La vuelta a la B Nacional apenas dos torneos después de haber ascendido en 2006, pareció un mazazo definitivo para la entidad tombina. Aquel retorno al segundo escalón del fútbol nacional quemaba a un plantel repleto de jugadores surgidos en las inferiores del club, con mucho sentido de pertenencia. Sin embargo, con la llegada de Sergio Batista, inició una revolución que escribiría una página con letras de oro en la historia de la entidad.
La alegría llegó a una fecha del final, en la previa del duelo vs. el líder, San Martín de Tucumán, con el plantel siguiendo desde el hall del Microtel el juego entre Unión (el único con chances de quitarle el segundo lugar) y Ben Hur, rodeado de periodistas y fotógrafos.
El 1-1 final, con gol agónico de Cristian Vella para los de Rafaela, desató la explosión, que se trasladó a la pileta del complejo y que siguió un día después ante los tucumanos, en un Malvinas que se movió al ritmo del triunfo tombino: 2-0.
El “Checho” condujo el equipo hasta la fecha 13, con victoria incluida en el estadio provincial, 2-1, ante Aldosivi. Antes de aquel compromiso, un llamado del por entonces presidente de AFA, Julio Humberto Grondona, le cambió los planes. “Me llamó para irme a las juveniles. Los directivos me decían que me vaya y yo les decía que no, que estaba muy bien en Godoy Cruz. Me dijeron que me tenía que ir igual, que no querían problemas con Julio y me fui”, recordó en los medios tiempo después el exvolante central, campeón del mundo en México ’86.
A partir de ese momento, tomaría el timón del barco uno de los más grandes referentes que tiene la entidad: Daniel “Gato” Oldrá. Bajo su sabiduría, el plantel bodeguero supo transitar un torneo que tuvo algunos momentos de turbulencias, como las cuatro fechas sin ganar, entre la 28 y la 31, con tres empates y una derrota.
Aquel plantel contó con jugadores de mucha experiencia, tales los casos de Jorge Curbelo, Julio Moreyra, Daniel Garipe, Martín Aguirre y Leandro Caruso. Ellos supieron guiar a una extraordinaria camada de jugadores de las inferiores bodegueras: Marcos Barrera, Darío Salomón, Gabriel Vallés y David Fernández, entre otros.
Y mientras ningún rival fue capaz de vencerlo dos veces en la temporada, el equipo se asentó en el magistral juego que suplo desplegar de la mano del “Mago” Ramírez. El “10” se metió en el paladar tombino con sus gambetas y goles.
Lo que pareció ser la caída definitiva en 2006, en realidad fue un tomar impulso para volver al lugar del que nunca más volvería a irse.
En la memoria: Los botines rojos del “Fideo” Fernández
La memoria popular lo tiene como uno de los cruces más emocionantes que se vivió entre la Lepra y el Tomba. En el Bautista Gargantini, en una previa que estuvo marcada por el robo a la utilería de Godoy Cruz y los botines rojos que consiguió el “Fideo” Fernández, la tarde agonizaba cuando la visita consiguió la ventaja que sería fundamental para sus aspiraciones de ascenso. Un centro cruzado al área terminó con el balón bajado por Marcos Barrera y el delantero que apareció casi en la línea del arco para empujar. El resto es historia conocida: el festejo del goleador, besando el botín sobre uno de los córners del estadio azul hizo más inolvidable aquel duelo mendocino.
El plantel del ascenso
Arqueros: Cristian Aracena, Sebastián Torrico y Nelson Ibáñez. Defensores: Marcos Barrera, Fernando Cámara, Cristian Cuevas, Jorge Curbelo, Francisco Dutari, Guillermo Franco, Julio Moreyra, Diego Pereyra, Darío Salomón y Gabriel Vallés. Volantes: Martín Aguirre, Alejandro Camargo, Enzo Cappa, Marcio Conejero, Matías Cuello, Gonzalo Díaz, Martín Fabro, Ernesto Garín, Daniel Garipe, Nicolás Olmedo, David Ramírez, Ariel Rojas, Gerardo Solana y Federico Villegas. Delanteros: Leandro Caruso, Adrián Escudero, David Fernández, Gabriel González, Armando Ovelar y Jesús Vera. Entrenadores: Sergio Batista (primero) / Daniel Oldrá (después).