Su largo día en de trabajo en la finca ubicada en el este mendocino acaba de finalizar. Es la víspera de su onomástico número 36, lo que no le impide tomarse unos minutos para atender la requisitoria de Los Andes para dialogar sobre “su caso”. El caso. Original. Exclusivo y excluyente. Sólo para entendidos. Porque en esa lista de nombres y apellidos (que los más fanáticos tildarán de “traidores”) que a nivel nacional alcanza casi el centenar de casilleros hay uno que sobresale del resto con resaltador amarillo flúor. Jesús José David Méndez, se lee. Es nuestro y es único. Para nada es traidor, sino alguien que surgió muy de abajo y logró dividir las aguas como “Pancho” Lombardo a principios de los ‘60. Y como en estos lares no hay otro suceso igual en cuanto a futbolistas en actividad, estamos en presencia de un milagro. El milagro de Jesús.
Las estadísticas son elocuentes. En River, entre 2004 y 2006, jugó 23 partidos y marcó un gol. Y fue nada menos que por la Copa Libertadores frente a Nacional de Uruguay, la noche del 21 de abril de 2005. “No hay registros, me he cansado de buscarlo”, cuenta Jesús. Y hay que creerle. Porque en YouTube sólo aparece el relato del gol (un centro-shot que sentenció el 3-1 para el Millo) en la inconfundible voz de Atilio Costa Febre. “Era un equipazo. Estaban Sand, Salas, la Gata Fernández, Lucho González, Chacho Coudet, Cavenaghi. River se vino abajo después del quilombo de Ameli y Tuzzio”, predica Jesús. Y hay que creerle.
A Boca llegó en el verano de 2010 y actuó un poco más: 46 partidos (entre oficiales y amistosos) divididos en dos ciclos. Venía de romperla en Rosario Central y llegó al mundo Boca a pedido de un tal Juan Román Riquelme (“es el mejor jugador del fútbol argentino”, declaró por aquellos tiempos JR10). Sin embargo, “Yisus” no llegó nunca a consolidarse y retornó al Canalla. A mediados de 2013, reconsiderado por Bianchi, volvió al Xeneize. Fueron 14 partidos en el Torneo Inicial de ese año y vuelta a Arroyito.
Más allá de cualquier valoración estadística, la marca todavía perdura. De los 29 futbolistas mendocinos que vistieron las camisetas de Boca y River, el personaje de los tres nombres bíblicos es el único -en actividad- que cruzó de vereda. Entonces, vale la pena escuchar las sensaciones de tamaño logro en primera persona.
-Jesús, ¿qué significa para vos ostentar ese récord?
-Mi viejo siempre me lo dice, je. Es muy futbolero y charlamos mucho. Para mí ha sido un orgullo jugar en todos los equipos que me abrieron las puertas. La mayoría han sido equipos grandes y soy un privilegiado. Toluca y Vélez también son equipos grandes porque tienen muchos más títulos que varios equipos de Argentina.
-¿Es verdad que fuiste a probarte a los dos?
-Sí, era chiquito y mi viejo me llevó a probar en los dos. Primero fui a River, pero en la misma semana me probé en Boca. De lunes a miércoles me probé en River y entre jueves y viernes en Boca. Mi papá tenía unos pocos pesos ahorrados y paramos en un hotel cerca del Obelisco. Hicimos tremendos viajes hasta donde entrenaba Boca y Núñez también nos quedaba lejos. Pasé la primera prueba en los dos, pero todavía faltaba la prueba definitiva.
-¿Por qué te fichó River?
-Pasé la segunda la prueba en Boca, pero cuando me tocó la prueba en River, con mi papá decidimos quedarnos ahí porque en ese momento la escuela futbolística de River era diferente y se jugaba mejor al fútbol. No digo que en Boca no se jugara bien, pero en la época que fui, los jugadores de Boca eran de otras características, más fuertes y más grandotes.
