Fue Carlos Alcaraz, no Novak Djokovic, quien conjuró el “¡¿Cómo hizo ese?!” tiro en las semifinales del Abierto de Francia que se hizo viral en minutos y del que se hablará por muchos años.
Fue Alcaraz, de 20 años, no Djokovic, de 36, quien tenía la juventud de su lado, por supuesto, con la diferencia más grande de edades en la historia de un Grand Slam en semifinales desde 1991. Fue Alcaraz, no Djokovic, quien se quejó con su entrenador en el arranque de una tarde calurosa de 29 grados en la cancha Philippe Chatrier de que los puntos no eran lo suficientemente largos para desgastar a su rival.
Y aún así, fue Alcaraz, no Djokovic, quien sucumbió al calor y a la intensidad y, bajo su propia admisión, a los nervios de la ocasión. Fue el español, no el serbio, cuyo físico le traicionó. Y así, será el el tercer preclasificado Djokovic, no el número uno Alcaraz, quien seguirá jugando en París, con la oportunidad de añadir un trofeo a su colección.
Djokovic utilizó toda su experiencia, implacabilidad y su condición física para derrotar a un acalambrado Carlos Alcaraz 6-3, 5-7, 6-1, 6-1 en Roland Garros el viernes y se acercó a una victoria de su 23er título de Grand Slam, lo que sería un récord, rompiendo el empate que tiene con Rafael Nadal.
“Puedo entender que las emociones y las circunstancias que te afectan mental y emocionalmente… Tal vez por primera vez en su carrera, se esperaba que él iba a ganar”, dijo Djokovic. “Es parte de la curva de aprendizaje”.
Punto para uno de los viejos.
“Nunca había sentido la tensión que tuve en este partido”, reconoció Alcaraz, quien dijo que el estrés que sintió debido a lo que estaba en juego y al enorme rival que tenía al otro lado de la red le provocó calambres “en todas partes de mi cuerpo”.
“Él ha estado en esa situación múltiples veces, muchas más que yo”, añadió. “Desde el principio tenía una tensión extra y eso te pasa factura... Novak te exprime al máximo, te lleva al límite poco a poco”.
El domingo, Djokovic jugará contra el cuarto preclasificado Casper Ruud, quien eliminó a Alexander Zverev (22do) por 6-3, 6-4, 6-0.
Ruud jugará en su tercera final en los últimos cinco grandes incluido el Roland Garros el año pasado, cuando perdió con Nadal, pero todavía está en busca de su primer trofeo de Grand Slam.
“Traté de jugar tranquilo, sin mucha presión dijo Ruud.
Nadal se ausentó de su torneo favorito este año debido a una lesión en la cadera.
Ello dejó la atención de la gente en dos hombres en las últimas dos semanas: Djokovic, quien ha ganado 10 de los últimos 19 torneos más importantes, y Alcaraz, quien ganó el Abierto de Estados Unidos en septiembre. Djokovic es una de las figuras más dominantes en la historia de los deportes; Alcaraz es considerado como el futuro.
Y seguro que ambos dieron un gran espectáculo durante dos sets estimulantes y agotadores, con los fanáticos rompiendo en cánticos de los apodos de ambos hombres: “¡No-le!” y “¡Car-li-tos!”
Djokovic estaba en su mejor momento, deslizándose, lanzando golpes de fondo que empujaron a Alcaraz y lo movieron por toda la cancha.
Alcaraz, de algún modo, persiguió casi todo, su velocidad y su instinto en su punto máximo.
Nada fue tan espectacular como ESE tiro de Alcaraz. El tiro del día, el tiro del torneo, el tiro del año.
Ocurrió cuando estaban 1-1 en el segundo set. Habiendo atraído a Alcaraz a la red, Djokovic mandó la pelota hacia la línea de base. Muchos jugadores se habrían rendido ante ese punto y decidido ir al siguiente. O tal vez intentar llegar a la pelota y fallar. Alcaraz la persiguió, corrió de espaldas a la red, y después se deslizó hacia la línea, con su pie izquierdo doblándose cuando se detuvo y giró su cuerpo, inclinándose hacia atrás para pasar con un golpe a la derecha de Djokovic para un tiro ganador.
Mientras los fanáticos gritaron y se pusieron de pie para ovacionar la jugada, Alcaraz alzó su mano izquierda y alzó el índice en un gesto fugaz de “número uno”.
El español sonrió ampliamente. Incluso Djokovic tuvo que sonreír, y le aplaudió apoyado con su raqueta. Pero todo cambió en el tercer set.
Justo después de fallar una devolución de derecha para igualar la pizarra 1-1, Alcaraz estiró su mano. Claramente le estaba molestando. Después de un golpe de derecha, brincó sobre su pierna derecha, luego se sujetó la pantorrilla. Dejó caer su raqueta a la arcilla. La jueza Aurélie Tourte se acercó para checar cómo estaba. Así también lo hizo Djokovic, caminando hacia el lado de Alcaraz.
La atención médica por una lesión, lo que el reglamento llama “una condición médica aguda” es permitida durante un partido. Pero recibir tratamiento por calambres cuando no es el momento de cambio de saque no está permitido sin penalización. Por lo que Tourte le dijo a Alcaraz que podía sentarse y recibir atención médica, pero tendría que conceder el siguiente juego, que fue lo que hizo.
Cuando la pizarra se actualizó con ventaja para Djokovic 2-1 sin haberse jugado un punto, la multitud reclamó, silbó y abucheó, hasta que Tourte explicó en francés lo que había ocurrido.
“A partir de ese momento”, dijo Djokovic, “fue un partido diferente”.
Alcaraz solamente pudo ganar un juego más… y Djokovic quien tiene la oportunidad de seguir jugando.