El 2023 de Ayelén Liberal no pudo ser mejor. “Estoy muy contenta con este año, repleto de cambios, que me trajeron muchas cosas positivas”, dirá durante la entrevista esta rivadaviense que hace unas semanas ganó por segunda vez consecutiva la Ushuaia Trail Race. Y mientras hace equilibrio entre la parte deportiva y otros aspectos personales de su vida, aceptó un mano a mano con Los Andes.
- Parece que Ushuaia y ganar se asocian muy bien a tu nombre...
- Parece (risas). Este año cambiaron la primera parte del circuito y quedó en 50K. Fue diferente, porque el clima hizo que fuera una carrera muy exigente. Tocó un día hermoso, pero en muchos trayectos, hubo barro. Ushuaia Trail, de por sí, es muy técnica. Y a esto se le sumó el barro y la nieve. Fue una carrera totalmente distinta, porque tiene muchas raíces, lo que obliga a pisar con más cuidado. A esto hay que sumarle el barro y, saliendo del bosque, viene como una piedra laja. Después tiene la turba (NdR: musgo), que es como si pisaras una sopapa (risas).
- ¿Varió mucho la preparación respecto del año pasado?
- Justo ha sido un año de cambios: tuve que cambiar entrenador porque el anterior se fue al exterior. Ahora, este entrenador nuevo tiene una mirada diferente a la que tenía el anterior. Entonces, la manera de entrenar cambió un momento. Ha sido un proceso que he disfrutado muchísimo.
- ¿Costó la adaptación?
- ¡Nada! Al principio tenía cierto temor porque esta nueva forma es más volumen, pero no me costó. Me entusiasmó mucho la propuesta del entrenador, entonces en la exigencia está el gusto. Lo he disfrutado muchísimo este proceso.
- Alguna vez hablamos de tus rutinas; ¿eso cambió mucho ahora?
- Si, cambió un poco. Estoy dedicándole más tiempo al entrenamiento. Por suerte tengo mi gente querida que me hace el aguante.
- ¿Cómo manejas los desafíos físicos y mentales durante la competencia?
- Hay mucho ejercicio mental, porque entrenamos piernas, estómago y ciertas variables, pero la cabeza es difícil. En esta carrera me pasó que llegó un momento en que dije ´no quiero más barro´. Pero hay algo que tira para adelante, que para mí tiene que ver con el contexto de correr en montaña; no quiero que me gaste el desgaste por correr en el barro. No quiero que me gane. Y si las piernas me responden, ¿por qué no voy a seguir? Es un diálogo agarrándote de las cosas positivas que te están pasando en ese momento.
- En el día de la competencia, ¿tenés alguna rutina específica?
- No, aunque si un cuidado previo en la alimentación durante la semana previa. Pero después, intentar dormir lo que más se pueda, aunque es difícil porque no dejas de trabajar en la semana previa. Pero tener un ritual, no. Apenas pedir permiso a la montaña antes de iniciar la competencia y agradecer al final.
- ¿Cómo definís el éxito en una maratón?
- El éxito tiene que ver con otros factores que no son ni la posición ni el tiempo. Tiene que ver con esos momentos donde uno tiene que ganarle a la cabeza; eso es un éxito. El llegar entera corriendo, es un éxito. El que hayas podido reír o llorar de emoción, es un éxito… Claro que la posición suma, no voy a negarlo, pero no es lo que a mí me motiva. Uno no corre por una posición o por el tiempo. Al menos yo no. Disfruto mucho no solo del proceso, sino de estar carrera. Es súper atractivo.