-Y vos eras chiquitito y jugabas de enganche…
-Claro, yo jugaba de enganche porque me gustaba encarar, gambetear y hacía muchos goles, je. Cuando llegué a River, el enganche era Gonzalo Higuaín, pero cuando faltaba el Pipa lo ponían de enganche a Rubens Sambueza, que era el volante por izquierda. A mí me pusieron de volante central porque una vez faltó el 5 y, como el técnico había probado a muchos jugadores, decidió ponerme a mí en ese puesto. Fue muy curioso porque yo estaba por quedar libre, ese primer año estuve siete u ocho meses sin jugar. Ni siquiera iba ni al banco. El primer partido jugué de ocho, hice un gol y después el DT me probó de cinco y zafé el año. Al año siguiente, vino el técnico nuevo y me dijo que iba a jugar de 5. Yo no quería saber nada. ‘A mí me gusta encarar y hacer goles’, le dije. Y recuerdo que él me contestó: ‘No, vas a jugar de 5 y vas a jugar en River y en la Selección Argentina’. El técnico era Jorge Mamberto, que había jugado en All Boys. Recuerdo que me peleaba todo el tiempo con él porque yo no sabía marcar, pegaba unas patadas que daban vergüenza. Estaba acostumbrado a meter pases gol, pero tuve que aprender a marcar.
-Y justo en Primera te hizo debutar un histórico “5″ del club: Leo Astrada.
-Sí, debuté con Leo Astrada en cancha de Rafaela. Ese día me puso de 8. La verdad que Leo me bancó mucho, yo nunca tuve representante y el técnico (Jorge Ghiso) que estaba en reserva en esa época nunca me quiso. Siempre me decía que yo no iba a jugar en Primera, porque yo no sabía de qué jugaba. Yo le dije que se iba a acordar de mí cuando pasaran los años porque yo sí iba a jugar en Primera. Pero era porque él no me quería y ponía a otros jugadores. Leo Astrada fue el que me bancó y me trajo a una pretemporada en Mendoza, en 2004. Leo me dijo que no iba a tener lugar de 5, pero que quería verme en la pretemporada y me ponía de cuatro. Después, como anduve tan bien en esa pretemporada, bajó como a tres número 5 y me dejó a mí. Me llevaba al banco, a veces jugaba de titular y me ponía de 5 porque ya sabía que era mi puesto.
-En ese River jugaste con Gallardo. ¿Se veía lo que iba a ser lo que es hoy como entrenador o te sorprende?
-No me sorprende porque como jugador era un técnico adentro de la cancha que ordenaba y mandaba a todos. Además, para jugar de 10 hay que ser muy inteligente y él lo era. La verdad que me alegra mucho que le siga yendo tan bien. Es muy bueno que técnicos argentinos como él y Bianchi hayan marcado una época.
-¿Quién querías que ganara la final de la Copa Libertadores en Madrid?
-No lo vi al partido. Ya había dejado de jugar al fútbol. Nunca fui de mirar partidos y tampoco la final no la vi, después sí vi resúmenes. Siempre traté de desconectarme del fútbol y la verdad que después de que dejé el fútbol profesional disfruto más de la familia. Estando en el ambiente del fútbol, uno vive las cosas a mil, está siempre pensando en el fútbol y se olvida un poco de la familia, los padres y los hermanos, que son lo más importante.
-¿Qué análisis hacés con el resultado puesto?
-Si bien a los dos les tengo aprecio, como hincha de Boca quería que ganara Boca. Pero creo que River le ganó bien, en la cancha y jugando bien al fútbol. Ojalá que Boca pronto vuelva a tener revancha. Los dos son equipos grandes y están acostumbrados a ganar cosas. Siempre es lindo también el folklore del fútbol, las cargadas y todo eso.
-Siempre va a estar la chicana eterna de un lado y del otro. ¿Qué es peor, descender o perder la final de una Copa Libertadores con el eterno rival?
