Como ese cielo en el que conjugan las estrellas que lo iluminaron, la felicidad es de color celeste. Lo demuestra el hit que cantan los jugadores en el campo de juego (”¡Gutiérrez ya salió campeón, Gutiérrez ya salió campeón...!), la copa que recibió el emblemático Nico Arce y las medallas que cuelgan del cuello de cada uno de los players. También lo afirman los números y el juego. Porque el Celeste fue el mejor de los 18 equipos que participaron del Torneo Transitorio de la Liga Mendocina: el que más partidos ganó, el que más goles convirtió y el único que no perdió a lo largo de este camino de 11 partidos que sirvió para ponerle un moño a una temporada 2020 que quedará marcada por la maldita pandemia que nos afecta.
El Celeste canta, ríe y llora de felicidad. ¡Y bien merecido lo tiene! Porque se hizo cargo del traje de candidato y apostó por un fútbol ofensivo y directo que le hizo sacar más del ochenta porciento de los puntos en juego. Porque tuvo un arquero y una defensa (con Elio Díaz como estandarte) siempre bien paradas. Porque los mediocampistas se asocian cuando tienen el balón y se matan por recuperarlo cuando no lo tienen. Porque Nico Arce demostró que su zurda sigue intacta y porque tiene a los mejores delanteros del fútbol doméstico. En ese lugar del campo, su DT posee variantes para elegir: Tejerina, Carmona, Guzmán, Roselló. Claro que en estos dos últimos partidos (la semifinal y la final) el mejor delantero resultó ser Nicolás Salinas. Otrora lateral, el ex Godoy Cruz se anotó nada menos que con cinco goles en dos partidos. Cuatro de ellos, tirando la diagonal para llegar para definir por el segundo palo. Una muestra gratis del fútbol que desplegó el equipo dirigido por Rodrigo Alessandrello y preparado físicamente por el histórico Manolo Rodríguez, un experto en la materia de formar grupos exitosos.
La final de ayer en cancha de San Martín quedará en la historia por el trámite cambiante, por el ritmo y los golazos. Cuando nada había pasado, Joaquín Royo sacó un derechazo imparable que se clavó en el ángulo de Grande. Golazo e ilusión de Talleres, que planteó el pleito de manera muy inteligente (mérito de Seba Piozzini y su CT). Claro que ahí nomás, Tejerina anticipó a todos y puso el 1-1 con un frentazo al segundo palo.
El click se produjo a los 9′ del complemento, cuando Gutiérrez había empezado a hacerse dueño y Manino le puso el brazo a un zurdazo de Arce con destino de red. Penal y expulsión. El Cele 2-1 arriba y con un hombre más. Pero el Matador fue puro corazón, se puso 2-2 con el histórico Sanfilippo y, acto seguido, Periale casi convierte un golazo casi de mitad de cancha. La jerarquía de Gutiérrez inclinó la balanza y la goleada desató una fiesta celestial.