Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, confirmó que la Final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y Fluminense se jugará el próximo sábado 4 de noviembre en el mítico Maracaná como estaba previsto desde un primer momento.
La decisión se tomó después de la reunión entre las dirigencias de Boca, que contó con la presencia de Juan Román Riquelme, y de Fluminense, de la que también participó de manera presencial el presidente de AFA, Claudio Tapia, luego de que en Brasil surgiera la información que Conmebol analizaba mudar el partido al Morumbí de San Pablo, por un conflicto con Flamengo.
El equipo brasileño quería hacer de local en el estadio el 28 de octubre ante Bragantino y, además pedía más entradas que las destinadas a los finalistas.
“Alineamos los detalles de esta gran fiesta deportiva que se vivirá en Río de Janeiro el próximo 4 de noviembre en el estadio Maracaná”, anunció Domínguez en las redes sociales.
Hay que destacar que se espera que más de 100 mil hinchas de Boca, más de la mitad sin el ticket de ingreso correspondiente, se trasladen a Río de Janeiro para estar cerca del equipo de Jorge Almirón que va por la séptima estrella continental.
“Esta tarde nos reunimos con los representantes de clubes finalistas de la Conmebol Libertadores 2023, Boca Juniors, la AFA, Fluminense y la Confederación Brasileña de Fútbol. Alineamos los detalles de esta gran fiesta deportiva que se vivirá en Río de Janeiro el próximo 4 de noviembre en el mítico estadio Maracana ”. Fue el mensaje completo que compartió en sus redes sociales, Alejandro Domínguez. De esta manera, puso fin a la polémica generada en Brasil acerca del escenario que albergará la ansiada final del torneo continental más importante a nivel clubes.
Las alarmas se encendieron en la jornada de hoy, cuando fuentes brasileñas alertaron que la final de la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y Fluminense podría mudarse a otro estadio o incluso de ciudad brasileña. Esto se debió a presiones internas por parte del Flamengo y el itinerario del Brasileirao, que las autoridades pudieron resolver en la reunión que se desarrolló en Luque, Asunción (Paraguay).
Se trató de un cónclave protocolar entre los directivos de Boca (el vicepresidente Juan Román Riquelme), Fluminense (su presidente Mário Bittencourt) y las asociaciones miembro de la Conmebol implicadas (AFA y Confederación Brasileña de Fútbol, con presencia de sus máximos dirigentes Claudio Tapia y Ednaldo Rodrigues, respectivamente.
Los rumores se habían originado en torno a las protestas del Flamengo por no poder jugar de local en el Maracaná de cara al partido contra Red Bull Bragantino por la Fecha 30 del Brasileirao programado para el sábado 28 de octubre. En el Fla argumentaron que algunos abonados tenían derecho a utilizar su plaza en el mítico estadio que es propiedad del Estado de Río de Janeiro y en 2019 se decidió terminar la concesión de la empresa Odebrecht.
Desde hace cuatro años, la administración corresponde a los dos clubes cariocas por medio de un consorcio en el que se renuevan provisionalmente las licitaciones de manera anual.