A esta altura de su carrera, Juan Manuel Elordi siente que Independiente Rivadavia es un equipo hecho a su medida y por eso el sueño de ascender a la Liga Profesional.
El Pipa, como todos lo conocen, fue uno de los grandes protagonistas en la gran fiesta del fútbol mendocino en ese cierre espectacular de la primera rueda de la Primera Nacional, con el choque entre la Lepra y Deportivo Maipú, que deslumbró a propios ajenos, con triunfo azul y liderazgo incluído.
Esa tarde en el Gargantini, el Pipa Elordi clavó un golazo que despertó la locura de los simpatizantes y trajo confianza para el resto del encuentro. “La hinchada de Independiente es impresionante”, confiesa. Y de inmediato agrega: “Es increíble; tremenda. Además, acompañan a todos lados”.
Es un personaje curioso Juan Manuel Elordi. Instalado en Mendoza junto a su esposa Martina, su pequeña hija Sofía y su perro Fito, disfruta de las virtudes de la provincia.
“Es una provincia muy linda. Con una ciudad grande, donde siempre hay algo para descubrir o hacer”, sostiene el jugador, nacido hace 28 años en Saladillo, provincia de Buenos Aires.
Este defensor, que se terminó de formar en las divisiones menores de Racing Club, camina con una sonrisa a cuestas y se destaca por ser el peluquero del plantel leproso. Luego de remarcar que es “barbero”, confiesa que por sus manos pasan sus compañeros cada vez que quieren retocarse la estética. Las cabezas del plantel, al alcance de su mano cada fin de semana.
La historia, puertas adentro, tiene sus rituales. Antes de cada partido, son varios los que se cortan el pelo o se hacen algún retoque para mantener la cábala. Y Elordi siempre está predispuesto a darles el gusto.
“Hice un curso de barbería hace un año y medio más o menos y como durante las concentraciones o después de los entrenamientos tenemos bastante tiempo libre, decidí ocuparlo en algo que me gustase. El año pasado le cortaba el pelo a todos mis compañeros y también se sumaban jugadores de otros clubes. Vine a Independiente Rivadavia y al principio no confiaban mucho. Ahora le corto a casi todos”, dice con una sonrisa.
- ¿Cómo surgió el tema de ser barbero, estabas por dejar el fútbol o por un tema personal?
- Pasa que siempre me corté el pelo yo solo. Me lo teñía inclusive y en Uruguay tuve un compañero que cortaba el pelo. Se me ocurrió hacer lo mismo. Hice el curso de barbero y empecé de a poco. Nosotros en las concentraciones o después de entrenar tenemos bastante tiempo libre.
-¿Quien fue al primer cliente?
- Alejo (Distaulo) fue al primero que le corté y le hice un desastre. No se quiso cortar más el pelo conmigo (Risas). Después le agarré la mano y ya sé hacer buenos cortes.
- ¿A quiénes les cortás?
- A todos.
- ¿A Distaulo también?
- No, Alejo no se cortó más el pelo conmigo (Risas).
- ¿Algunos se cortan antes de cada partido, por cábala?
-Sí, más que nada por cábala. El día del partido siempre se cortan el pelo Abecasis, el paragua Alex Arce y Matías Reali.
- ¿Vinieron bien los días de descanso tras una primera ronda exigente y con mucho desgaste?
- Fueron pocos días, pero vinieron bien para descansar un poco. La cabeza, más que nada, y para disfrutar de este momento que estamos viviendo. Queríamos recargar energías para seguir, porque todavía falta la mitad del torneo.
- Están viviendo un buen momento...
- Estamos muy contentos y en lo personal es un buen momento.
- Qué zapatazo que metiste...
- Me quedo ahí y le pegué. Pasó entre un par de piernas y justo salían dos defensores y entró ahí al palo. Creo que vienen dos corriendo de frente y le pegué por abajo para ver si pasaba. Además, la cancha estaba mojada y el remate salió rapidísimo.
- ¿Alguna vez habías jugado con un escenario similar, colmado de hinchas?
- El año pasado en la final del Federal A. Había gente de las dos hinchas porque fue en cancha neutral. También en el clásico entre Villa Mitre y Olimpo. Pero esta fue una fiesta impresionante, por el recibimiento y porque cuando estaba por terminar el partido, lo que pasó en las tribunas fue tremendo. Todo salió redondo: la gente estaba ansiosa de ganar y peleábamos la punta. Se festejó el doble y fue un desahogo.
- Contame un poco más sobre tu recorrido futbolístico...
- Arranqué jugando en Saladillo, en mi ciudad. Después me fui a Racing Club, con edad de quinta división. Estuve tres años ahí y llegué a jugar en Reserva. De ahí, me fui a Tristán Suárez, donde firmé mi primer contrato. Estuve un año y pasé a Brown de Madrid, en la Primera Nacional, donde estuve seis meses, pero no jugué. El técnico nunca me tuvo en cuenta. Pasé a Sol de Mayo de Viedma, en el Federal B. Ese año que estuve, ascendimos al Federal A. Continué dos años y nos agarró la pandemia. Emigré a Uruguay, donde jugué seis meses. Cuando pegué la vuelta, fue a Villa Mitre y desde el año pasado estoy acá en Mendoza.
- ¿Qué te tentó venir a probar suerte en Independiente Rivadavia?
- El año pasado perdimos la final, fue un golpe duro y decidí descansar un poco. Fue entonces cuando me llamó mi representante y me dijo que Alejo Distaulo, un gran amigo, había arreglado en Independiente y me preguntó si me interesaba, porque también me querían. Obvio dije que si, porque es un club con mucha historia en la categoría. Además, la idea era armar un equipo para pelear arriba. Hablé con Ever (Demalde), que estaba en ese momento, y me dio su punto de vista, que quería de mi juego. Me convenció.
- Digamos que Independiente Rivadavia es un equipo hecho a tu medida...
-Sí, porque me agarra en un buen momento. El año pasado tuve un buen campeonato y me encuentra maduro de la cabeza; algo que es importante. Siempre supe que era un desafío y quería demostrarme que estaba a la altura.
- El equipo siempre fue ofensivo y Berti le dio equilibrio...
- Ni bien llegó, Alfredo lo primero que nos dijo fue que venía a a corregir cosas del fondo para quedar mejor parados. Nos veía bien atacando, pero necesitaba corregir eso. Así encontramos una regularidad, algo que es difícil en la categoría.
- El grupo está firme...
- Es que estamos todos con el mismo objetivo, disfrutando. Sin embargo, falta mucho y no tenemos que aflojar. Cuando los resultados se dan, todo es más suelto entre jugadores, cuerpo técnico y dirigentes. Estamos en una buena racha y hay que seguir con la misma confianza.
- ¿Cómo te ha tratado la provincia desde tu llegada?
- Me gusta mucho la ciudad y tiene mucho para recorrer. Con mi familia, siempre que tenemos tiempo, salimos a recorrer un poco.
- ¿Con qué te ilusionas?
-Particularmente tengo el deseo de estar bien con mi familia. Además, ahora sueño con el ascenso a la Liga Profesional con Independiente Rivadavia.
- Los hinchas te reconocen el sacrificio...
-Son tremendos los hinchas de Independiente; están en todos lados. Vas algún lado y siempre te reconocen. Y ahora que estoy con el pelo teñido, mucho más (Risas).