-Las dos cosas son dolorosas, pero no le deseo a ningún jugador irse a la B porque es muy duro. Si bien con Rosario Central no me tocó descender, después me tocó jugar en el Nacional B y estuvimos tres años para volver a Primera. No es fácil. River ascendió al año siguiente, en un torneo en el que nosotros íbamos primeros. También es duro perder una Copa. A nadie le gusta perder por más que seamos profesionales.
-¿Qué diferencias hay entre jugar un partido en la Bombonera y el Monumental?
-Es algo muy lindo porque creo que los dos estadios siempre están llenos y se vive de una manera muy fervorosa. Me tocó ir al Monumental jugando para Boca el día que ganamos 1-0 con gol de Gigliotti y la cancha estaba que explotaba. Gracias a Dios hicimos un gran partido y es un recuerdo muy lindo.
-¿Adentro del campo de juego se siente el movimiento de la Bombonera?
-Sí, la verdad que es terrible. Todo jugador quiere jugar en Boca, River o Independiente. Lo mismo pasa en Central, donde jugás siempre con 40 mil personas. Es jodido y no es para cualquiera. Hay que tener mucha personalidad y huevo para jugar en esos equipos. He visto muchos jugadores pasar por Central sin poder jugar porque no es fácil. Gracias a Dios soy un privilegiado.
-Boca-River; Independiente-Racing o Central-Newell’s, ¿cuál de los tres clásicos es el mejor?
-Son todos lindos porque los disfruté al máximo y tuve el privilegio de jugarlos y vivirlos desde adentro. La verdad que están todos buenos los clásicos porque se vive algo distinto a cualquier otro partido.
-Riquelme trajo a Russo y Boca le arrebató un título a River que parecía imposible. ¿Cómo lo ves a Román en su nuevo puesto de mánager del club?
-Lo veo bien. Román ya lo conoce a Miguel y en el mundo del fútbol se sabe lo que Miguel le puede dar al jugador. Es un técnico tan ganador como lo es Román. Son dos grandes personas, trabajadoras y les deseo lo mejor. Gracias a Dios hoy están en una situación en la que les ha ido bien, pero el fútbol es así. El hincha siempre pide éxitos y a veces no se puede.
-Riquelme siempre te elogió. ¿Seguís teniendo contacto con él?
-Sí, con Román hablamos siempre. Él me tiene mucho aprecio y yo le estoy muy agradecido porque en su momento él pidió que yo vaya a Boca. Después, me hablo con la mayoría de mis ex compañeros. Tenemos un grupo de los compañeros de River cuando éramos adolescentes y siempre nos hablamos de nuestra vida cotidiana y también de fútbol.
-¿Tu familia está dividida por los colores?
-Mi hermano ‘Chino’ era de San Lorenzo y tengo una hermana que es más grande que yo que es hincha de River. Los demás somos todos de Boca.
-¿Y tu viejo?
-Mi papá es de Boca y de Peñarol, como buen uruguayo, je.
-Por eso bautizó a su club como Club Atlético Oriental Argentino.
-Claro, por eso le puso así.
-¿Ahí jugaste en la Liga Rivadaviense con 13 años?
-Sí, tenía 13 años. Antes de jugar en Oriental, jugaba en La Libertad porque mi viejo era el técnico. Mi papá creo el club Oriental Argentino porque éramos cuatro o cinco chicos que nos íbamos a probar y, si alguno tenía la suerte de quedar en algún equipo de Buenos Aires, pedían una fortuna. Hacíamos rifas, vendíamos números, de todo. Cuando arrancó jugamos los tres juntos: mi papá (José Méndez Souza), mi hermano (Paulo), que jugaba una barbaridad, y yo. Después, a los seis meses me fui y después mi papá lo inscribió en la Liga Mendocina y llegó a jugar el Argentino C.
-¿En Mendoza tenés cariño especial por algún club?
