No son fáciles los días para Alberto Márcico (60), ex jugador y estrella de Boca Juniors. Es que graves denuncias por supuestas estafas inmobiliarias fueron presentadas en la Justicia y ahora “Beto” y sus hijos son investigados.
La acusación judicial tiene la firma de un viejo conocido, el ex arquero Martín Herrera (50), con quien compartió plantel en la década del 90 en el Xeneize. Además, una mujer denunció a Márcico por irregularidades con departamentos y cocheras.
Según consigna diario Clarín, el ex guardametas Herrera le reclama al histórico enganche cinco departamentos en pozo que le compró pero nunca entregó. Aunque el ex Ferro se defendió y aseguró que se trató de un prestamo.
El demanda total llega a casi 1 millón y medio de dólares. La historia se remonta a 2008 cuando Márcico creó la sociedad “Edificio Migueletes 1268 SRL” y le ofreció a Herrera la posibilidad de invertir una torre que iba a construir en Palermo. El arquero puso 300 mil dólares a cambio de algunos departamentos, según el expediente al que tuvo acceso Clarín.
Por algún motivo tres años más tarde la operación se canceló y “Beto” le devolvió la plata a su ex compañero. No obstante, Herrera volvió a invertirla y le compró a Márcico dos departamentos en Roosevelt 3607 por 80 mil dólares cada uno. Más tarde, volvió a adquirir tres unidades de Migueletes al 1200 por 255 mil dólares, 155 mil dólares y 165 mil dólares en efectivo. A cambio, “Beto” le entregó boletos de compra venta.
Lo que denunció Herrera es que nunca le entregaron los departamentos en cuestión. Él vivía en Córdoba y no estaba muy encima del tema pero ante la demora empezó a insistir. “Tengo que solucionar un problema”, se excusaba Márcico según palabras del denunciante. Después le dijo que estaba con dificultades económicas y que iba a tener que vender. “Quedate tranquilo que yo te cubro”, le habría dicho el enganche al arquero.
Hasta que alguien le avisó a Herrera que los departamentos que él había comprado en Capital Federal estaban en venta con aviso y todo. Entonces el arquero llamó al número de la inmobiliaria que los ofrecía y uno de los representantes no solo se lo confirmó sino que le dio la noticia de que todas las unidades del edificio de Roosevelt habían sido vendidas.
Herrera viajó a Buenos Aires y las malas noticias siguieron: en los departamentos de Migueletes había gente viviendo. Ahí fue cuando el arquero inició una demanda judicial contra su amigo el año pasado, información que se desprende del informe que publicó Clarín.
“Hubo una doble venta de los departamentos y, en algún caso, hasta una tercera”, aseguró una fuente del caso.
Lo que hasta ese momento podía llegar a interpretarse como una diferencia entre dos conocidos tomó otra dimensión cuando los investigadores notaron que había otra demanda similar contra Márcico. La denunciante era Marta Zulema Rondinella (72), dueña de una financiera con vínculos a los pases de futbolistas, que contó que a fines de 2016 decidió invertir 750 mil dólares en una torre que la sociedad “Edificio Migueletes 1268 SRL”, que también integran Lucas (32) y Pablo (35), hijos del ex jugador de Boca, Gimnasia, Ferro y Toulouse de Francia, iba a construir en Benito Quinquela Martín 1753, en Barracas.
Según el relato de la empresaria, pactaron la entrega de los 16 departamentos y 6 cocheras para el 1° de mayo de 2018. Eso no ocurrió y como el ex jugador tampoco le daba una respuesta a sus reclamos, empezó la vía formal. Primero cartas documento y luego un juicio de escrituración ante el Juzgado Civil N° 29, que ordenó el embargo del edificio.
Un año después, “Beto” reconoció la venta de los departamentos y las cocheras a Rondinella, la recepción del dinero y la entrega de los boletos. En aquel acuerdo, Márcico le entregó la posesión de las propiedades a la mujer.
La sorpresa vino cuando la compradora fue al lugar a certificar que todo estuviera en condiciones y se encontraron con que varios de los departamentos estaban ocupados. Pero iba a haber más: al enterarse de lo que había pasado, Lucas Alberto Márcico, gerente de “Edificio Migueletes 1268 SRL”, declaró en el expediente que su padre se había extralimitado en sus funciones y que 10 departamentos ya se habían entregado a personas que denominó “boleto habientes”. Lucas dijo también que los boletos que tenía Rondinella eran una suerte de garantía de los 750 mil dólares que les había entregado.
Después de aquél episodio, los Márcico le ofrecieron a la mujer una operación similar en Quinquela Martín 1753, bajo la condición de no solicitar información al Registro de la Propiedad Inmueble.
La sospecha de los investigadores
Lo que los investigadores sospechan es que al hacer las ventas por boleto, al no quedar inscriptas, Márcico podía vender un mismo departamento a varias personas.
La causa contra “Beto” y su hijo Lucas tramita en el juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Nº 39. El fiscal Andrés Madrea pidió la unificación de las dos denuncias y ordenó a la División Defraudaciones y Estafas de la Policía de la Ciudad hacer un relevamiento en cada uno de los departamentos en disputa para saber si están habitados y bajo qué título. En varios casos, los investigadores detectaron que las personas que viven allí también le habían dado el dinero a Márcico y a cambio recibieron un boleto de compra venta.
La realidad es que la torre de Roosevelt también parece estar “floja de papeles” ya que, según surge del expediente, ninguno de los departamentos se pudo escriturar por un “problema con la constructora”.
“Lo que él dice es que esto era a modo de un préstamo, que los boletos de los daba como garantía o aval. Pero ese no es un instrumento adecuado para responder ante un préstamo. Herrera tampoco es prestamista y en el caso que hubieran acordado algo así, igualmente Márcico durante dos o tres años no le dio respuestas a su amigo”, dijo a Clarín una fuente con acceso al expediente.
“Beto” y Lucas Márcico están citados a declarar este miércoles y jueves ante el juzgado N° 39. Presentarían sus testimonios por escrito. Consultado por este diario, el ex 10 de Boca dijo su versión de los hechos se la brindará a la Justicia: “Prefiero hacerlo en el lugar que corresponde”.