Lionel Messi quedará desde la medianoche del miércoles en libertad de acción y a partir del jueves 1 de julio estará en condiciones de negociar un nuevo contrato con cualquier club en esa condición, incluyendo al propio Barcelona, donde a 24 horas de llegar a ese inédito punto límite, siguen confiando en la renovación pese a las dificultades económicas que atraviesa la institución.
La llegada a la presidencia de Joan Laporta, de buena relación con Messi desde los “años dorados” del club en la primera década del siglo XXI, para reemplazar a Josep María Bartomeu, de mala vinculación con el rosarino, renovó las esperanzas de la entidad catalana en lograr la renovación contractual del máximo ídolo de la parcialidad “culé”, después de aquel ya “histórico” burofax en que anunciaba su alejamiento.
Esa carta documento había sido enviada por Messi hace exactamente un año atrás, y desde entonces hasta hoy en día inclusive, se especuló con su alejamiento del club de toda su vida rumbo a dos destinos excluyentemente posibles: Manchester City de su técnico más querido, Josep Guardiola, o París Saint Germain, de sus amigos Neymar y Ángel Di María, y su compañero en la selección argentina, Leandro Paredes.
Lo primero que hizo Laporta fue intentar “tocarle el corazón” al jugador con más presencias en el seleccionado argentino (148) trayéndole a uno de los mejores amigos que le dio el fútbol: Sergio Agüero.
Inclusive el titular barcelonista comentó que le “encomendó” al “Kun” que en la concentración de Ezeiza con el seleccionado argentino que juega la Copa América que lo “convenza de seguir”, y sostuvo públicamente que el ex Manchester City estaba cumpliendo con ese encargue “todos los días”.
En Barcelona, medios como el diario deportivo Sport mencionan un acuerdo de palabra previo al viaje de Messi a la Argentina para jugar la Copa América, que pasaría a los papeles, según soñaba el propio Laporta, o en el día del cumpleaños de “Lío”, el pasado jueves 24, o en el suyo propio de hoy.
Sin embargo no fue ni un día ni otro, y eso generó una gran inquietud en los hinchas barcelonistas, ya que el hecho de que Messi llegue, como nunca antes, al último día de su contrato sin haberse oficializado la renovación, y que de no haber novedades mañana, el primer día de julio deje de pertenecer formalmente al club, es una circunstancia muy cercana a un papelón.
El 30 de junio será un día muy conmocionante para Barcelona por el futuro de Messi, pero aparentemente no para él, que se encuentra, como se lo advierte en el día a día, muy feliz y disfrutando en Ezeiza con sus compañeros del ‘seleccionado argentino. Seguramente debe tener todo decidido “Lío” en su cabeza, esa que le funciona “a mil”, tanto como dentro de los campos de juego.