La Lepra está a un partido de vivir el momento más glorioso de toda su historia futbolística. La victoria como visitante ante Deportivo Maipú y el empate de Chacarita Juniors, ambos partidos jugados el domingo por la tarde, le permitieron a Independiente Rivadavia quedarse con el primer lugar de la zona B, por lo que el Azul es el primer equipo confirmado para jugar la gran final que definirá el primer ascenso a la categoría máxima del fútbol mendocino.
Además, sumando los puntajes de ambos grupos, la Lepra es el mejor equipo de toda la categoría, por lo que hay motivos de sobra para ilusionarse con un segundo equipo mendocino en el fútbol grande. Y, aunque el equipo se lució en su totalidad durante todo el campeonato, uno de los estandartes y pilares de Independiente Rivadavia fue su arquero, Maximiliano Gagliardo.
Y es que el portero no solo fue clave para mantener invulnerable el arco leproso -incluso en partidos que terminaron en victoria para el equipo mendocino-, sino que, además, se convirtió en un referente del plantel Tanto que atajó en el partido de ayer, contra Maipú, saliendo de un cuadro de fiebre y habiendo tenido 40°C de temperatura en la semana. Podría decirse que Gagliardo no solo voló debajo de los tres palos durante el último partido de la primera fase, sino que -además y metafóricamente hablando-, también “voló” de fiebre. Pero se necesita más que eso para vulnerar al arquero de “La Lé”.
“Esta final es toda de mi señora. Estuve este año solo acá y ella se hizo cargo de todo allá, de mis hijos, de mis cosas. Estuve con vómitos y fiebre esta semana y se vino en auto para cuidarme”, declaró Maxi Gagliardo, eufórico y emocionado, y luego de la victoria que le aseguró el primer puesto ayer.
El arquero de Independiente Rivadavia, con 40 años, va en busca de su cuarto ascenso (ya lo consiguió con Los Andes, con Arsenal de Sarandí y con Barracas Central). Y esta vez lo hará en representación de un club mendocino.
“A esa altura de mi vida (NdA: cuando ascendió con Barracas Central en 2021) pensaba que nunca iba a llegar a jugar en Primera, se dio y pude dejarles un mensaje a mis hijos”, contó Gagliardo en una entrevista con Los Andes hace poco más de un mes, en la previa a uno de los partidos claves de la Lepra. En aquel momento, el guardameta tenía 36 años. Y si así lo vivió hace algunos años, ¡ni hablar de cómo está viviendo en este momento, que puede marcar su cuarto ascenso a Primera en cuatro décadas de vida!
UNO DE LOS MEJORES ARQUEROS DE LA CATEGORÍA
Maximiliano Gagliardo nació en Chivilcoy hace 40 años, y a lo largo de toda la primera fase fue una pieza fundamental en la Lepra. Y también asoma a serlo de cara al partido más importante que jugará el Azul del Parque en toda su historia.
“Hay una ilusión que te la transmite el club, por el buen momento dirigencial, que hacen todas las cosas muy bien, y por la gente que tiene una emoción y una alegría en la que sentís que no les podés fallar. Por eso, es imposible no ilusionaste; salgo a la calle a comprar y la gente me dice: ‘¡vamos, que este año se nos da!’ Nos ilusionamos, pero siempre con los pies sobre la tierra, sabiendo que es un torneo muy duro y con muy poco premio para tantos equipos”, destacó en la misma entrevista de hace un mes Gagliardo.
Con 68 puntos, la Lepra mendocina superó en la tabla general a Chacarita (67 puntos) y sacó el pasaje para la final por el primer ascenso. Del otro lado, en la zona A, Agropecuario, Almirante Brown, San Martín de Tucumán y Estudiantes (Río Cuarto) son los 4 equipos con chances matemáticas de ganar la zona y enfrentarse a la Lepra en esta primera finalísima. El detalle es que, sea quien sea que gane la zona, lo hará -como mucho- con 61 puntos, 7 menos que Independiente Rivadavia y habiendo jugado dos partidos más (la zona A tiene 19 equipos y la B, 18). En pocas palabras, la performance de la Lepra y de los 3 equipos que llegaron con chances a la última fecha de la zona B ha sido superior a la de los 4 equipos que llegan con chances en la zona A.
“Uno sueña con quedarse a vivir acá (NdA: en Mendoza), me sentiría muy feliz. Me siento muy a gusto, la ciudad es muy linda y la gente es maravillosa. Y mi familia está en Buenos Aires; tengo dos hijos, uno de 17 y una nena de 14 años y, junto a mi mujer, me están haciendo el aguante para que podamos cumplir el sueño. Es difícil, pero vale la pena el esfuerzo”, contó Gagliardo a Los Andes en septiembre.
EL MANO A MANO DE MAXI GAGLIARDO CON LOS ANDES
A POR EL CUARTO ASCENSO
Antes de lograr el ascenso a Primera con Barracas Central, Gagliardo contó que -alguna vez- alguien le dijo a su hijo que su papá era “un fracasado” porque “nunca iba a llegar a Primera”. Pero, tras ascender con Barracas Central, Gagliardo se sacó esa espina (más allá del comentario con mala intención).
“Hasta los 36 años no sabía lo que era jugar en Primera División, pensaba que quizás no lo iba a jugar nunca. Ese año me cambió la vida para bien, y gracias a Dios pude darles un mensaje a mis hijos, de que esmerarse, trabajar y no bajar los brazos jamás trae premio. Y hoy soy el tipo que trae los ascensos o el que más acostumbrado está a eso”, contó el arquero leproso.
“Desde que llegué se lo digo a los chicos: vine acá a salir campeón, y no le tengo miedo la palabra campeón, porque es lo que deseo. Está bueno pedirlo y que el universo te lo devuelva”, concluyó.