Fue uno de los 2.500 acreditados, uno de los 2.500 privilegiados de una definición sin hinchas, a puertas ‘casi’ cerradas. Pero no fue, en realidad, uno más. De hecho, el estadio lleva su nombre.
Nacido para el Mundial 78 en las cercanías de la Avenida Cárcano, la cancha sede de la final de la Copa Sudamericana entre Lanús y Defensa y Justicia, llevó vulgarmente la denominación de Chateau Carreras, como se conoce el paraje donde se enclava. También se le dijo estadio Olímpico, estadio Córdoba, hasta que un 21 de octubre de 2010, gracias al pedido del periodista Claudio Martín Menditto y la aprobación de la política provincial, se la bautizó oficialmente Mario Alberto Kempes.
Motivos sobraban para enaltecer al campeón del mundo con la Selección Argentina en 1978. El oriundo de Bell Ville, a 207 kilómetros de Córdoba capital, fue el autor del primer gol en la inauguración del estadio, en un amistoso disputado el 16 de mayo de aquel año entre la Albiceleste y un combinado local.
Este sábado, ya sin su larga cabellera pero aguantando al sol tal como lo hacía con su marca, el Matador ingresó la Copa Sudamericana al campo de juego. La pandemia privó al acto del aplauso de, al menos, 57.000 personas.