Independiente Rivadavia no tuvo un buen primer tiempo en el Sur Bonaerense. Más allá de un arranque prometedor, el equipo de Alfredo Berti se fue desinflando hasta mostrar una imagen deslucida y casi sin ideas para vulnerar a un Banfield que tampoco estuvo plagado de virtudes.
La Lepra sufrió sobre la derecha con las corridas de Di Luciano, quien fue un dolor de cabeza para la defensa visitante, con peligrosos centros que fueron la clave para abrir el marcador cuando la etapa llegaba a su fin. Más allá de la intensa presión azul, en el amanecer del encuentro, el local resolvió con lanzamientos largos esta predisposición táctica del conjunto mendocino y lo expuso en reiteradas ocasiones.
Sin embargo, ni unos ni otros tuvieron certezas para los metros finales del campo. Apenas algunos destellos del colombiano Villa en la Lepra, algo de Ham también en la visita y un poco del Kitu Díaz en el Taladro. El resto, demasiado contenido, apegados al rol que les tocó en suerte.
Esa presión del comienzo se fue apagando con el correr de los minutos, cuando el local decidió no jugar más en corto y apostó a lanzamientos largos. La Lepra quedó a mitad de camino entre continuar el plan previsto y la disputa de las “segundas jugadas”. Di Luciano siguió siendo el principal argumento de Banfield.
Pasado el cuarto de hora, el encuentro ganó en intensidad y disputa, aunque no se tradujo en emociones sobre los arcos. La Lepra fue un conjunto de imprecisiones de cara al arco rival y casi no tuvo situaciones de riesgo.
Sobre los 23′, Falcón Pérez recibió el llamado del VAR luego de una acción que dio en la mano de Ríos y paralizó los corazones mendocinos. Finalmente, luego de una charla por intercomunicador, el árbitro continuó el juego desde un saque lateral. Respiró el Mundo Lepra.
Más allá de algunas buenas intenciones, el encuentro fue cayendo en una redundancia de intentos e imprecisiones. La media hora de juego ya exponía la pobreza de unos y otros para vulnerar la valla rival.
Y en ese prestarse la pelota y los espacios, Banfield encontró una ventaja en el área mendocina y lo aprovechó. Cañete, sobre los 40′. ¿El camino? A través de Di Luciano, el hombre más desequilibrante en el local, que justificó la ventaja desde lo emocional, pero para nada desde el juego.
Para el cierre quedó la dura lesión del Kitu Díaz, quien fue a disputar un balón sobre el sector izquierdo del ataque local y sufrió una torción en su tobillo izquierdo. Tuvo que abandonar el campo de juego en camilla y ahora deberá esperar los estudios para saber la gravedad de la lesión.
Banfield comenzó mejor el complemento. Rivera mató un centro de pecho y metió una chilena que fue a dormir a las manos de Centurión. Fue un aviso. El Taladro apuesta los duelos mano a mano para progresar en el campo, mientras Independiente Rivadavia no consigue darle sentido a la circulación de balón y luce desconectado de su ofensiva.
Se esperaba una reacción de Independiente Rivadavia, aunque lo que llegó sobre el cuarto de hora del complemento fue el segundo gol local. De Ritis tomó un rebote en la puerta del área y venció a Centurión con un remate bajo, al palo izquierdo del exRiver.
Berti decidió mover el banco en la búsqueda de respuestas, pero no consiguió modificar el rumbo del partido, que desembocó en una lluvia de centros al área de Banfield, sin éxito alguno.
Segunda derrota en tres juegos para Alfredo Berti, que por ahora no consiguió modificar la anemia creativa de equipo del Parque. Mucho deberá trabajar el Gringo para torcer un rumbo que por ahora lo tiene en descenso directo.
La próxima chance para recuperarse será el viernes próximo, desde las 21, ante Instituto de Córdoba.
