El ex mediocampista de Racing, Lihué Prichoda, está viviendo una verdadera pesadilla: lleva casi dos meses varado en Venezuela y todavía no pudo conocer a su beba, Preiri, que nació el pasado 7 de febrero en la localidad bonaerense de Wilde, partido de Avellaneda, fruto de su matrimonio con Jaquelina Rodriguez.
“Jamás pensé que me iba a pasar algo así. Lo que estoy viviendo es una pesadilla que no se la deseo a nadie. Estar lejos de tus seres queridos y no poder conocer a tu hija es algo difícil de explicar con palabras. Estoy desesperado porque quiero volverme ya a Argentina y nadie me da una respuesta, ni a mí ni a los otros dos futbolistas argentinos que, hasta antes de desatarse la pandemia del coronavirus estábamos jugando en Academia Puerto Cabello de la primera división del fútbol venezolano”, arranca, contando, en una larga charla telefónica exclusiva con 442, Diario Perfil, el futbolista oriundo de Avellaneda.
Tras un breve paso por Argentino de Quilmes, club que milita en la Primera B Metropolitana, el 7 de enero, Prichoda se fue a jugar a Venezuela con la ilusión de triunfar y hacer una diferencia económica. Pero todo se desmoronó ante la inesperada aparición de la pandemia del coronavirus que obligó a las autoridades de Venezuela a suspender el fútbol. “En Academia me estaba yendo muy bien, jugué los 5 partidos de este año hasta que apareció lo del coronavirus y como el Gobierno decidió suspender el fútbol, hablé con el presidente para explicarle cuál era mi situación y de común acuerdo rescindimos el contrato. Pero ahí empezó mi verdadero calvario porque todavía no sé cuándo voy a poder volver a Argentina, porque nadie me dice nada”, agrega.
“Por suerte, el club me está pagando el hotel y la comida y también se comprometió a pagarme el pasaje de avión, pero el tema no depende de ellos, sino de la Embajada Argentina acá en Venezuela, que por el momento, no nos dio ninguna fecha cierta de regreso porque Venezuela tiene las fronteras cerradas. En total, somos más de 150 argentinos los que estamos varados en distintas ciudades venezolanas a la espera de saber cuándo vamos a poder regresar a nuestro país”, comentó.
A la espera de que algún diplomático argentino les pueda dar una respuesta, hoy más que nunca, Prichoda está atento a cualquier llamada a su celular. “Hicimos un grupo de WhatsApp (grupovaradosenvenezuela) para estar comunicados y alertas ante cualquier novedad. Pero, lamentablemente, hasta ahora nadie nos dio una respuesta concreta y los días siguen pasando sin que nosotros podamos regresar a nuestros hogares para estar junto a nuestros seres queridos. En lo personal, me quedé sin trabajo, no pude conocer a mi beba ni estar en el cumpleaños de mi mujer que fue el 20 de febrero. Y, para colmo, el 28 de junio voy a cumplir 31 años y yo sigo varado acá en Venezuela a la espera de que alguna autoridad argentina se acuerde de nosotros. Necesitamos que alguien nos dé una respuesta urgente”, concluye.