arcos del Monumental -y los guantes del arquero José Guerra- pueden dar fe de ello.

Es una noche mágica, especial. Se siente y se vive. Y Leo lo disfruta porque sabe que es la noche de la Scaloneta, pero también es la noche del Diez. Sí, como ese programa que el Diego condujo en televisión durante uno de los momentos más felices de su vida. La figura de Leo se redimensiona entre los hinchas de la Selección, quienes ahora lo arropan como nunca antes.

Argentina enfrentó a Panamá en un amistoso internacional disputado en la cancha de River de Buenos Aires. El cotejo sirvió de festejo para la obtención de la Copa del Mundo en Qatar 2022. (Federico López Claro)
Argentina enfrentó a Panamá en un amistoso internacional disputado en la cancha de River de Buenos Aires. El cotejo sirvió de festejo para la obtención de la Copa del Mundo en Qatar 2022. (Federico López Claro)

Lo que alguna vez Jorge Valdano sintetizó con su habitual maestría para describir su magnificencia futbolística sostenida en el tiempo, a partir del título del mundo en Qatar se puede aplicar para la rutina de lo cotidiano. Messi, ahora, es Maradona todos los días también afuera de la cancha.

Desde la desaparición física de Diego, Leo se asemeja muchísimo a su reencarnación. Camina inmaculado por esa aura que sólo tienen los elegidos. Y no se trata de entrar en las comparaciones odiosas e innecesarias sobre quién fue mejor (cada uno en su época lo ha sido y tenemos el privilegio de que ambos hayan nacido en este país). Para el argentino común -hasta los que despotricaron alguna vez contra él- ver a Messi hoy es como ver a Dios. Ese endiosamiento que tercera estrella mediante lo eleva a un status superior en la percepción de la gente, en efecto, está apalancado en su capacidad de resiliencia para asimilar las frustraciones hasta que por fin pudo lograr su objetivo. Ser campeón del mundo, sí, pero también sentirse de una vez por todas profeta en su tierra. Y él lo denota a cada paso. Por eso busca el contacto con la marea de gente que lo espera en la puerta de una parrilla de Palermo, por eso levanta la mano saludando a la Centenario, la Sívori, la Belgrano o la San Martín. Como diría Román, “Leo está feli’”. Disfruta del recorrido post Mundial y se ilusiona con llegar con la magia intacta a la Copa del Mundo 2026. Se nota en su rostro iluminado ese gesto de satisfacción extrema por el deber cumplido. Su felicidad es la felicidad de cada argentino abrazando esa copa que nos llena el alma. Y sí, porque la felicidad tiene cara de Messi.

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