Lamentablemente, el centenario de Godoy Cruz Antonio Tomba se opacó por la enorme fiesta clandestina que se llevó a cabo, a la vista de todo el país, en el estadio Feliciano Gambarte y sus inmediaciones. Un hecho planificado del que nadie se hizo cargo, a pesar de que ya está en marcha una investigación judicial tras haberse violado un montón de protocolos sanitarios anti coronavirus. De hecho, 21 personas ya fueron imputadas.
Con los hospitales públicos y privados saturados, profesionales de la salud que no dan abasto, sin camas de terapia intensiva disponibles y ante un alarmante número de contagios diarios, alrededor de 10 mil personas ligadas al Expreso salieron a la calle el martes 1 de junio para celebrar el esperado cumpleaños, lástima que olvidaron por completo las prohibiciones y restricciones que rigen en toda la provincia por motivos más que conocidos.
Ni una sola persona en la provincia podía desconocer el decreto vigente: no están permitidas las reuniones sociales en espacios públicos y privados, sin excepción, hasta nuevo aviso. Es un despropósito que todos los involucrados hayan tomado esta normativa como letra muerta.
Amontonamientos, nulo distanciamiento social y ausencia de barbijos fueron una constante en el Gambarte. El material fotográfico y audiovisual circula sin cesar en medios de comunicación y redes sociales. Una falta de respeto al resto de la sociedad y un nuevo fracaso de las autoridades (todas) a la hora de prevenir lo que era un secreto a voces.
Se sabía
Todo comenzó hace un mes, por lo menos. Las convocatorias fueron a través de WhatsApp, Facebook e Instagram. Con el correr de los días fue creciendo el rumor sobre una enorme juntada para alentar al Expreso en los lugares pautados: Gambarte y/o Plaza Godoy Cruz. Finalmente, y para sorpresa de nadie, diversos grupos de simpatizantes llevaron adelante, sin oposición, lo que todos terminamos viendo.
La dirigencia del club había emitido en la previa un comunicado por redes sociales solicitando la no presencia de público en el Feliciano Gambarte y hasta avisó que las puertas permanecerían cerradas. Efectivamente, aunque la técnica del candado no fue suficiente. La Municipalidad hizo lo propio y alrededor de las 13 del martes 1 de junio publicó en Twitter el pedido del Ministerio de Seguridad para cortar el tránsito en Plaza Godoy Cruz y adyacencias.
Nada alcanzó. El gentío ganó por la fuerza y solo el destino sabe qué consecuencias sanitarias habrá que soportar por este hecho ilegal del que nadie se hizo cargo. Al parecer, una vez más las altas cúpulas de Seguridad no se enteraron o no tomaron dimensión de lo que estaba por ocurrir. Inexorablemente se nos viene a la cabeza la despedida en 2020 al gran Loco Julio (el hincha n°1 del Tomba) en el marco de un escenario lamentable muy pero muy parecido al de este martes sobre calle Balcarce.
En el Gambarte hubo adultos, mujeres, niños, adolescentes... ATP (apto para todo público).
Un problema permanente y ¿sin solución?
No solo el hincha de Godoy Cruz que concurrió a la celebración clandestina será el foco de esta columna de opinión. Simpatizantes inadaptados de (casi) todos los clubes actúan de la misma manera ante cualquier evento que desborde la pasión. Sucedió en Independiente Rivadavia, Huracán Las Heras y la lista sigue.
En otros ámbitos sucede lo mismo cada vez que ciudadanos indignados salen a la calle -sin autorización- a aglomerarse por cuestiones políticas, religiosas, etc. Pasó, pasa y claramente seguirá pasando a pesar del “control” del Estado.
Lo doloroso es que, evidentemente, es un problema sin solución o ¿será que nadie trabaja con firmeza para erradicar este tipo de prácticas? En Buenos Aires, el llanto callejero y popular por la muerte de Diego Maradona; en Rosario, la despedida para todo público al “Trinche” Tomás Carlovich y así podríamos continuar. Todo en pandemia. Todo prohibido. Todo permitido.
Las novedades hablan de 21 imputados y una multa de $150.000 al club por parte de la Municipalidad. Parece muy poco hasta el momento.
Absolutamente todos debemos hacer una fuerte y urgente autocrítica: dirigentes de clubes, autoridades nacionales, provinciales y municipales, hinchas en general. Pensemos que en situaciones como estas, la tristemente célebre “cultura del aguante” se burla a cualquier precio del esfuerzo de médicos, enfermeras, etc. Y no solo eso, sino que además aniquila de a poco lo más lindo que tenemos en materia deportiva.