-Como nací en Chapanay y tengo a mis tíos ahí, y de chiquitito siempre me gustó San Martín. Iba a ver a mi hermano cuando jugaba. También me gusta la Lepra porque lleva mucha gente. Ojalá se pueda dar la chance de jugar en alguno de esos equipos antes de que finalice mi carrera.
-¿Te llamaron de Independiente Rivadavia?
-Sí, tuve unos llamados, pero tengo que ver qué es lo que va a hacer Maipú. También me llamaron de Huracán. Pero hoy en día no se sabe ni cuándo va a empezar el fútbol y hay tiempo para rato.
-¿Tu objetivo es seguir jugando?
-Sí, obviamente que sí. Dios quiera que pueda conseguir trabajo porque no es lindo estar sin trabajo. Ojalá salga una posibilidad en algunos de los equipos de la provincia.
-¿Por qué habías dejado de jugar? ¿Tan mal lo pasaste en Vélez?
-Sí, ya lo dije en varias notas. Y aclaro que no estoy enojado con el técnico que estaba en su momento porque no jugué, él era el jefe y pone a quien quiera. Sí declaré que estaba un poco cansado y que me había sacado un poco las ganas por su forma de ser, con ese estilo moderno de los técnicos que quieren imitar a Bielsa y le terminan quemando la cabeza al jugador. Tanto Heinze como Holan, Becaccece, Sampaoli y todos esos técnicos que viven el fútbol a mil y son medio raros. Pero bueno, cada uno con su libro. El fútbol es sencillo y me cansé un poco de estar mirando videos durante una hora. Está bien que seamos profesionales, pero al fútbol hay que disfrutarlo.
-¿Qué te sedujo o quién te convenció de volver a jugar?
-Quería jugar porque creo que no merecía retirarme así. Más, por un técnico no me hizo disfrutar el fútbol en la parte final de mi carrera. Tendría que haber pasado a otro equipo porque con 34 años estaba en perfectas condiciones, siempre me gustó entrenarme bien y cuidarme. Pero me quemó tanto la cabeza que decidí irme y hoy, pensándolo bien, creo que no merecía retirarme así.
-¿Para vos quién es el mejor jugador mendocino hoy?
-Enzo Pérez. Es un jugadorazo, muy completo. Tiene técnica y temperamento.
-Te tocó enfrentarlo…
-La última vez fue cuando yo estaba en Vélez y le ganamos 1-0 en cancha nuestra. Entré faltando media hora y le iba a pedir la camiseta, pero justo me hicieron una nota y no la pude cambiar. Es un gran jugador, tiene experiencia, ha ganado sus cosas merecidamente y me pone muy contento que salgan muchos más jugadores mendocinos como él. Pasa que en esta provincia se lo desvaloriza mucho al jugador mendocino. Acá hay muy buenos jugadores, pero en lugar de potenciarlos, traen un montón de jugadores de afuera.
-¿Estuviste cerca de ser jugador de Godoy Cruz?
-Sí, estuve muy cerca dos veces y en ambas me llamó el presidente. La última fue cuando decidí no jugar más en Central, quedé con el pase en mi poder y me iban a hacer cuatro años de contrato. Justo me había pedido Jorge Almirón, pero él se fue a Independiente y al otro día yo iba a arreglar con Godoy Cruz. Estaba todo acordado entre mi papá y el presidente, pero nunca nos atendió el teléfono y me terminé yendo al Rojo. No me sorprendió lo de Godoy Cruz porque a muchos equipos mendocinos les falta profesionalismo y mejorar en muchos de esos aspectos con el jugador. Por algo pasan las cosas. Independiente es un club muy grande y al que quiero mucho. Gracias a Dios me fue muy bien. Por suerte después fui también a Toluca y Vélez.
-¿Te gustaría ser entrenador en el futuro?
