Disconforme, sabiendo que el empate lo aleja del sueño de la final por el primer ascenso a la Liga Profesional 2024, Independiente Rivadavia se volvió masticando bronca de Caseros tras el 0-0 ante Estudiantes.
Las condiciones del local, sostenidas sobre veloces transiciones para encontrar los espacios rivales en la búsqueda del arco, le dieron a partido una dinámica que tal vez no estaba en los planes de Alfredo Berti. Sin embargo, con el correr de los minutos, el plan para quitarle ritmo al rival, haciendo correr el balón y con vértigo en los metros finales, pareció darle un golpe de efecto apenas pasado el cuarto de hora inicial. Con los laterales más contenidos que en otras oportunidades, la Lepra se sostuvo desde la pelea territorial que diseñó en el mediocampo, ofreciendo un juego físico para desconectar la velocidad ofensiva del once de Caseros.
Algún remate de media distancia de Victorio Ramis, algún pase entre líneas que no llegó a conectar Matías Reali y la disposición de siempre para pelear la posesión del balón con mucho coraje. Esos fueron los argumentos de Independiente Rivadavia, que consiguió alejar el juego de su arco y casi no pasó sobresaltos, más allá de algunas acciones que llegaron vía aéreo desde las bandas.
El juego entro en un ritmo físico y algunas patadas se pasaron de rosca. El flojo arbitraje de Nahuel Viñas permitió que ambos equipos se fueran al descanso sin expulsados.
Aunque el local intentó imponer un ritmo frenético (el juego que mejor le sale y que más le gusta), el elenco mendocino rompió la conexión ofensiva en la zona media y desconectó los caminos a Tomás Bolzicco, quien no tuvo siquiera una chance clara ante la valla leprosa.
Sin embargo, la mayor certeza para el once de Berti quedó de manifiesto con el final de la primera etapa: extraña horrores la potencia y el buen juego aéreo del paraguayo Alex Arce.
El empate sin goles dejó en claro que ninguno encontró la forma de romper el cerco defensivo planteado por su rival, más allá de las deficiencias que cada uno mostró a la hora de buscar los caminos al gol.
El descanso le dio nuevos impulsos a Independiente Rivadavia, que se paró unos metros más adelante en el campo de juego, aunque siguió carente de una referencia ofensiva y casi no pesó en la búsqueda del resultado.
Estudiantes (C), sorprendido por la determinación rival, intentó desde la velocidad hacia las bandas y fue peligro sobre el sector izquierdo, cuando encontró en Tomás Blanco algunos buenos lanzamientos para la corrida de Tomás Fernández.
El encuentro cayó en una revolución sin ideas, donde la recuperación inmediata se transformaba en un error que devolvía el balón al rival. El Pincha elegía cambiar el sector por donde atacar, aunque sin precisión a la hora de buscar la cabeza de Bolzicco._Mientras, la Lepra buscaba conectar desde el juego interno de sus hombres más adelantados, aunque sin poder darle precisión a esos metros finales. El local proponía un embudo donde caía constantemente el once mendocino.
Sobre el cuarto de hora, ya no había un dominador natural y cada uno intentaba desde lanzamientos largos. Sin precisión, el partido se tornó peleado y casi sin ocasiones para abrir el marcador. De allí que los entrenadores comenzaran a mover los bancos de suplentes.
¿Lo más claro? Remates de media distancia que no casi nunca tuvieron dirección ni la fuerza necesaria para inquietar.
Un lujo innecesario de Reali le dio la gran ocasión al local, aunque el remate de Matías Lugo se terminó yendo por encima del travesaño. Fue el impacto que necesitó el Pincha para ir por más. Así, sostenido por una buena intervención de Maximiliano Gagliardo, la Lepra se salvó tras un remate de Matías Garnerone.
Así se terminó de configurar un empate que, más allá del valor que tiene haberlo conseguido en condición de visitante, dejó gusto a poco porque hoy el líder, Chacarita Juniors, le puede sacar más diferencia.
Todas las estadísticas de Estudiantes de Buenos Aires vs. Independiente Rivadavia por la Copa LPF:
