Han pasado los días, pero las emociones y vibraciones de un momento único siguen latentes y a cada tanto vuelven a invadirlo a Agustín Loser. No es para menos. Las entrevistas son interminables tras su regreso al país junto a la Selección Argentina de vóleibol, con la cual logró una histórica medalla de bronce en los JJ.OO Tokio 2020, situación que se demoró 33 años en volver a producirse y con el mendocino como genio y figura en la definición ante Brasil.
Es que el punto de bloqueo de Agustín a Douglas De Souza quedará en la memoria y en la historia del voley argentino para siempre. Un punto épico que se transformó en medalla de bronce en un instante y, que al volver a mirarlo no deja de conmover. Punto con el que Argentina, por segunda vez en la historia, le ganó una medalla a Brasil en una Olimpíada.
Sus manos allá en lo alto bloqueando, luego arrodillado y con los puños apretados dieron la vuelta al universo voley y fueron tendencia en las redes. Es que ese pibe nacido hace 23 años en General Alvear, que hace rato se ganó su puesto de titular en la Selección, ya no era tan desconocido. Además, se convirtió en el primer mendocino en aportarle al voley local una medalla y se colgó la séptima en el historial provincial.
A sus 17 años emprendió su sueño deportivo sin escalas desde la Escuela de Agricultura de Alvear al club Ciudad de Buenos Aires, de la mano de Luis Testa, tras su paso por la Selección de Mendoza y sin haber jugado a nivel local. Dejó atrás la idea de ser médico como su padre y se decidió por el deporte luego de consagrarse subcampeón Mundial Sub 19 en Chaco con la Selección Argentina de menores dirigida Testa.
Los números impares parecen marcar la vida de Loser, que sumó su bloqueo Nro7 en el partido y logró el bronce en 2021. En 2015 fue subcampeón del mundo, en 2017 campeón mundial con la Sub23 y en 2019 campeón con Bolívar en la Liga Argentina. En cada uno de esos procesos ha sido el menor de los planteles y en Tokio no fue la excepción. Allí volvió agigantarse, a exponer ese temperamento competitivo y ganador que lo destacan y le reconocen; primero Luis Testa, luego Julio Velasco y Marcelo Méndez, actual DT de la Selección.
En su departamento en Buenos Aires, el alvearense cumple el aislamiento que exige el protocolo sanitario para aquellas personas que llegan desde el exterior. Se queja y gruñe, porque le quita los pocos días que tiene para ver a sus seres queridos después de 82 días fuera del país. Un depto en el que está solo, pero depende de las circunstancias, ya que suele convivir con su novia, la jugadora de voley de River Plate, Daniela Nielson.
Dice que su celular explotó de mensajes al igual que sus redes sociales. “Acá estoy en Buenos Aires, descansando un poco después casi tres meses que nos fuimos de Argentina. Después de la VNL (Liga de las Naciones que se jugó en Italia) la idea era volver al país, pero como estaba todo complicado por el Covid y había que buscar lugar donde entrenar, decidimos entrenamos en Italia”, cuenta desde algún lugar de Capital Federal.
-¿Recuperándote un poco de tanto trajín?
-Sí, pero aún no dan la lista para el Sudamericano que comienza en setiembre, pero si voy, el 23 de este mes tengo que volver a entrenar.
-Debés estar agotado por tanto viaje.
-Físicamente me siento bien, pero con el jet lap (trastorno de sueño temporal que se produce por los cambios de horarios, debido a que entre Japón y Argentina hay 12 horas de diferencia), me siento cansado y tengo sueño todo el tiempo.
-Te colapsó el celular…
-Sí, eso fue todo un tema. Una locura la cantidad de mensajes que recibí. Es que durante los Juegos Olímpicos me escribían de muchas radios y periodistas, pero respondía poco, porque estaba enfocado en los partidos y no teníamos tiempo de relajarnos por una victoria. También porque no querés hablar mucho de un triunfo porque tenías que pensar ahí nomás en el otro partido. Fue todo rápido. Ahora estoy respondiendo y haciendo notas que me quedaron pendientes.
-¿Vas a seguir jugando en el Tourcoing Lille o tenés alguna otra propuesta?
-Sí, arreglé por un año más y tengo cerrado la temporada en Francia, dado que la mayoría de los equipos están armados y creo que si se abre una posibilidad para ir a otro club o país, será en 2022. Los equipos están entrenando y la competencia comienza en un mes y medio.