-Sí, estaría lindo. Me gustaría empezar entrenando a los chicos porque estar con los grandes no es fácil. Al nivel que yo jugué, algunos jugadores y técnicos tienen el ego por el cielo y se piensan que por haber jugado en tal lugar o haber ganado tantas cosas son más que otras personas y no es así. Por eso sí me gustaría empezar con los chicos porque son más nobles y me gustaría transmitirles mi experiencia. Después, si se da, ¿por qué no ir escalando de a poco, no?
-¿Cuál fue el técnico que más te marcó en tu carrera?
-Tengo muchos. Aunque siempre los pongo a Russo, Bianchi, Leo Madelón también fue como un padre para mí. Esos técnicos, sin tantos videos ni cosas raras, te dan confianza y te dejan jugar libremente. Hoy en día los jugadores son robots. Omar Labruna también era un fenómeno, muy buen técnico y persona. Y Jorge Almirón también me marcó mucho.
-¿Qué significó ser convocado por Maradona a la Selección?
-Aunque fue breve, fue otra experiencia increíble. Conocer a Maradona es el sueño de cualquier futbolero y a mí se me hizo realidad en ese amistoso contra Ghana en 2009. Tenerlo tan cerca fue muy fuerte, es algo que nunca voy a olvidar. Incluso estuve a punto de sacarme una selfie con él, pero me dio vergüenza, je. Diego, Román y Messi son nuestros ídolos y lo mejor es que son argentinos.
-Jugaste en cuatro equipos campeones del mundo y en un gigante del interior como Central. ¿Con cuál te identificás más?
-Con Central. Pasé muy lindos momentos y me fue muy bien. Tampoco me olvido de Olimpo, que es un club que me abrió las puertas e hice un gran torneo. Tengo muy lindos recuerdos de Bahía Blanca, me trataron muy bien. Soy un agradecido a todos los equipos en los que jugué.
-¿Y en Suiza cómo te fue?
-Hoy en día el fútbol suizo es más profesional, cuando yo fui era un poco amateur. (NdR: entre 2006 y 2008 jugó en el St. Gallen). En esos años no era fácil jugar porque los futbolistas eran grandes, todos de 1,85 metros para arriba. Yo me entrenaba solo en doble turno por la tarde porque los gringos volaban. Me costó adaptarme, pero también era muy chico. Tenía 20 o 21 años, me fui solo y me volví porque extrañaba mucho a mi familia. Era una linda plaza para mostrarse porque muchos jugadores de esa liga después se iban a la Bundeliga y a Francia. Si hubiese viajado con mi familia, quizá hubiese hecho toda mi carrera en Europa.
-¿El fútbol mexicano es más competitivo de lo que parece?
-Muchos que lo ven por tele se piensan que es fácil, pero nada que ver. Es jodido el fútbol mexicano. A mí me costó un montón adaptarme. Jugamos en la altura a la 1 de la tarde, después te toca ir a Tijuana donde la cancha es de césped sintético. A los lugares que vas constantemente hay cambio de clima. El jugador mexicano tiene mucha técnica, quizá no tiene la actitud que tiene el argentino o el uruguayo. Pero el fútbol allá es mucho más rápido y todos juegan 4-3-3 y a atacar, ida y vuelta.
-¿Cuál fue el mejor gol que hiciste en tu carrera?
-(Risas) No hacía muchos, pero hay algunos lindos. Yo creo que el que le hice a Racing con el Rojo fue muy lindo, mucho más por el momento y la situación que yo venía de padecer con la muerte de mi hermano. Después me gustó otro que le hice a Argentinos Juniors jugando para Central desde afuera del área. Y en Toluca hice otro muy lindo de afuera del área contra América.
-Eras de pegarle mucho de afuera del área…
-Los técnicos piden mucho que patees, pero no es fácil porque en primera es todo muy rápido y por ahí tenés que hacer un solo control, no podés acomodarte mucho y tenés que pegarle de acuerdo a como controlaste. No te dan muchas opciones para patear.
-Hace poco fue tu cumpleaños, ¿qué deseos pediste cuando brindaste?
