A los 71 años, falleció Omar Atencio, un histórico de la Sección de Deportes de Diario Los Andes, quien se desempeñó como jefe de la sección desde 2001 hasta su jubilación, en 2015.
El Gordo o el Cartón como el mundo periodístico deportivo lo conocía, dejó de existir el pasado viernes, en una clínica privada donde estaba internado debido a complicaciones cardíacas de vieja data. Familiares y allegados acompañaron sus últimas horas.
Jugador de Liceo Rugby de primera división y luego un incondicional de los Tortugas de Cuyo, Atencio había ingresado a Los Andes en la sección comercial a inicio de la década del ‘80 y los fines de semana los alternaba como cronista. Primero para el recordado diario Andino y finalmente en la sección del centenario matutino, cubriendo el rugby y otras disciplinas. Con el tiempo pasó a ser redactor y años más tarde ocuparía la jefatura de la sección deportiva.
El Gordo era un incondicional de Los Andes y siempre lo distinguió el sentido de pertenencia. Un profesional con todas las letras y un docente para toda una camada de periodistas que se formó y creció bajo su ala.
Un tipo de gran carácter y de enorme responsabilidad. El primero en llegar y uno de los últimos en retirarse.
Las redacciones de deportes tienen un aire muy particular en los medios, donde se conjugan un abanico de emociones y en las que, con el fútbol como común denominador, las expresiones del tablón están siempre presentes: gastadas, chicanas, expresiones desmesuradas y mucha complicidad. Y ese último terreno, Omar, formado en el área del polideportivo, solía acompañar y ordenar esa fauna que suele ser el mundo periodístico deportivo
En ese corazón que dejó de latir el viernes, también se encontraban diversas versiones del querido Gordo: exigente, cascarrabia, tierno, paternal, sobreprotector, incondicional, amigo y consejero. El Gordo era una persona con un humor excepcional y una sonrisa cómplice que contagiaba a la “hora de contar alguna historia”, haciendo más llevadera la jornada para quienes compartimos horas, días, semanas y años junto a él.
“Vení, sentate acá”, solía decir. Y desde allí lanzaba una observación sobre la nota de ocasión, aplicando su docencia y extraordinaria capacidad de editor.
Se fue un tipo que abrazó el periodismo cada fin de semana. Y aunque es verdad que el rugby fue su gran amor, también sentía admiración por actividades como las pesas, el judo y otras tantas disciplinas que incluso practicó. El futbol no era su fuerte, pero tenía gran debilidad por Independiente de Avellaneda. “El Rojo”, como solía repetir, orgulloso.
Fue, entre otras tantas cosas, un gran animador de las fiestas con sus amigos, donde siguió despuntando el vicio del rugby más allá del retiro con sus miércoles de Tortugas; su gran debilidad. Ahí, en la parrilla o en el disco, era un admirado cocinero,
El Cartón era un tipo familiero, que hablaba con amor y devoción de su esposa Cristina y de sus hijos Gabriel, Ezequiel y Magalí.
Su otra gran pasión fue la música: tocaba percusión y era un eximio cantante. Durante muchos años despuntó el vicio en la banda que tuvo Diario Los Andes.
Provenía de la vieja escuela del periodismo y transmitir conocimientos fue su gran legado. El compromiso por encima de todo, muchas veces sacrificando placeres en la búsqueda de un mejor producto para los lectores. Una persona entrañable y muy querida por quienes disfrutamos de su compañía.
Amigo, compañero, jefe y padre protector para algunos; Omar fue muchas cosas en la vida, pero por encima de todos fue un referente para para una generación de periodistas que ya empieza a extrañarlo.
Buena gira, maestro. Aquí vamos a honrar su memoria.