El mundial de esgrima en Milán se vio envuelto en polémica después de que la esgrimista ucraniana Olga Jarlan se negara a saludar a la rusa Anna Smirnova tras derrotarla en un enfrentamiento. Como resultado de esta actitud, los organizadores del evento decidieron descalificar a Jarlan, una decisión que generó controversia y tensiones en el contexto de la guerra entre Ucrania y Rusia que lleva más de 17 meses.
Olga Jarlan es la primera esgrimista ucraniana que se enfrenta a una rusa luego de un año y medio, gracias a la modificación reciente de un decreto del Ministerio de Deportes que prohibía a los atletas de sus delegaciones oficiales participar en competiciones con representantes de Rusia y Bielorrusia. La flexibilización del decreto permitió que Jarlan se enfrentara a Smirnova, quien compitió en el mundial con bandera neutral.
Sin embargo, después de vencer claramente a Smirnova, Jarlan se negó a darle la mano al final del duelo y la apuntó con su sable. Esta negativa provocó la protesta de la rusa, quien se negó a abandonar la pista durante casi una hora después del enfrentamiento. De acuerdo con el reglamento de la Federación Internacional de Esgrima, la negativa a saludar al rival resulta en una descalificación.
La decisión de los organizadores de descalificar a Jarlan fue calificada de “absolutamente escandalosa” por Mijail Podoliak, asesor cercano al presidente ucraniano Volodímir Zelenski. La situación refleja la tensión y rivalidad existente entre los dos países, en medio del conflicto que ha afectado las relaciones bilaterales.
Antes de esta confrontación, no había habido enfrentamientos entre deportistas de Ucrania y Rusia desde la invasión rusa. La situación en el mundo del deporte es especialmente delicada debido a la guerra en curso.
La esgrima fue uno de los primeros deportes en reabrir la participación de rusos y bielorrusos bajo bandera neutral y a título individual, en línea con las recomendaciones del Comité Olímpico Internacional.