El nombre de Julio Roque Pérez está grabado en el corazón de los hinchas de Godoy Cruz como el gran emblema del amor por los colores y hoy se cumple un año de su partida física, porque desde lo emocional está todos los días.
El querido “Loco” falleció a los 80 años viviendo en una residencia para personas mayores y al cuidado de varios hinchas del Tomba, ya que estaba sumergido en una profunda y triste pobreza… a pesar de haber tenido mucho dinero y usarlo para ayudar a su club.
Lamentablemente Julio dejó de existir cuando la pandemia de coronavirus estaba explotando y por eso no se hizo un velatorio, pero los hinchas lo despidieron en un acompañamiento multitudinario que tuvo su punto máximo de ebullición cuando pasó por el Feliciano Gambarte, algo que despertó la crítica a nivel nacional por la cantidad de gente que se agolpó contra el coche fúnebre.
Ese era el amor que le tenían los tombinos y que fue devuelto en diferentes homenajes que, por suerte, fueron casi todo en vida como la estatua que está en el club, las pintadas en las cercanías al Gambarte, el boulevard que está frente al club y la última que fue el bautismo de la popular este, la que él ayudó a construir, con su nombre.
La historia del “Loco” cuenta que cuando era joven ganó la Lotería de la provincia de San Juan y fue acompañado por la policía a cobrar el premio y una gran parte de esa recompensa la donó para que Godoy Cruz pueda terminar de construir la tribuna este y colocar las luces: “Una tribuna del Feliciano Gambarte y parte de las luces de la cancha, son mías, eso lo hicieron con la plata que yo gané”.