-Salud para toda mi familia y mis seres queridos y que pase rápido todo esto. Desde enero que no veo a mi hijita (8 años), que vive en Rosario con su mamá. Justo arranqué a jugar en Maipú y por este tema de la pandemia no pude viajar.
-¿Sos muy creyente?
-En mi casa somos todos muy católicos y confiamos mucho en Dios. Porque a pesar de que en la vida pasen cosas muy difíciles, son pruebas que Dios nos pone y hay que seguir adelante.
-Tenés tres nombres bíblicos (Jesús José David). ¿Tiene que ver con eso?
-Sé que primero me pusieron Jesús José, pero después mi papá fue y me cambió el documento y me agregó David por su amigo. Me quería poner doble apellido (Méndez Villegas) porque los uruguayos usan el doble apellido, pero menos mal que no porque no hubiese entrado en el documento.
Cosa de grandes: los 14 mendocinos que jugaron en Boca Juniors
Roberto Domingo Rogel
Defensor. El “Conejo” es el mendocino que más jugó en el Xeneize: 460 partidos (entre oficiales y amistosos) entre 1967 y 1975. Anotó 21 goles (17 en duelos oficiales). Ganó 3 títulos: Nacional 1969 y 1970 y Copa Argentina 1969. Tiene otro récord: marcó el primer gol de la Selección Argentina en la era Menotti.
Francisco Lombardo, el primero en calzarse las dos camisetas más grandes del país
Defensor. “Pancho” disputó 282 partidos (197 oficiales y 85 amistosos) 1952-60. Marcó un tanto y en Boca obtuvo el campeonato de 1954. Luego, en 1961 jugó 9 partidos para River Plate.
Neri Raúl Cardozo
Mediocampista. Referente contemporáneo de la era Bianchi. Entre 2004 y 2008, disputó 225 partidos (187 oficiales y 38 amistosos), convirtió 29 goles (26 oficiales) y obtuvo 9 títulos: Apertura 2005 y 2008; Clausura 2006, Sudamericana 2004 y 2005, Recopa 2005, 2006 y 2008 y Copa Libertadores 2007.
Darío Luis Felman
Delantero. “Bordolino” llegó a la Boca desde el Lobo y se convirtió en pieza clave del equipo de “Toto” Lorenzo, donde jugó entre 1975-78. Actuó en 157 partidos (118 oficiales y 39 amistosos), concretó 43 goles (36 oficiales) y se alzó con cuatro títulos inolvidables: Metropolitano 1976, Nacional 1976, Copa Libertadores 1977 e Intercontinental 1977.
Carlos Daniel Moya
Defensor. Entre 1989 y 1995 se puso la de Boca 130 veces (112 oficiales y 18 amistosos), convirtió dos goles y festejó dos títulos: Apertura 1992 y Copa de Oro Sudamericana 1993
Carlos Roberto Salguero
Delantero. El exGimnsia y Esgrima disputó 91 partidos (56 oficiales y 35 amistosos) en el lapso 1977-80. Convirtió 22 goles (11 oficiales, 11 en amistosos) y levantó la Copa Libertadores 1978.
Esteban Andrada
Arquero. El actual “1″ del Xeneize llegó en 2018 y lleva disputados 71 partidos (66 oficiales y 5 amistosos), en los que recibió 42 goles. El sanmartiniano ostenta dos logros en su palmarés: Supercopa 2019 y Superliga 2019/20.
Jesús José David Méndez
Mediocampista. “Yisus” jugó 46 partidos (36 oficiales y 10 amistosos) y no logró convertir goles en sus dos etapas en el club: 2010 y 2013. No logró títulos.
José Daniel Ponce
Mediocampista. El enganche surgido en las inferiores del Tomba disputó 38 partidos (33 oficiales y 5 amistosos) en 1989-90. Anotó cinco goles y conquistó dos anillos: Supercopa Sudamericana 1989 y Recopa 1990.
