Con los regresos de Diego Tonetto y Victorio Ramis en el equipo titular (por Maxi González y Jonás Aguirre), Independiente Rivadavia saltó al campo de juego del Gargantini con la premisa de siempre: tener la posesión, apostar al juego de posición en campo rival con los laterales bien subidos y atacar permanentemente con su estilo directo a la hora de buscar el arco de Atlanta.
Ante ese panorama, a Atlanta no le quedó otra que replegarse en el campo de juego con el fin de achicar espacios y disponer de más espacios en la contra. Salvo la situación que tuvo con Mazzola a los 4′ (remate cruzado y desviado), el Bohemio no tuvo demasiadas ideas para lastimar.
La situación más clara de Independiente Rivadavia en ese primer tiempo fue después de rechazo desde el fondo que encontró al paraguayo habilitado y con campo por delante para encarar, meterse en el área y definir ante la salida del arquero Sumavil, pero la definición del goleador del campeonato se fue apenas ancha y el ¡gooooouuuuuhhhh! resonó en el estadio Bautista Gargantini.
La paciencia fue el mejor aliado de Independiente en la elaboración de juego. Con los laterales bien subidos (Abecasis por la derecha y Elordi por la izquierda), Brian Sánchez y Diego Toneto generaron movimientos de distracción para que los de afuera pudieran pasar al ataque y casi todo terminó en centros de los laterales.
Eso sí, el gran problema de Independiente fue que la última línea de Atlanta lució casi siempre bien parada: Alan Aguirre y Fernando González sacaron todo. Y cuando las papas quemaban, Atlanta tenía a mano la artimaña de que algún jugador se quedara tendido en el suelo para que el reloj corriera.
Sobre los 40 minutos, el “Pipa” Elordi recibió de Tonetto por la izquierda y mandó un centro punzante que Arce no pudo conectar en el primer palo y por detrás Brian Sánchez se pasó y no pudo conectar. Increíble.
Ya sobre el final de la etapa, sobre los 44′, el paraguayo Arce guapeó y sacó un zurdazo desde afuera del área que se fue apenas arriba del travesaño.
Las situaciones de Independiente no fueron del todo claro (salvo la de Arce a los 20′), pero mereció largamente irse al descanso en ventaja.
El equipo de Alfredo Berti no cambió el libreto en el complemento. Y lejos de desesperarse porque el rival se cerraba cada vez más en el fondo, la Lepra siguió en su búsqueda de la ventaja tratando de hacer circular el balón en campo rival y buscando finalizar a través de centros desde los costados.
Y justamente por esa vía llegó el gol. Después de un córner, Ham recibió atrás y metió un centro al punto del penal que encontró la cabeza de Mauro Maidana, quien cayéndose alcanzó a desviar un balón que se metió a media altura, contra el palo derecho de Sumavil.
Lejos de conformarse con la ventaja, empujado por su gente que no paró nunca de alentar, Independiente siguió buscando más goles.
Acto seguido, el paraguayo Arce tuvo el 2-0, pero su zurdazo adentro del área encontró bien ubicado a Sumavil. Y un rato después, el que metió un cabezazo que casi se incrusta en el ángulo fue Juan Manuel Elordi.
Berti movió el banco. Mandó a la cancha a Jonás Aguirre e Iván Valdéz (por Sánchez y Ramis) y el equipo siguió jugando en campo rival. Así, generó tres córners seguidos que casi terminan en el segundo. Después de un rebote, Franco Romero sacó un derechazo que se fue apenas desviado.
Del otro lado, mientras Atlanta se acordó de atacar, Ham tuvo tiempo y espacio para sacar un derechazo que se fue rozando el palo derecho. Era el gol de la tranquilidad. Pero no. Independiente está predestinado a sufrir.
Por eso, cuando se jugaba el tercer minuto de adición de los 4′ que otorgó Zunino, Aguirre puso la cabeza para amargarle la noche a los azules. 1-1 y final del juego.
Los pocos hinchas de Atlanta gritaron el gol. Y sus pares de la Lepra no tuvieron mejor idea que ir a buscarlos. Pero un grupo de hinchas de Independiente medió para calmar la situación, que afortunadamente no pasó a mayores.