El fútbol de Mendoza está de luto, hoy a los 97 años nos dejó físicamente don Jorge Benegas, el primer carrilero del fútbol mendocino. Brilló en su amada Lepra, en el fútbol colombiano, San Lorenzo y la Selección Nacional.
Extracto del libro Historias y Relatos del Deporte en Mendoza de Rubén Lloveras
Me recibe con la atención y el respeto que tiene una persona que ha pasado la barrera de los 80 años, su apretón de mano fuerte y firme demuestra que ha practicado deportes, un andar cansino que ha dejado el paso de los años, estoy hablando de Jorge Benegas.
Luego de las presentaciones formales me invita a sentarme e inmediatamente se le iluminan los ojos y me ataca con una pregunta ¿sabe porqué le dicen “La Lepra”?.
Y comienza a comentarme sobre la leyenda de un partido a beneficio del Hospital de Infecciosos Lencinas jugado por su amado club donde se los comienza a llamar “Leprosos”, esta historia se mezcla tal vez con el cambio de casaca que ocurrió a partir de los comienzos de los ’20 cuando pasó a llamarse Club Sportivo Independiente Rivadavia llevando una camiseta azul, como lo hacían los leprosos cuando caminaban por los pueblos, avisando a los transeúntes de su presencia.
La verdad no interesa ¿quién puede dudar que el “ARRIBA LA LEPRA” se transformó a través del tiempo en el canto de guerra y son parte de la leyenda de la más prestigiosa Entidad Deportiva de Mendoza de todas las épocas?.
Por sus venas corre sangre azul y no porque sea hijo de algún príncipe o rey olvidado, se desespera por hablar de Independiente Rivadavia y comenta que su padre Francisco alias “Pancho” fue socio fundador en 1913 y que desde 1917 y hasta 1932 defendió los colores del equipo más ganador de aquellos años.-
A mediados de los años ’10 y comienzos de los ’20, esta institución jugaba con equipos ya desaparecidos como Gutemberg, Rancing, Pacífico, Correos y Telégrafos, etc., donde el fútbol era amateur y los intereses en juego eran solo ganar todos los domingos, luego me comenta sobre como Don Bautista Gargantini le pagó $500 a los famosos hermanos Gonzalez para que jugaran un partido y como el fútbol de Mendoza comenzaba a enmascarar ese amateurismo sano por el profesionalismo que se vivió a partir de los años ’30 en todo el país, la vieja cancha del Colegio Nacional en la calle Godoy Cruz, también ocupa parte de sus recuerdos.
Ese fue el ambiente en que fue criado, me muestra una foto de color sepia donde apenas tenía tres añitos y su abrazo izquierdo abraza una pelota de tiento, ya tenía su destino marcado.
¿Como no iba a ser hincha de La Lepra?, si vivió en la casa que actualmente se conserva en la entrada a la cancha de Independiente, sus recuerdos comienzan a divagar en ese misterio que llamamos memoria, comenta sobre la gira por Centro América de su amado club y como vivió desde las inferiores ese proceso, jugó en las divisiones campeonas de la época y lo hizo en la reserva aquella tarde del 20 de setiembre de 1942 en Cancha de Maipú donde Herminio Lodi guardavalla del equipo Azul del Parque fue gravemente lesionado.
El 14 de mayo de 1944 fue su debut, con 23 años y en cancha de Nacional Vélez Sarfield Pacífico contra el equipo local.
El empate en uno, saludado por los medios de prensa locales, no por el resultado sino por la reaparición del equipo de la divisa azul a jugar los torneos de Liga luego del cisma de octubre de 1942.
Fue una tarde llena de alegría para Jorge ahí conoció a María Rosa la mujer que le robaría el corazón para toda la vida.
La obtención del campeonato de 1945 con su amado club en brillante campaña y Jorge Benegas como indiscutido titular, codeándose con estrellas como Arturo López, Gumilla, Rivas, Bartolucci, fue madurando al hombre en este tipo de líes y templando su carácter para jugar en canchas a reventar de público, donde para ir a ver a La Lepra la gente viajaba en el miriñaque del tranvía, luego llegó el subcampeonato de 1946 atrás de un Andes Talleres invicto en la cancha y arrasador.
A finales de ese año viaja a Buenos Aires para hacerse operar las dos rodillas y un largo post operatorio, está de nuevo en las canchas en febrero de 1947, lo visita Paratore un ex integrante del equipo de Independiente Rivadavia de principios de los ’40 con la propuesta de ir a jugar a Colombia.
