Sin discusión. No hay chances. Hoy, la Copa Argentina es actualmente el certmanen nacional por excelencia de todos los argentinos. Quedó domastrado en las útimas 24 horas. Dos grandes como Independiente de Avellaneda y River Plate se despidieron contra dos equipos del interior del pais. Se puede soñar. La hazaña esta al alcance de las manos. Lo de Patronato es historico. Y esa es la noticia. No la desilusión de River. El “Rojo” con cinco triunfos consecutivos en el certamen local ilusionaba y mucho. Pero, Talleres de Cordoba demostró porque este año jugó Copa Libertadores. Un equipo que no tiene que envidiarle nada a nadie.
Y acá en Mendoza no fue la excepción. Quilmes le jugó de igual a igual a Boca y por momentos, en el primero tiempo le tiroteó el arco. El equipo de la Primera Nacional se puso en ventaja, se quedó, se lo dieron vuelta pero reaccionó. Y mereció el empate antes del entretiempo.
En la Copa Argentina no importan nombres, pergaminos, títulos, jerarquía. El gigante juega con el más débil. Pero, suena el pitazo inicial y son 11 corazones con hambre de gloria que quieren hacer historia. Por eso hay sorpresas.
La gente de Quilmes lo demostró. Más de 5 mil personas viajaron mas de 1200 kilometros para alentar al Cervecero y montaron una verdadera fiesta en la tribuna Sur. Cuando digo fiesta... es fiesta. Folclore puro. Un espectáculo. Y con ambos públicos. Como nos gusta a todos los argentinos.
Sin embargo, todo quedó empañado por el daño que hicieron 30 estúpidos que pararon una verdadera fiesta en Mendoza. Lamentable.
Esto genera la Copa Argentina. Un certamen que te permite definir por penales. Tres de las cuatro llaves de cuartos de final se definieron desde los 12 pasos. ¿Existe alguna instancia más emocionante?
Y como si faltarán elementos para justificar la pasión de este torneo, por ahora no hay VAR. Es de decir, no se puede manosear absolutamente nada. La decisión de los árbitros y los líneas es última palabra.
La provincia de Mendoza demostró una vez más que le sienta bien este tipo de eventos. El Malvinas Argentinas fue un escenario de lujo. Con una organización impecable pero a nivel seguridad, actúo tarde con los revoltosos de la tribuna Sur y puso en peligro el bienestar de miles de familias mendocinas que coparon la platea cubierta. Pero, el partido entre Boca y Quilmes que estuvo a la altura de circunstancias.
Si dudas, que este torneo que se volvió a disputar en la temporada 2011-2012 evoluciona y crece día a día. El premio máximo de llegar a la Copa Libertadores permite soñar en grande. Uno de los pocos aciertos de los dirigentes del futbol argentino en los últimos 10 años. Que continúe.