La historia de Sebastián Méndez al frente de Godoy Cruz llegó a su fin, algo que se olía desde hace 42 días cuando el Tomba le ganó a Rosario Central.
Desde ese 19 de julio en el Gigante de Arroyito la idea de irse rondaba en la cabeza del “Gallego”, ya que estaba muy disconforme con la política de refuerzos de la dirigencia.
Al punto que el propio Méndez había deslizado la posibilidad de dejar el club si perdía ante el Canalla, pero los triunfos en el debut y ante Defensa y Justicia hicieron que las aguas se calmaran.
El entrenador aseguró en cada conferencia de prensa que necesitaba experiencia en puestos clave y le trajeron a Guillermo Ortíz y Nelson Acevedo para que arranque el torneo, pero como el “Chaco” no pudo llegar a tiempo para el debut el DT se vio obligado a hacer debutar al juvenil Bruno Leyes por las lesiones de Gonzalo Abrego y Luciano Pizarro. Estaba claro que faltaban variantes.
Ese primer experimento salió bien porque se ganó y el pibe convirtió su primer gol en Primera. Mejor imposible.
Después llegó el triunfazo en Florencia Varela y ya nadie se acordaba del enojo del “Gallego”, pero él sabía que su plantel era corto y que le faltaban un par de refuerzos de peso: un central, un volante y un delantero… de ese pedido sólo pudieron cerrar a Nicolás Sánchez, quien todavía no puede jugar porque el acuerdo llegó sobre el cierre del libro de pases.
En la zona media llegó Guillermo Pereira, una incorporación para sumar pero no era el tipo de futbolista que necesitaba Méndez, ya que ante un calendario tan apretado necesitaba quien le diera descanso a Acevedo, el mejor refuerzo del equipo.
La falta más evidente fue en el ataque, ya que ninguno de los dos centro delanteros que tiene en el plantel pudieron convertir en las nueve fechas del torneo y por eso Méndez insistió por Jaime Ayoví, pero después de esperar y hacer fuerza para venir a Godoy Cruz se inclinó por Estudiantes de La Plata, lo que generó la explosión del Gallego.
En el medio se habló de peleas y enojos con el presidente, José Mansur, y con Javier Patalano, entrenador de la Reserva.
Las cosas no estaban bien, pero los triunfos y el rendimiento ayudaron a tapar todo hasta que los resultados dejaron de acompañar y la paciencia del entrenador llegó a su fin.
Méndez también contribuyó con su salida
Ya con el mercado de pases cerrado y con el plantel que tenía, Méndez decidió mantener su estilo y su idea de juego del “palo contra palo” y las estadísticas no mienten: Godoy Cruz está entre los 8 equipos con más goles con 10 tantos y está en el podio de los tres conjuntos más goleados, con 15 tantos en contra.
Méndez, partido a partido, demostró que no iba a claudicar con su idea y el planteo y con los cambios lo confirmó: siempre jugó con el 4-2-3-1 y a la hora de las variantes siempre fueron puesto por puesto, salvo ante Vélez que hizo ingresar a Valentín Burgoa por Gonzalo Abrego y rompió esa formación en busca del empate.
Ese planteo y esa idea de Méndez siempre lo puso a Godoy Cruz como un equipo peligroso, pero a la vez endeble en la parte defensiva donde nunca pudo mantener su arco en cero y eso le jugó muy en contra a su continuidad.
Quizá si el “Gallego” no fuera tan cabeza dura como su apodo lo dice, hoy estaríamos hablando de otra realidad. Quizá si hubiera sido un poco más amarrete o “cuidadoso” los hinchas todavía estarían alentando a uno de los entrenadores más queridos. Quizá…