El Sevilla de España despidió al defensor francés Gnagnon Joris por “sobrepeso” en 2021 y el Tribunal de Arbitraje Deportivo falló a favor del club andaluz, y actualmente, el futbolista se encuentra sin club.
En 2018, el club sevillano adquirió los servicios del jugador galo por 15 millones de dólares.
El defensor, proveniente del Stade Rennais de Francia, no tuvo su mejor rendimiento en Andalucía y fue cedido a préstamo al equipo francés al cual el Sevilla le había comprado al pase pero, en 2021, la institución española decidió rescindirle contrato por indisciplina, detalla Noticias Argentinas.
El jugador tomó la decisión de denunciar al club sevillano en el TAS pero, desafortunadamente para Joris, el ente falló este viernes a favor del Sevilla asegurando que al futbolista se le proporcionó prescripciones y consejos médicos y de nutrición.
Además, por su incumplimiento, se le abrieron cuatro expedientes disciplinarios.
Luego de este insólito hecho, el defensor llegó a un acuerdo con el Saint Etienne de Francia para jugar en la filial de la laureada institución gala pero solamente disputó dos partidos, se desvinculó del club y hace dos años que el jugador, hoy de 27 años, se encuentra sin club.
EL COMUNICADO COMPLETO DEL SEVILLA SOBRE EL CASO GNAGNON
El Tribunal de Arbitraje del Deporte ha dictado un laudo en el que confirma la procedencia del despido del jugador Joris Gnagnon debido al incumplimiento de mantener un peso apropiado para la competición como causa principal. Dicho Tribunal ha dado la razón al Sevilla FC en el procedimiento que usó con el jugador, comportándose de manera adecuada y exigiéndole al futbolista seriedad y rigor para con su profesión.
El laudo termina un largo procedimiento que se inició tras la reincorporación del jugador tras la pandemia, llegando al club con un grave sobrepeso, el cual no corrigió a pesar de cuatro expedientes disciplinarios que se le plantearon, teniendo el futbolista la posibilidad de cumplir las prescripciones y consejos de los servicios médicos y de nutrición, así como deportivos para lograr recuperar la forma física, incumpliéndolos todos por motu propio y, por ende, acabando siendo despedido.
El jugador reclamó ante los tribunales españoles, de los que acabó desistiéndose y recurrió ante la FIFA, que rechazó su reclamación, acudiendo finalmente ante el Tribunal Arbitral del Deporte, que ha dado la razón al Sevilla FC en cuanto a la justa causa del despido y señalando la prueba constituida por los cuatro expedientes disciplinarios y las declaraciones testifical del proceso. La profesionalidad del Sevilla FC, avalada por el tribunal en la sentencia, fue ejemplar y queda completamente inmaculada, sentando además una importante jurisprudencia de cara a futuros y similares casos.
El Jugador ha sido condenado al pago de los costes del arbitraje, así como a asumir una parte de los costes jurídicos del club. Se considera un precedente que beneficia la posición de los clubes de Europa a la hora de gestionar situaciones semejantes, que hasta ahora parecían de imposible solución.