El fútbol argentino y un duro rival: cómo la crisis económica amenaza su futuro en el plano internacional

Llama la atención la diferencia de nombres propios en los planteles sudamericanos, con Brasil a la cabeza. El dólar como factor fundamental ante la constante devaluación que sufre nuestra moneda. ¿Podrán los elencos locales tener armas a la altura para pelear Copas continentales?

El fútbol argentino y un duro rival: cómo la crisis económica amenaza su futuro en el plano internacional
Pelota parada, como el fútbol y su economía. (Freepik)

Que el dinero mueve al mundo no es una novedad. Tampoco lo es que el dólar se mantiene, desde hace décadas, como una de las vedettes a la hora de hacer compras o inversiones. Aunque sí llama la atención cómo la divisa norteamericana y el Euro fueron pasándole por encima al peso argentino, permanentemente devaluado y en serios problemas de estabilización, tanto en el presente como en el futuro inmediato.

Es allí donde hallamos la base de los contratiempos que afrontan los clubes del fútbol argentino. Es simple detectar el problema central: pocos jugadores de nivel internacional quieren venir a reforzar nuestros elencos al no aceptar un pago en pesos o con tope bajo si el convenio se da en términos de moneda extranjera. Una piedra en el botín que existió siempre, aunque cierto es que este 2021 profundizó una problemática traducida en pleno campo de juego, con goleadas tan duras como dolorosas en torneos continentales justamente por la disparidad de nombres propios.

Tal vez el ejemplo más cercano y contundente sea el de River Plate. Los de Marcelo Gallardo fueron claramente superados y eliminados por Atlético Mineiro en Copa Libertadores de América. Y el comentario obligado de todo futbolero a segundos del pitazo final fue “qué diferencia de equipos, así no se puede. ¿Cómo le vamos a competir a los clubes Brasil de ahora en más?”. Sueldos, capacidad de contratación y recambios de nivel europeo asoman como ejes fundamentales para comprender la desigualdad.

Algo queda claro: ya no se gana con la camiseta, muchos menos con la historia. Se gana con la billetera, hoy más que nunca.

Comparen

Históricamente, ¿fue más que River su verdugo copero? No. Pero en los últimos años, Atlético Mineiro logró reforzarse con el temible delantero Hulk, Diego Costa y Nacho Fernández, pilar de la era Gallardo, solo por citar un algunos ejemplos. La mayoría de los salarios los abona en dólares y la capacidad de cambiar una pieza por otra es real, directa y constante. Allí, florecen las sociedades anónimas. En cambio, el Millonario (de lo mejor de América en el último lustro) no pudo tapar los huecos que dejaron ventas como las de Montiel, Palacios, Borré, el mismo Fernández, Martínez Quarta, Pity Martínez y la lista sigue... La plata, la “guita”, factor clave, indiscutible y preocupante de cara a lo que se aproxima.

Apenas repasado el momento de River, tanto usted como yo podemos visualizar la compleja situación del resto de los elencos argentinos, ¿cierto? Es que es la misma, con las diferencias categóricas de cada caso. Muy atrás estamos los albicelestes de gozar de una economía deportiva como la de otros “tanques” sudamericanos y europeos. Y eso desde las tribunas se ve y se sufre.

Sin ir más lejos, pasemos a Boca Juniors, el otro de nuestros gigantes. Se fueron Carlos Tevez, Pol Fernández, Nicolás Capaldo, entre otros. Llegaron “Pulpo” González, Orsini, Rolón, Briasco, Rojo y Advíncula. A excepción de los dos últimos, el resto pertenece al fútbol local con poco rodaje en el escenario internacional. Más allá de desatinos dirigenciales, véase cómo la incapacidad de traer figuras repercute en la cancha y en la escasez de títulos internacionales. La última Copa Libertadores que levantó Boca fue en 2007... Y eso que sigue siendo Boca.

El goleador Darío Benedetto acaba de elegir al Elche de España. Tenía buenas ofertas acá y en Brasil, pero dijo no. Optó por un club chico (perdón Elche, no es personal) que paga en euros. Mismo camino tomó Julio Buffarini, ex Boca requerido por varias instituciones sudamericanas. Respuesta: no. Destino: Huesca de la Segunda división española, otro club chico que paga en euros (Huesca, te lo juro que no es personal, te necesité para argumentar esta nota de opinión). En mi cabeza y en la suya, querido lector, surgen decenas de otros jugadores, ¿verdad? Por la plata “baila en mono”, sencillamente. Y lo estamos pagando demasiado caro.

Son incontables los casos de grandes valores argentinos que deciden quedarse en el Viejo Continente por el factor económico, sin importarles eso de “salir del radar” de los medios de comunicación.

Si bien Defensa y Justicia logró últimamente un par de títulos internacionales (Copa Sudamericana y Recopa), la gesta parece más una excepción que la regla misma. Ninguno de los denominados “grandes” de Argentina pelea por alcanzar la gloria internacional, más allá de que sus economías son potentes si las comparamos con la de Godoy Cruz, por ejemplo.

Lejos quedaron aquellos tiempos en los que tal o cual futbolista elegía volver “a pelear cosas importantes”. Ahora manda el bolsillo y, al parecer, será así por un buen tiempo. La economía albiceleste luce golpeada en todos sus sectores y el balompié no podía quedar afuera de ese contexto, mal que nos pese. Un concepto que también incluye a los entrenadores.

¿Tendremos que acostumbrarnos, entonces, a ver finales brasileras en Libertadores y Sudamericana? Ojalá que no, pero...

Con reglas de juego absolutamente volcadas al poderío financiero, no fue raro ver cómo el PSG se llevaba nada menos que a Leo Messi para terminar de producir un equipo galáctico que, a priori, no tendrá rival, mucho menos un equipo argentino. Neymar, Sergio Ramos, Mbappé, Di María, Verrati, Donnarumma, uf. ¿Imaginan esos nombres en el fútbol nuestro? No, la verdad es que no está en la mente ni del más grande de los optimistas.

El Mundial, con sello europeo

A nivel selecciones y poniendo el foco en la cita mayor, el Mundial, fíjese cómo Europa alzó la Copa del Mundo cuatro veces seguidas: Italia 2006, España 2010, Alemania 2014 y Francia 2018. No es coincidencia, es el resultado de una apuesta multimillonaria por tener a los mejores del mundo en los clubes más importantes del planeta. Y que todo, todo, todo suceda allá.

Lamentable pero cierto, las billeteras de los equipos argentinos no están, ni por asomo, en condiciones de pelearles mano a mano un refuerzo o incorporación a sus pares de Brasil o México. Un detalle no menor para tener en cuenta si por la cabeza se nos pasa decirles “amargos” o “burros” a los que se ponen nuestros amados colores, que muchas veces no son más que juveniles haciendo de bomberos.

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