El mendocino Ignacio Francisco Erario, de 28 años, fue una de las grandes figuras del 21k de Buenos Aires disputado el pasado domingo, donde expuso su talento y profesionalismo para “seguir el ritmo de los africanos”. Durante 17 kilómetros, a un ritmo que no dejó de sorprender, el mendocino mostró que la propuesta de la previa no parecía una locura. Solo se trataba de volar bajito.
El mejor fondista argentino del momento se prendió al ritmo de keniatas y etíopes y, aunque en los tramos finales tuvo que bajar, recibió su gran premio: además de consagrarse nuevamente campeón nacional de media maratón, produjo una marca espectacular: terminó séptimo, con 1 hora, 1 minuto y 11 segundos.
El vencedor fue el etíope Gerba Beyata Dibaba, con 1h00m24s, después de quebrar en los últimos tramos al keniata Cosmas Mwangi Boi, el gran animador de la prueba y a quien aventajó por apenas un segundo. El podio lo completó otro keniata, Richard Yator, con 1h00m44s.
“Pude integrar el pelotón con los atletas africanos. Cuando faltaban unos cuatro kilómetros produjeron el cambio de ritmo que fue más difícil para mí, me quedé un poco solo en ese tramo y perdí algunos segundos valiosos. Pero igual estoy muy feliz con esta marca”, dijo Erario.
Se trata de la mejor marca lograda por un atleta argentino en suelo nacional (la anterior también era de Erario, 1h01m58s el año pasado en este 21k) y la segunda de la lista argentina absoluta, sólo superada por el récord que Antonio Silio (1h00m45s en Suiza) mantiene desde 1998.
“Ahora pienso que es posible llegar al récord de medio maratón en algún momento... antes parecía tan lejano. Estuve entrenando en Mendoza, no pude prepararme en la altura, pero ya lo haré”, sostuvo Erario.
En abril, el fondista también había ganado –en difíciles condiciones climáticas y corriendo en solitario- el maratón de Santa Rosa. Volverá a atacar esa distancia en el Maratón de Buenos Aires, el próximo 22 de septiembre, y para el futuro espera convertirse en un gran especialista de esa clásica distancia.
“Durante julio sumé muchos kilómetros, formé la base para llegar en buena forma al maratón. Y mi objetivo es clasificar para el Campeonato Mundial del 2025 en Tokio”, anticipó.
- ¿Cómo viviste esta edición? ¿Fue diferente a las anteriores?
- La viví con muchas expectativas. Mi hija estaba por nacer y no sabía si iba a poder viajar (risas). Recién el jueves me dijeron que me podía ir tranquilo. La verdad es que estaba con un poco de ansiedad de que no fuera a nacer.
- Durante 17 kilómetros corriste al ritmo de los atletas africanos ¿hiciste ya un análisis de eso?
- La idea era seguir con ellos. Lo tenía planteado desde antes. Me sentía muy bien. Sabía que estaba para correr a un ritmo de 2′53′' y es lo que salió. La idea era aguantar lo más que pudiera. Sin embargo, desde la mitad aceleraron el paso y los pude aguantar un poco y luego se me fueron un poco los parciales. Estaba cansado. Igual es un montón. El análisis que hago, viendo los videos que me pasaron y corriendo al ritmo de los africanos, es de locura.
- ¿Cómo fue la preparación para correr los 21K de Buenos Aires?
- Fue orientada al maratón, porque después de correr en La Pampa, estoy convocado para el Sudamericano de Maratón, se va a desarrollar en Buenos Aires, el 22 de setiembre. Toda esta preparación, desde junio, fue orientado en ese sentido. La competencia superó mis expectativas. Durante Julio fue el mes de más carga. Fue una preparación dura, no voy a mentir.
- Lograste una marca tremenda...
- Es la segunda marca histórica, mejor marca histórica hecha en suelo argentino y quinta a nivel Sudamérica. Estoy contento por eso y sé que estoy para mucho más. Sé que puedo bajar el récord argentino con una buena preparación. Este no es mi techo; más bien lo veo como un piso para correr en la elite mundial.
- La propuesta de seguirle el ritmo a los africanos fue tremenda y tuvo su premio, nuevamente sos campeón nacional de Media Maratón...
- Más o menos sabía que iba a ser campeón nacional. El desafío principal era seguir el ritmo a los keniatas. La idea era mostrar que se les puede ganar, que no son imbatibles.