-¿Han sido días de muchos festejos o no?
-Sí y no, porque lamentablemente no se puede por la cuarentena. Es un bajón y te da un poco de bronca que te encierran por venir de afuera. Nosotros desde que tocamos Japón venimos haciéndonos test todos los días.
-¿En Europa continúa la cuarentena?
-Ahora esta todo más flexible, pero cuando jugamos la VNL (Italia) estuvimos en burbujas. Estábamos en ciertos lugares que no te podías contagiar y nos teníamos que cuidar.
-Todo un tema, 80 días cuidándote, algo que debe estresar también.
-Sí, fue bastante complicado y hubo momentos en los que quería despejarme un poco y sólo tuvimos 5 o 6 días libres después de la VNL. Fuimos a la playa, pero después la mayor parte del tiempo fue encierro.
-¿Mucho protocolo en la Vila Olímpica?
-Sí; primeros test de salivas todos los días. Antes de llegar a los Juegos estuvimos en otra ciudad en Japón y también era igual: fueron 40 días así. Las reuniones en lugares cerrados estaban casi prohibidas y cada edificio tenía en la parte de abajo mesitas al aire libre. Cada delegación podía bajar, en nuestro caso tomábamos mates, pero con tu propio mate y el barbijo bien puesto sino te retaban. Después, era un comedor común de 2 pisos, pero había que usar guantes con alcohol en gel, las mesas eran largas, con un acrílico transparente que te dividía de la persona de al lado y de enfrente. Había que cuidarse mucho porque si te contagiabas, te aislaban 15 días y te perdías todo.
-¿Era eso o nada?
-Exacto, por eso de nuestro lado nadie arriesgó. Teníamos claro nuestro objetivo y habíamos ido a eso.
-En el equipo, antes de los JJ.OO, ¿se hablaba de la posibilidad de medalla?
-En las notas que nos hicieron antes de los Juegos, al menos yo decía que íbamos con el sueño de medalla, pero pensando en la zona y porque estábamos en el grupo más difícil. Había que ir paso a paso. Obviamente en la medida que avanzó el torneo uno va soñando y todo se acercaba más. Igual, siempre pensando en el partido que venía. Eso hizo que se pueda llegar a sacar medalla.
-El equipo tenía condiciones, pero siempre estaban las dudas sobre las capacidades. ¿Cómo fue la convivencia durante tanto tiempo?
-Condiciones el equipo tenía y tiene, pero durante la gira de la VNL y luego en los entrenamientos y de la VNL hubo momentos que no fueron buenos. Hubo roces, algo lógico y cosas internas que pasan en todos los lugares. Pero tuvimos charlas respecto a los objetivos que teníamos y todo fue mejorando. Nos fuimos uniendo más y llegamos primero con la idea de pasar la zona y después ir jugando cada partido. Cuando pasamos la fase de grupos nos dijimos ‘tenemos que ir por todo’.
-Muchos vienen jugando juntos desde hace tiempo, pero no había logros y con Marcelo Méndez se dio el salto de calidad.
-Marcelo es un entrenador ganador, que tiene una trayectoria increíble y mucho tuvo que ver él en este logro. Sabíamos que estábamos un escalón más abajo del resto de los equipos, pero jugamos y le ganamos a varias potencias. A nuestros equipos siempre le han faltado ganar cosas y se lo criticaba por eso. Necesitábamos creer y tener la mentalidad ganadora, porque es obviamente lo que te ayuda a enfrentar los torneos con una mayor ambición.
-Todo un laburo de jugadores y cuerpo técnico.
-El grupo estuvo muy unido en Tokio, mucho más que en años anteriores. Hubo roces que después se superaron, y eso nos hizo más fuerte. No sé realmente cuál fue la razón, pero fue algo del grupo en sí, no sólo del entrenador, sino del equipo que afianzó muy bien los lazos entre cada uno.
-La situación afectiva entre ustedes de alguna manera creció, lo cual hace que todos sumen desde otro lugar.
-Exacto. Tengo y tenía amigos dentro del equipo, porque no todos son tus amigos, pero tengo buena relación con todos. Durante estos tres meses la relación fue creciendo para bien. Con los que no teníamos una buena relación comenzamos a tener una mejor química y eso ayudó también.
