El día que el pugilismo nacional ganó su licencia

Se cumple el Centenario de la “Pelea del Siglo”, entre Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey. Tras aquel combate, el boxeo se legalizó en nuestro país.

100 años de la "Pelea del Siglo" entre Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey, donde estuvo en juego el título mundial de los pesado. Se realizó en el estadio Polo Grounds de Nueva York. En la imagen, el momento en el que el Toro de Las Pampas saca de una trompada a Dempsey, que estuvo 17 segundos fuera del ring.
100 años de la "Pelea del Siglo" entre Luis Ángel Firpo y Jack Dempsey, donde estuvo en juego el título mundial de los pesado. Se realizó en el estadio Polo Grounds de Nueva York. En la imagen, el momento en el que el Toro de Las Pampas saca de una trompada a Dempsey, que estuvo 17 segundos fuera del ring.

El boxeo le debe mucho, o casi todo, a esos (casi) cuatro minutos que Luis Ángel Firpo pasó sobre el ring frente al norteamericano Jack Dempsey, en lo que luego sería recordada como la “Pelea del Siglo”. Aquel 14 de setiembre de 1923, en el estadio Polo Grounds, en el corazón de Nueva York, estuvo en disputa el título mundial peso pesado y el argentino marcó para siempre la historia de este deporte.

Apenas dos rounds generaron cientos de historias, crónicas, relatos y leyendas sobre aquel hito del deporte de los puños, de los cuales hoy se cumplen 100 años. De allí que el boxeo argentino celebre también un siglo de vida. Es que por aquellos días, el deporte de los puños estaba prohibido en la Argentina y la épica presentación del “Toro de las Pampas” desató furor en todas las clases sociales del país, que comenzaron a llenar gimnasios en la búsqueda de aprender sobre jabs, directos, uppercut y swing.

Aún cuando el argentino finalmente fue noqueado tras caer nueve veces a lo largo de la pelea, lo que desató la euforia de los argentinos fue aquella trompada de derecha con la que Firpo sacó del ring a Dempsey, cuando el primer round estaba por concluir.

La historia cuenta que el norteamericano estuvo más de 17 segundos fuera del cuadrilátero y que solo pudo volver cuando Perry Grogan, operador de Western Unión, y el periodista Jack Lawrence lo ayudaron. Sin embargo, oficialmente figuran menos de 10 segundos en el conteo que realizó el árbitro John Gallagher. Esto le permitió al Matador de Manassa terminar en pie el asalto, ante el clamor de más de 90 mil espectadores.

Antes de la embestida, Firpo había caído siete veces y Dempsey llegó al rincón preguntando en que round estaba. En el segundo asalto, el campeón mandó a lona en dos ocasiones más al Toro de las Pampas y fue el final de la disputa.

Pero la épica de los 17 segundos le bastó al Firpo para convertirse en mito del boxeo nacional, además de ser la primera licencia del pugilismo argentino. Aunque no pudo conquistar el título, si se adueñó para siempre de la gloria.

Además, el combate permitió modificar el desarrollo de la disciplina en el país y se convirtió en el primer acto de injusticia sobre un cuadrilátero. Luego, la historia se encargaría de encadenar muchos más. Pero eso es otra historia.

Según las estadísticas, en el orden internacional, es el primer combate que más público convocó, superando el millón de dólares de recaudación.

La leyenda y sus detalles

Tal como suele suceder con hechos históricos, los detalles ven la luz con el transcurrir del tiempo. Y entre los aspectos más increíbles de aquella noche, destaca que Luis Ángel Firpo peleó con el fractura en el húmero de su brazo izquierdo. Sin embargo, el argentino arregló con el médico de turno una compensación económica para poder subir al ring.

La caída de Dempsey fuera del ring trajo aparejado críticas de toda índole. Los medios estallaron contra el arbitraje John Gallagher, quien fue suspendido por la Comisión de Nueva York y luego perdería su licencia. Unos años después, acosado por las críticas, Gallagher terminaría suicidándose en un cuarto de hotel.

Un salto a la fama

Luis Angel Firpo, quien había nacido el 11 de octubre de 1894 en Junín, provincia de Buenos Aires, embolsó 156.250 dólares por aquel combate. Para la época fue una fortuna que el argentino supo invertir y con el tiempo se volvería millonario. Su popularidad lo convirtió en un hombre exitoso y el deporte pasó a un segundo plano. A mediados de 1930 intentó retomar su carrera profesional, aunque perdió por nocaut frente al chileno Arturo Godoy. Sin embargo, el aporte más valioso al boxeo nacional tenía grabado para siempre su nombre en letras de oro.

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