Cualquiera que jugó al fútbol puede entender que hay momentos de enojos y que con las pulsaciones a mil a alguno se le puede soltar la cadena o pasarse de la raya. Pero lo que hizo Mauricio Cuero en la visita de Banfield a la cancha de Argentinos no tiene explicación en el contexto en el que vive el planeta desde hace más de un año. El delantero del Taladro se sacó en una discusión con Miguel Torrén y terminó escupiéndole la cara. Todo frente a la atenta mirada del árbitro Fernando Espinoza, quien lo expulsó inmediatamente. Increíble.
Por supuesto, salivar la cara de un rival está mal en cualquier momento. Es un gesto no sólo violento sino también desagradable, aunque parecería que en Argentina se naturalizaron los escupitajos tanto desde afuera de la cancha como dentro del campo de juego. Pero en una coyuntura como la que atraviesa el país, que este viernes confirmó un nuevo récord de muertes por coronavirus, resulta aún más sorprendente y repudiable lo que hizo el colombiano.