La situación de Lucas Paquetá es cada vez más complicada. A la bomba informativa que surgió en su momento sobre su presencia ilegal en apuestas deportivas, cada capítulo que se suma es un nuevo revés para él.
Todo explotó a mitad de este año, cuando al delantero del West Ham se le inició una investigación por comportamiento fuera de lo común en partidos que su equipo disputó por la Premier League. La sospecha está puesta en que el jugador habría forzado ciertas situaciones con el objetivo de cobrar un dinero indebido.
Luego de meses de revisión de sus actitudes en el campo, Paquetá afronta 60 casos sospechosos repartidos en las dos últimas temporadas del fútbol inglés. Puntualmente, se puso el foco sobre la excesiva e innecesaria cantidad de tarjetas amarillas que recibió, las cuales dieron ganancias por 100 mil libras.
Pero el último capítulo de esta historia es digno de una serie o película. La FA confiscó el teléfono de Paquetá durante dos meses el año pasado mientras los investigadores revisaban sus mensajes, llamadas e historial bancario, tiempo durante el cual compró un nuevo móvil. Al final lo devolvieron, pero lo recuperaron más tarde porque los investigadores querían comprobar detalles adicionales. ¿El único problema? Paquetá lo había tirado y no lo encontraba”, explicó el Daily Mail.
De esta manera, la Football Association mostró su enojo y les pidió a las autoridades que se le aplique la figura de obstrucción de la justicia, que sería un nuevo cargo a sumar además del ya establecido por apuestas deportivas. Lo más fuerte es que también solicitó como pena la suspensión de por vida para la práctica profesional del fútbol, lo que obligaría a que el futbolista de Brasil deba retirarse.
La fecha estimada para la resolución de este conflicto es marzo de 2025. Mientras tanto, el jugador podrá seguir vistiendo la camiseta de su selección e incluso se perfila para ser titular en esta doble fecha de Eliminatorias, ante las múltiples bajas de la Verdeamarela (cinco, entre ellas la de Vinicius Junior)