Pedro Benjamín Grima
Mediocampista. Surgido en el Lobo, “Don Pedro del Parque” fue, junto a Héctor Flamant, uno de los primeros mendocinos en ser transferidos a Boca Juniors, donde disputó 36 juegos (15 oficiales) y convirtió 3 goles (2 oficiales y 1 amistoso) entre 1949-53. No conquistó títulos.
Christian David Lucchetti
Arquero. El oriundo de Luján, actual “1″ de Atlético Tucumán, pasó por el club de la Ribera en la temporada 2010-11, con 30 encuentros (26 oficiales y 4 amistosos), recibió 30 goles y no levantó trofeo alguno.
Fernando Rubén Zuqui
Mediocampista. Tras romperla en el Tomba, llegó a Boca para disputar los octavos de la Libertadores 2016, pero no logró afianzarse y fue transferido al Pincha. Jugó 28 partidos (17 oficiales y 11 amistosos) y no convirtió goles. Integró el plantel que obtuvo el torneo de Primera División 2016/17.
Carlos Enrique Ortiz
Delantero. Se inició en Leonardo Murialdo y llegó hasta la Primera de Boca Juniors, donde ganó la Copa Libertadores de 1977. En total, jugó 25 partidos (21 oficiales) y se despachó con 12 tantos (9 oficiales)
Héctor Luciano Flamant
Entreala derecho. Llegó a Boca junto a Pedro Grima y apenas alcanzó a jugar 4 partidos oficiales (y 7 amistosos más) en la campaña de 1949, cuando Boca casi desciende. Convirtió un gol en un amistoso.
Los 17 mendocinos que jugaron en River Plate
Renato Bruno Rodolfi
Mediocampista. Surgido de las inferiores de Gimnasia y Esgrima, River pagó cinco mil pesos por su pase. Fue pieza clave del legendario equipo de “La Máquina”. Disputó 170 encuentros y convirtió 5 goles en sus dos etapas en el club 1934-44 y 1947-48. Entre copas nacionales, internacionales (Aldao) y torneos de Primera División se alzó con 14 títulos.
Francisco Lombardo
El primer mendocino en cruzar de La Boca a Núñez. En 1960 recibió el pase libre del Xeneize, donde jugó ocho años y se fue a River. En el Millonario, con 35 años, vivió el final de su carrera y solamente disputó 9 partidos. Falleció el 24 de mayo de 2012 en su Las Heras natal.
Gonzalo Nicolás Martínez
Mediocampista. “Pity” llegó en 2015 a cambio de 4,5 millones de dólares por el 75 % de su pase. Con la camiseta del Millo jugó 163 encuentros oficiales, marcó 35 goles y dio 34 asistencias. Ganó ocho títulos en cuatro años: Recopa Sudamericana 2015 y 2016; Copa Libertadores 2015 y 2018; Copa Suruga Bank 2015; Copa Argentina 2016 y 2017 y Supercopa Argentina (2018).
Ramiro José Funes Mori
Defensor. Debutó en la B Nacional y disputó 109 partidos oficiales con 11 goles convertidos (uno en la final de la Copa Libertadores 2015) entre 2011-15. Su palmarés en el Millonario son los seis logros siguientes: Torneo Final 2014; Copa Campeonato 2014; Copa Sudamericana 2014; Recopa Sudamericana 2015; Copa Libertadores 2015 y Copa Suruga Bank 2015.
Enzo Nicolás Pérez
Mediocampista. El maipucino es el ídolo y referente del actual equipo de Gallardo. Llegó desde Valencia (España) en la temporada 2017-18 y hasta el momento ha disputado 102 partidos oficiales con 4 goles, cuatro asistencias y cinco títulos obtenidos: Copa Argentina 2017 y 2019; Supercopa Argentina 2018, Copa Libertadores 2018 y Recopa Sudamericana 2019.
