“El futbol es parte de nuestras vidas; el que no ha vivido o no lo vive, no podrá entender de qué hablamos. No podemos vivir sin el fútbol. Estuvimos un año encerrados por la pandemia y yo sentía que no era vida”. El dueño de la frase es Gonzalo Daniel Giménez, quien con un doblete, allá por mayo del 2006, le dio a Godoy Cruz el ansiado ascenso a Primera División y se convirtió en una de las figuras más trascendentales de la historia de la entidad tombina. Hoy, alejado de los flashes y ya retirado, la pasión se mantiene intacta y sigue jugando en Club Mario Pastran, en la Liga de Veteranos de Junín, donde domingo a domingo repite un ritual que tras el retiro había jurado no realizar: “mis amigos son testigos: siempre dije que nunca me iba a levantar temprano para ir a jugar”.
Sin embargo, el Tanque no es el único profesional que hoy, retirado, defiende los colores de CMP, reciente campeón del Apertura 2021. En el Blanquinegro también están Cristian Andrada, Fernando Labaké (volvió a jugar la semana pasada en la Liga Mendocina con la camiseta del Atlético Palmira), Ceferino Sosa, Fabián Derrigo, Mauricio Zafarana y Javier Villaseca. Y a todos los mueve el mismo motivo: la pasión.
Visto desde afuera, cuesta comprender porque alguien que realizó una misma actividad durante gran parte de su vida la continúa realizando más allá del retiro, sin cobrar un peso (incluso pagando por hacerlo), soportando las frías mañanas de invierno e incluso algún defensor despiadado. La respuesta común es la misma: el compartir con un grupo de amigos, celebrando la posibilidad de seguir disfrutando de la redonda es un motivo más que suficiente para levantarse muy temprano un domingo cualquiera.
“Los amigos hacen que esto valga la pena. Además, el amor por el fútbol es muy grande. Disfruto mucho no solo del juego, sino también de lo que se genera antes y después. Cuando no pueda jugar, voy a seguir yendo a una cancha a ver pibes”, confiesa el Tati Derrigo.
Mientras, Labaké, que tras el campeonato con CMP recibió la oferta para volver a jugar la Liga Mendocina con la casaca jarillera, confiesa: “Es algo que hice toda mi vida y la costumbre de seguir compitiendo y compartiendo con amigos es muy lindo. Cuando dejé de jugar extrañaba el vestuario, las risas con los compañeros y ahora lo recuperé”.
Y aunque la competencia exige, ellos viven los 90 minutos de otra manera: “es más relajado esto; voy a divertirme. Antes, cuando entraba a una cancha, no me divertía. Y eso no estaba bueno. Ahora, jugando con amigos, la paso mejor y no tengo la presión de aquellos años. Más allá de que hay partidos importantes que ganar, si perdés, no pasa nada; el tercer tiempo lo cura todo (risas)”, dice el Tanque, quien jugó 21 años como profesional.
Elegidos al azar, estos siete nombres hoy son apenas un puñado de los tantos que continuaron despuntando el vicio más allá del retiro profesional. La lista es larga y suma nombres de jerarquía: Juan Alejandro Abaurre, Marcelo Bontorno, Andrés Villafañe, Cristian Vargas, Fabio Ruel, Walter Muñoz, Fermín Sedano, Javier Sánchez, Gabriel Figueroa, Luciano Cipriani, Sergio Aldunate, Marcelo Gerardi y Marcos Lama son algunos de los tantos que pueblan las canchas mendocinas. Todos, en mayor o menor medida, tuvieron un paso por los distintos escalones del fútbol argentino.
Quizás sea “la necesidad de seguir sintiéndose vivo”, tal como dice el Ringo Sosa ante la consulta. Y de inmediato agrega: “no tengo palabras para explicarlo”. Sin embargo, sin saberlo, expuso lo que tantos buscan detrás de un balón caprichoso: la urgencia por no concederle treguas al tiempo, esquivando algo más que patadas y lesiones y buscando en algún grito de gol el abrazo sagrado con un pasado cargado de recuerdos.
En lo más alto: CMP celebró siete títulos en cuatro años
Tras una final emotiva, con los nervios a flor de piel, Club Mario Pastran venció 5-4 por penales a Los Gallitos FC, luego de haber igualado 1-1 en los 90′ minutos reglamentarios, y se coronó nuevamente campeón de la Liga de Veteranos de Junín. El logro significó el séptimo en apenas cuatro años de vida (los últimos seis de forma consecutiva) y marcó el año de la pandemia.
Antes, tras 22 intensas jornadas, el Blanquinegro, que tiene a Pablo Pastran como presidente y a David Godoy como DT, terminó al tope de la general con 85 goles a favor y apenas 14 en contra.
“Esto es una pasión que no puedo explicar. Lo que ha conseguido este equipo me sobrepasó y es la manera de tener a mi papá conmigo (NdR: falleció en noviembre del 2011)”, confió Pablo.
El plantel campeón: Cristian Andrada, Carlos Morales, Sergio Pereyra, Daniel Giménez, Ceferino Sosa, Víctor Morales, Walter Grasso, Javier Parisi, Ariel Muñoz, Darío Villegas, Mariano Bustos, Luciano Pizarro, Juan Gutiérrez, Fernando Labaké, Juan Molina, Fabián Derrigo, Hugo Muñoz, Pablo Andrada, Mauricio Zafarana, Juan Azor, Juan Videla, Enrique Mut, Juan Funes, Aníbal Magnaldi, Carlos Bertona y Javier Villaseca. Además, el cuerpo técnico lo complentan Víctor Zalazar como ayudante de campo y Javier Campos como utilero.