Luego de un 2020 donde pensó en tirar la toalla, tal como él confirmó, ahora está pasando por uno de sus grandes momentos futbolísticos. El retorno a su pueblo y a su club, Defensores de Villa Ramallo, fue como volver a su primer amor. Porque ese es su lugar en el mundo. Y él respondió con goles, siendo uno de los máximos artilleros en la temporada del Federal A. Claro, además fueron el trampolín a Mendoza, donde Gabriel Gómez lo reclutó para Independiente Rivadavia. Justo el DT que lo hizo debutar con 21 años en el Federal A. Ahora, siete años después, encontró en el Comandante otro guiño cómplice para su estreno en la segunda categoría del fútbol argentino, donde mostró que le sobran condiciones y personalidad. “Es algo que me había propuesto y era el objetivo. Por ahí no tuve buenos momentos y dudaba si se daría”, contó Franco Coronel en un mano a mano con Los Andes. Y enseguida agregó: “Me impactó la hincha de la Lepra en el clásico. Me habían contado, pero no pensé que fuera tan así”.
Franco proviene de una familia muy futbolera. Su hermano Mateo es delantero en Argentinos Juniors, Y su papá, Luis, quien se lesionó muy joven, fue una fuente de inspiración para ambos herederos: “Dicen que jugaba muy bien. Lamentablemente tuvo una lesión y no pudo jugar más. No tuve la suerte de verlo. Él siempre quiso que jugara al igual que mi hermano, que está jugando en Argentino Juniors”.
La pandemia y los malos resultados en Olimpo lo dejaron al borde del nocaut. Fue entonces cuando pensó en no jugar más. “Al fútbol nunca lo tomé como un trabajo. No me da lo mismo estar en un club y jugar o no jugar. Soy un tipo muy inquieto; necesito jugar, divertirme, hacer goles... No todo es por la plata”, explicó.
- Parece que el salto de categoría te hizo bien...
- Todo es nuevo para mí y trato de disfrutarlo. Jugar en esta categoría es algo que esperaba hace tiempo y no se estaba dando. Ahora trato de disfrutarlo todo. Estoy tranquilo y esperamos con mi familia poder adaptarnos a Mendoza. Lo demás, con trabajo, se va dando solo.
- ¿Llegas bien al partido con Ferro? Porque venías con algunas molestias físicas...
- Estuve con una molestia en el aductor después del clásico. Por eso estuve toda la semana recuperándome, pero estoy bien. Creo que llegó bien y esperemos que todo salga como queremos.
- Te has asentado bien Independiente...
- Gracias a Dios he empezado con el pie derecho. Es un club grande y se han dado los goles. Eso es muy bueno para un delantero.
- Ya venías con un buen momento desde la pasada temporada en el Federal A...
- El año pasado pude hacer varios goles y conseguí que Gabriel me trajera. Éramos varios los goleadores en el Federal A pasado. Tuve la suerte de hacer una buena temporada.
- Igual ese comienzo te costó; ¿pudiste encontrar los motivos?
- Estaba medio bajón porque no estaba con mi familia. No la estaba pasando bien, Gracias a Dios, lo futbolístico acompañó. Lo importante es que todo se va encaminando. No estamos acostumbrados a estar separados. Mi hijo y mi señora, que está embarazada, ya están acá.
- Gabriel Gómez quizás sea uno de los técnicos más importantes de tu carrera...
- Me conoce desde hace muchos años. Él me llevó a Defensores de Ramallo para jugar el Federal A. Me conoce de inferiores y, si bien no me dirigió en esa etapa, nos enfrentamos en muchas ocasiones.
- Te sentís cómodo en el equipo, con mucha libertad para jugar como a vos te gusta...
- Esa es la confianza que me da Gabriel y trato de responderle. Es por mis características de generar situaciones de gol, aprovechando algunas diagonales y siempre pendiente de los rebotes para marcar.
- Sos un tipo inquieto en la cancha...
- No solo en la cancha, sino en la vida también. Ando para todos lados. No me puedo quedar quieto un momento. Sino jugara al fútbol, no sé qué haría con tanta energía (risas).
- Más allá de las exigencias del fútbol profesional, siempre has profesado que entrás a la cancha para divertirte...
-Siempre digo que me costó tomar el fútbol como un trabajo. En otros clubes no me ha ido bien o no he jugado lo que quería y mis amigos me decían: “pero entrenas dos horas por día y ganas cierta plata. ¿Dónde vas a ganar eso?”. Y mi objetivo no es solo ganar plata, sino jugar al fútbol, hacer goles y sentirme bien.
- ¿Las cosas se han ido dando como las soñaste alguna vez?
- No, para nada. En algún momento estuve por tirar la toalla porque me han pasado un par de cosas familiares que no fueron buenas. Cuando me volví de Olimpo de Bahía Blanca, no tenía más ganas de jugar. Sin embargo, lo pensé bien y me fue bien el año pasado en el Federal A. Hice un buen torneo y eso fue lo que me trajo a Mendoza. Hoy trato de disfrutar mucho aquello que hace un año me llevó a no tener ganas de jugar. Me siento mejor que nunca.
- Te retroalimentaste volviendo a tu pueblo…
-Y no es la primera vez. He tenido uno o dos años en otros clubes y he vuelto. Y eso es lo que siempre me ha impulsado a tener mejor nivel. El año pasado no fue la excepción y fue un torneo importante para el equipo.
-¿Tenías otras propuestas además de la Lepra?
- Había otras posibilidades, pero elegí este club porque el técnico me conoce y no es lo mismo que ir a un lugar donde no te conocen. Gabriel sabe dónde puedo rendir más. Considero que tomé una buena decisión y estoy muy contento. Todo el mundo me ve así dentro de la cancha; disfrutando de todo esto. Los goles son el premio al esfuerzo que uno hace.
- Jugaste un clásico frente a Gimnasia, ¿cómo lo viviste?
- Tuve la suerte de jugar y disfrutar de un clásico como el de Mendoza. La verdad es que fue una locura. Si bien me habían contado, no me imaginaba que la cancha iba a estar así. Independiente es una cosa de locos. Ser parte de todo esto ha sido muy gratificante. Por ahí no lo disfrutas del todo porque estás metido en el partido, pero después cuando vi los videos y festejos, me sentí impactado.
-¿Cómo empezaste a jugar al fútbol y por qué?
-Mi viejo jugaba y dicen que jugaba muy bien. No pude verlo porque se lesionó muy joven; pero él tenía ganas de que fuera futbolista. Igual a mí me encantó desde siempre; no necesitaba que nadie me llevase a jugar; estaba desesperado por ir. Empecé a jugar a los 4 años en el club de mi pueblo, Social, del cual soy hincha. Allí hice las inferiores y jugué hasta los 21 años, hasta que Gabi (Gabriel Gómez) me vio y me llevó a jugar el torneo Federal A.