Luis Artime
Delantero. El nacido en Palmira tiene un envidiable promedio de gol (0,86) en el club de la banda roja. Convirtió 70 goles en 80 cotejos oficiales entre 1962-65, donde obtuvo torneos amistosos, no oficiales.
Roberto E. Gutiérrez
Mediocampista. Disputó 39 partidos y convirtió 5 goles entre 1967-70. Aunque estuvo solamente tres años en el club, le tocó padecer la racha de 18 años sin títulos del elenco riverplatense.
Rogelio Gabriel Funes Mori
Delantero. Hermano de Ramiro. Disputó 32 partidos y convirtió 7 tantos entre 2009 y 2013. Resistido por su falta de definición, actualmente la rompe en el Monterrey de México. En Núñez solamente ganó el torneo de la Primera B Nacional 2011/12.
Jesús José David Méndez
Mediocampista. Luego de hacer las inferiores en el club, debutó en 2004. Disputó 23 partidos y convirtió un gol en la Copa Libertadores 2005. No logró títulos.
Fabrizio Germán Angileri
Lateral-volante. El juninense arribó al actual plantel conducido por Marcelo Gallardo en 2019 y procedente del Tomba. Hasta el momento, disputó 19 encuentros y todavía no marcó goles. Eso sí, ya ganó un par de títulos: Copa Argentina y Recopa Sudamericana 2019.
Marcelo Alejandro Larrondo
Delantero. El tunuyanino desembarcó con tremendos pergaminos goleadores. Sin embargo, perseguido por las lesiones, apenas pudo disputar 14 partidos con dos goles. Estuvo en la temporada 2016-17 y jugó un partido de la 2017-18. Ganó la Copa Argentina 2016 y 2017; la Recopa Sudamericana 2016 y la Copa Libertadores 2018, donde formó parte del plantel en la zona de grupos, pero no jugó.
Daniel Walter Oldrá
Defensor. Cuenta la leyenda que el día que lo probaron en el Monumental “borró” de la cancha a un tal Caniggia, quien ya estaba transferido al fútbol italiano. El ídolo del Tomba jugó 11 partidos oficiales (6 por el torneo de AFA, 4 por Copa Libertadores y uno por Liguilla) en el Millo y no convirtió goles entre 1988 y 1990. Integró el plantel millonario que ganó el campeonato de Primera División 1989-90.
Jerónimo Morales Neumann
Delantero. Hizo sus inicios futbolísticos en Godoy Cruz y luego pasó a River, donde en su estreno absoluto en Primera (2006) anotando un gol. Después jugó otro partido y fue transferido al Emelec de Ecuador. Hace poco anunció su retiro del fútbol.
José García
Delantero. “Tabaquillo”, uno de los ídolos del Expreso, fue uno de los primeros mendocinos en jugar en el Millonario en 1934. De todas maneras, solo jugó dos partidos oficiales.
Osvaldo Román Camargo
Delantero. Proveniente de las divisiones inferiores de Godoy Cruz, en 1965 fue subcampeón de la Liga Mendocina. En 1966 reforzó a River, donde estuvo durante dos temporadas y alcanzó la final de Copa Libertadores y el subcampeonato de Primera División.
Sergio Scivoletto
Defensor. A principios de 1983 pasó (desde Maipú) a préstamo a River. Debutó en el torneo de verano frente a Boca. En un amistoso internacional se rompió los ligamentos cruzados frente a Nacional de Montevideo. Su primer partido de carácter oficial con la banda roja fue en el Metropolitano ’83 contra Temperley. Tras el final de año no se hizo uso de la opción por el préstamo y regresó a nuestra provincia.
José Ignacio San Román
Lateral-volante. El sanmartiniano surgió de las divisiones menores del Millonario. “Pepe” comenzó a ser parte del banco de suplentes en el 2006 y ese mismo año debutó en el cuadro millonario con Daniel Passarella como DT, contra Vélez. Fue su único partido oficial con la Banda.