-¿Digamos que la pandemia y cuarentena los fortaleció?
-Sí, creo si le hizo bien al grupo el pasar por malos momentos y superarlos, y eso pasó al estar tanto tiempo juntos.
-La derrota del primer partido frente a Brasil, ¿cambió la actitud del seleccionado y en vos o en qué incidió?
-En lo personal hubo un cambio, pasó algo, y en el equipo también a partir de ahí. Yo estaba en la cancha y no podíamos rotar. Estábamos ganando 17 a 11 y no lograba ayudar al equipo a superar esa situación, tuve dos pelotas para hacerlo y no pude. Me dio mucha bronca y pasé por un par de sentimientos en los que hice un cambio, algo que me ayudó muchísimo en el resto del torneo. Respecto al equipo estábamos enojados e impotentes. Nos dijimos ‘tuvimos la oportunidad y no la aprovechamos’. Pero nos sirvió de aprendizaje. Ahora tenemos que aprovechar lo que se nos presente. Pudimos cambiar rápido de página y eso fue lo que ayudó a los próximos partidos.
-Ante Francia en semifinales ¿qué sucedió?. Argentina nunca entró en juego y no les dieron respiro.
-No fue nuestro mejor partido, pero ellos jugaron un voley de muy alto nivel y las mínimas chances que tuvimos no las pudimos aprovechar. Fue mérito de Francia que jugó en un gran nivel voley en todo el torneo. Nos pasaron por arriba. Sentimos nuevamente impotencia y bronca, porque habíamos perdido la primera oportunidad de medalla olímpica.
-Increíble como se recuperó el equipo de ese partido, porque fue un cachetazo de realidad.
-Este equipo se hizo más fuerte de la cabeza y fue lo que nos llevó a poder ganar una medalla. Nunca bajamos los brazos ni cuando perdíamos un set a 15 o perdíamos un partido. El equipo siempre dio vuelta la página y esa fue la manera de lograr todo esto.
-Volvamos al partido con Brasil, ¡Tremendo punto hiciste!
-¡Fue una locura!
-¿El punto soñado?
-Nunca me imaginé algo así y obviamente no es soñado porque nunca lo soñé. Antes de todo esto, mi sueño era estar en un Juego Olímpico, después cuando se cumplió, mi objetivo era tratar de estar entre los 7 jugadores que pueden estar dentro de la cancha como titulares y obviamente después el sueño era subirme a un podio y ganar una medalla. Igual, cuando paso todo eso de jugar una semifinal y el tercer puesto contra Brasil, ni se te cruza por la cabeza un punto, uno va y da lo mejor para el equipo y bueno pasó eso...¡Fue una locura! (vuelve a rememorar).
-Cuando te elevaste a bloquear, ¿adivinaste el ataque, lo viste venir?
-Yyyy... todo fue muy rápido. Me me acuerdo que sacó Seba (Sebastián Solé) y la pelota queda un poco separada de la red y me quedo esperando a ver que hacían los rivales. El armador (Bruno) la saca para cuatro por el punta y voy corriendo a bloquear, me freno un poco en la diagonal y siento como me pega en la mano y veo que la pelota va cayendo a un lugar donde no había nadie. Cae la pelota y caigo yo ... ¡nada, todo festejo! y después todo lo que pasa y se ve en las fotos y videos.
-¿Te emocionaste mucho?
-La verdad que sí, no lloré porque fue como un segundo en el que me sacaba todo eso de encima, tanto sacrificio y todos esos días de trabajo. Fue una satisfacción plena, después de tanto trabajo y estrés. Una felicidad increíble.
-Tus viejos y todo Alvear de fiesta.
-Sí, la verdad estuve en contacto permanente con mis viejos, amigos y mi novia, y ese contacto es el que te ayuda a no bajar los brazos cuando te vas tanto tiempo afuera. Estar lejos de todos ellos muchas veces se hace difícil y que tus seres queridos tengan siempre una buena energía, que te acompañen, te aguanten en todo, ayuda mucho en lo emocional.
-Un paso muy grande en tu carrera deportiva.
-La verdad que muy, pero muy grande. Hacía 33 años que la Argentina buscaba ganar una medalla olímpica y haberla conseguido en mis primeros Juegos es algo increíble. Aún no llego a caer del todo. Es algo que lleva tiempo y no deja de llenarte de orgullo y satisfacciones.