Acepta de inmediato y comienza con los preparativos para sacar el pasaporte, pero el destino lo toca con esa varita mágica que tienen los elegidos, un titular del diario La Palabra que decía “San Lorenzo interesado por Benegas”, pone en duda su viaje a Colombia.
Una muy dura negociación entre las entidades determina su pase a préstamos por $15.000 y la opción definitiva de $55.000, para jugar en su otro amor San Lorenzo de Almagro.
Se codeó con jugadores de la talla de Pontoni, Martino, Zubieta, Perruca.
Se deleitaba y disfrutaba en cada partido, enfrentaba a rivales como Sarlanga, Boye, Pedernera, Moreno, Méndez, se pellizcaba, no lo podía creer hasta hacía unos meses estaba tirado en una cama con las piernas enyesadas y ahora era un actor más del espectáculo.
Tapa del Gráfico y jugar en el Gasómetro con cancha llena, le parecían sueños imposibles de cumplir pero se le fueron dando todas las oportunidades.
Llegó la huelga de profesionales de 1948 y a partir de ahí nuestras canchas sufrieron un gran éxodo hacia Colombia, nuevamente la varita mágica de la vida lo toca, un representante de Independiente de Santa Fé de Colombia llega al país a buscar jugadores, los elegidos son Pontoni, Perruca de San Lorenzo, Mario Fernández y Vicente De La Mata de Independiente de Avellaneda, la institución de los Diablos Rojos le hace un ofrecimiento a Capote y desiste de viajar, entonces aparece el nombre de Jorge Benegas en carpeta y sin pensarlo un minuto más 1950 lo tendría en el equipo de Independiente de Santa Fé.
La campaña no fue buena y pasa en 1951 a jugar para Millonarios, siendo compañero de Pedernera, Rossi, Distefano y ganando todo lo que ese equipo jugó hasta 1953.
Con Millonarios inaugura en 1953 el Santiago Bernabeu ante el Real Madrid venciendo el conjunto colombiano por 4 a 2.
En 1954 lo contrata Independiente de Medellín y sin haber bajado del avión es recibido por el más grande jugador de la época, José Manuel Moreno alias “El Charro” o “El Fanfa”, como se lo conocía por su forma de hablar, “Josesito” (como también se hacía llamar Moreno) le dijo que en el partido que iban a disputar en la tarde tenían los dos que ser figuras, luego en el hotel le explicaría detalladamente el plan a emplear, el resultado de 6 a 2 junto con las crónicas de la época demostraron lo que le adelantó Moreno, fueron figuras.
Luego regresa al país en 1955 y hasta 1957 viste nuevamente los colores de San Lorenzo y es seleccionado para defender la divisa nacional en el sudamericano de Lima.
En el famoso equipo de los “cara sucias” fue titular en el primer partido donde Argentina vence a Colombia por 8 a 2 y la angustia de una infortunada lesión en un entrenamiento lo deja marginado de lo que hubiera sido la gloria máxima para un jugador de los calibres de Jorge Benegas.
Llegó Huracán en 1958 y pocos partidos como titular lo tienen casi listo para colgar los botines.
Nuevamente surge la varita de la suerte y en 1959 y hasta 1960 es contratado por “El Capetona” de la liga de Tres Arroyos o la Colombia chica según el apodo de la época, donde le pagaban por partido el monto en pesos de lo que ganaba en Huracán por mes.
El cansancio de viajar en forma permanente y las ganas de afincarse de una vez por todas lo lleva a Mendoza en 1961, en ese entonces el equipo de Fray Luis Beltrán ve en Jorge Benegas la oportunidad de tener un jugador experimentado, en su alineación y no duda en contratarlo actuando hasta 1962.
1963 marcaría su retiro en forma definitiva de las canchas jugaría el primer partido para Gutiérrez y abandona la actividad profesional.-
Un fugaz paso por Godoy Cruz Antonio Tomba como Director Técnico en 1967.
Con 73 años y en forma amistosa jugaba al fútbol en lo de Abate, a su vez el tenis y básquet como actividades complementarias, lo mantenía activo, hasta que el médico le aconsejó a dejar el fútbol y dijo basta de deporte.
Jorge Benegas un grande que dejó bien sentado el prestigio de nuestro popular deporte en todas las canchas que jugó.
A sus 97 años su corazón decidió descansar y el primer “carrilero mendocino” dejó su huella en el fútbol argentino y ahora tirará paredes en una estrella de nuestro fantástico cielo. Abrazo grande, Maestro.