Pep Guardiola salió primero al campo de juego y se dirigió al banco de suplentes. Marcelo Bielsa lo hizo unos minutos más tarde, y por eso fue el Loco el que se acercó hasta el entrenador del Manchester City para saludar a su colega y admirador, aunque la admiración, en este caso, es mutua.
El rosarino extendió su mano y recibió el apretón del catalán, quien se encontraba sentado y enseguida se puso de pie para extenderle el saludo (y respeto). Pero no duró mucho el encuentro, cruzaron unas breves palabras y enseguida Bielsa se volvió a su banca. Al Loco lo incomodan esas situaciones, un poco por timidez y otro por vergüenza.
Distinto fue al finalizar el partido, con el empate 1-1 sellado. En esta ocasión fue Guardiola el que se acercó hasta Bielsa, quien, con una sonrisa le tendió nuevamente la mano, pero sonriente, orgulloso del partido que habían brindado el Leeds y el Manchester. Cruzaron algunas palabras más, y se fundieron en un abrazo afectuoso, de admiración. Y el fútbol se los agradece.