El Club Mendoza de Regatas volverá a tener un representante olímpico en los Juegos Olimpicos de Tokio 2021. Se trata de Gastón Alto quien irá a la cita tras imponerse hace unas semanas en el preolímpico disputado en Rosario. Una alegría para el deporte mendocino, pero principalmente para la familia del Lago que suma otro deportista en la máxima competencia del deporte elite y es, por lejos, la entidad con más cantidad de mendocinos “olímpicos”.
En su momento estuvieron en la cita más importante del deporte mundial los pinponeros Oscar González, el sanjuanino Pablo Tabachnik, Matías Alto, Florencia Szigeti (natación), Horacio Sicilia (remo), Elina Urbano (remo) y Macarena Sans (balonmano).
Por eso la comisión de la entidad del Parque, encabezada por su presidente Jorge Aguirre Toum, ofreció un agasajo y distinción al tenismesista por su clasificación a Tokio.
Además de integrantes de la Comisión Directiva, estuvieron presentes en la reunión algunos invitados, entre los que destacaron sus papás, Daniel y Mitsué, y su hermano Matías, quien además es uno de los entrenadores de la Selección Argentina de tenis de mesa.
Luego de recibir la distinción, Alto expresó su agradecimiento y mostró su sentido de pertenencia del club: “La verdad que estoy muy feliz y quiero agradecer a toda la comisión del club por este reconocimiento y a todos por acompañarme. Desde muy chico he representado al Club Mendoza Regatas, que es mi club y que para mí es un orgullo y un honor poder representarlo siempre. Y además, estoy muy feliz porque está mi familia y mi novia, a quien quiero agradecerle el apoyo”.
“La verdad que esta ha sido una de las grandes alegrías que me ha tocado vivir junto a mi hermano”, repitió en varias ocasiones su hermano Matías respecto de la clasificación a los Juegos Olímpicos.
Jorge Aguirre Toum, titular de Regatas, dijo lo suyo: “Estamos muy complacidos y felices porque hemos agasajado a un deportista de elite, con humildad y grandeza, que es lo que caracteriza a Gastón Alto. Él es nuestro estandarte y que nos va representar en los Juegos Olímpicos de Japón”, dijo. Y agregó: “Gastón es un dotado en lo deportivo y con las condiciones, garra y la madurez psicológica que adquirió, estábamos seguros que iba a alcanzar este nivel”.
Los hermanos Alto siempre han destacado el apoyo incondicional de sus padres en sus carreras deportivas; una fortaleza familiar que sin dudas ha sido la columna vertebral desde que se iniciaron en el deporte.
Daniel Alto no es amigo de ir a ver a sus hijos competir porque, sostiene, “lo ponen muy nervioso las competencias y en especial las definiciones”.
“No soy de ir a ver sus partidos. A las distinciones o eventos por ahí los acompaño, pero generalmente no voy a verlos jugar. Fui a una final en Buenos Aires y otra en el estadio Polimeni, donde se jugaba una final frente a Pablo Tabaschnik y en pleno partido me fui a dar una vuelta. Cuando terminó, sentí el griterío y los festejos y supe que había ganado. Ahí volví”, dice Daniel, quien es guía de montaña y amante del treaking.
“Siempre me ha costados verlos jugar- agregó- y yo les pregunto: ¿cómo hacen para jugar bajo esa presión y stress los partidos? No soy resultadista; no me gustó nunca eso, pero también estoy muy feliz de verlos de alcanzar estos logros y el sueño de poder ir a los Juegos Olímpicos. Ahora, yo me pregunto, ganó y va a los Juegos pero ¿si hubiese perdido sería menos importante haber llegado hasta donde llegó?”.
-La diferencia entre perder y clasificarse a los Juegos…
-Sí, lo sé. Pero no deja de ser algo resultadista y lo que hace que sólo sea bueno el gran resultado y el otro pareciera que no es bueno. Esto (el agasajo) tampoco hubiese ocurrido. A mí me encanta que lo distingan, que lo agasajen y me pone muy orgulloso, porque conozco del esfuerzo de mis hijos y su dedicación al deporte. Porque desde chicos comenzaron a viajar con el deporte al extranjero. Matías cuando tenía 13 años se fue a un mundial a Rusia”.
Habla Daniel un largo rato y el centro de la charla son sus hijos. Cuenta diversas anécdotas y le es imposible ocultar el orgullo que le provocan sus hijos. En definitiva, ¿quién puede?
A su lado, con una sonrisa que le ilumina el rostro, Mitsue Higa, la mamá de Gastón y Matías, regala miradas cómplices cuando su compañero repasa recuerdos en común y los inicios deportivos de sus hijos.
“Cuando jugó la final y se clasificó, yo estaba sola en casa viendo el partido y me sentaba frente al tele, lo subía, lo bajaba, me levantaba y me iba a fuera, volvía y ¡seguían empatados! No sabía qué hacer. Cuando ganó grité y lloré tanto. No tenía con quien compartirlo porque Daniel estaba en la montaña. Le mandé un audio y no le llegaba porque él no tenía señal. Le mandé un audio a los chicos llorando ¡Y no se me entendía nada de lo que decía! (risas)”, rememora Mitzue, quien nació en Okinawa, Japón, y es médica.
“Aunque soñaba con que estudiaran otra cosa, cuando ellos se decidieron por el deporte siempre los apoyamos. Porque lo que más nos interesa es que sean felices y ellos lo son. Es lo único que importa” amplió. Y continuó: “¿Por qué digo esto? Porque Matías era un excelente estudiante y salió con un promedio altísimo de una escuela técnico bioquímica. Cuando terminó dijo que iba a estudiar educación física y que iba a seguir compitiendo. Y Gastón, aunque era más flojo, siempre le fue bien en la escuela. Cuando terminó dijo que iba a seguir jugando, que era lo que le gustaba. Respetamos su decisión porque sabía lo que quería. Ahora, cuando sabía que no era favorito para clasificar, me dijo: ‘me voy a comer todos los torneos de Europa y la pandemia si es necesario para prepararme y clasificarme a los Juegos’. Él tiene esa facilidad para conseguir lo que busca. Daniel y yo siempre los hemos apoyado en el deporte porque es donde son muy felices”, cierra orgullosa.