-Pasaste a ser un referente en la cancha y jugaste un cuarto set increíble, más allá de que el equipo funcionó.
-Soy una persona que se caracteriza por mi competitividad y trato de dejar todo lo que puedo. Me autoexijo al máximo para cumplir mis objetivos. Antes de que arrancaran los Juegos sabía que iba a jugar de titular, pero había entrenado mucho para ese momento y le quería aportar todo al equipo. Dentro de la cancha no soy una persona calladita, me gusta gritar los puntos, arengar. Traté de darle al seleccionado todo lo que pude y por suerte salió bien.
-¿Qué te decían mientras caían tus compañeros encima tuyo?
-Voy a bloquear con De Cecco y bloquee. Caigo y me arrodillo. De Cecco se me tira arriba y luego Facu (Conte) no sé que decíamos... ¡Ganamos hijos de p... y todo en medio de llantos!. Fue una conversación sin sentido porque no podíamos creerlo de la felicidad.
-Del sueño de jugar al voley e ir a Europa a una medalla olímpica.
-Ha pasado todo muy rápido y muchas veces me pasa que no caigo en ciertas situaciones o las minimizo porque me van pasando cosas de manera vertiginosa, que no sabés que cuán importante son y vas viviendo el momento, pero también sabés lo que viene después. Esto es raro y muy veloz. Nunca imaginé que fuera así. Tampoco pensé que iba a vivir todo esto. Cuando decidí jugar realmente al voley y vivir de esto, fue impensado. Estoy feliz por la decisión que tomé y todo lo que se viene.
-¿Qué podés decir de Facundo Conte?
-Hemos sido compañero de habitación en otro momento y nos hemos hecho muy amigos. También fuera de la cancha somos de juntarnos mucho. Tengo una gran relación con todos los chicos. Facu es un crack en todo sentido.
UN “LOSER” EN EL ESTUDIO
“Sigo estudiando la Licenciatura en Comercialización. Este año ha sido complicado porque he estado entrenando y con la cabeza en los Juegos. La verdad, no pude hacer mucho de la facultad, sólo una materia. Es algo que está pendiente. No estudio para trabajar de ésto cuando me reciba, mi carrera es el voley, pero siempre tuve en mente tener un título universitario y no sé, en un futuro tal vez lo utilece al título o no”.
Alumno ejemplar. “Era abanderado en la primaria y en la secundaria, escolta nacional. Siempre fui un chico muy estudioso y responsable. Obviamente que se va haciendo cada vez más difícil cuando perdés el ritmo de estudio o cuando entrenás y jugás tanto. Creo que en la Selección mis compañeros ninguno hace una carrera, entonces es difícil. Pero sigo ahí remándola para poder tener ese título universitario”.
UN JUGADOR MUY QUERIDO POR SUS ENTRENADORES
Sin bien Loser tuvo sus inicios en General Alvear, sin lugar a dudas quien lo formó al central alvearense fue Luis Testa, quien luego sería el entrenador de la Selección U19, durante tres años, donde Agustín comenzó a afirmarse como una de los grandes proyectos. En 2014 jugaron juntos el Sudamericano y en 2015, disputaron el Mundial en Chaco, donde se consagraron subcampeones. “Resulta que se celebraban los Juegos de la Agricultura y Franco Facchini (por eso días jugador y entrenador de inferiores), que había ido a jugar, volvió y me contó: ‘Sabés que allá en Alvear hay un pibe que es distinto, un fenómeno. Le dije: bueno pasame el teléfono, conseguimos los contactos y lo citamos a la Selección Mendocina’. El día que llegó por primera vez a entrenar el Flaco, le dimos dos tips, hicimos una jugada y el Flaco la rompió”.
“Realmente fue muy emocionante que haya pasado por la selección mendocina y todo esto. El Flaco es una persona hermosa, de una grandisima humildad, siempre me recuerda, me manda un mensaje. Lo llamo y me contesta, me saluda, lo cual habla de su calidad humana”, dijo el ex entrenador de Argentina.
Por su lado, Marcelo Méndez, actual seleccionado nacional de mayores, dijo: “Agustín es un chico con mucho futuro, que ya está rindiendo bien en la Selección y puede seguir creciendo aún más; tiene un muy buen saque, un excelente bloqueo y buen ataque. Es uno de los jóvenes que puede ayudar mucho en el futuro de la Selección Argentina”.