No hay caso. Godoy Cruz no logra levantar su rendimiento. Repentinamente, el equipo de la dupla entró en un bajón futbolístico del que no puede salir. En apenas tres fechas pasó de tener la posibilidad de quedar como único puntero del campeonato, a sacar apenas un punto de los últimos nueve.
Contando el flojo encuentro de Copa Argentina frente a Belgrano (lo superó con un equipo lleno de suplentes), y también el ajustado e inmerecido triunfo (1-0) sobre Arsenal, sumó otro partido de flojo rendimiento.
Es que después de la paliza que le había dado Central Córdoba de Santiago del Estero hace una semana, el Tomba había evidenciado señales de recuperación el martes pasado ante Tigre, al que mereció vencer aunque sea por la mínima diferencia.
Sin embargo, lo de la fecha anterior pareció un espejismo. Ayer por la tarde, ante un adversario que en los papeles pintaba más accesible que los de Victoria, Godoy Cruz volvió a recibir un baño de realidad y otro duro golpe a la ilusión.
Tal como había anticipado en la conferencia de prensa post partido ante Tigre, la dupla técnica apeló a la rotación como antídoto para la seguidilla de partidos. En la defensa, el paraguayo José María Canale regresó tras su lesión (salió Guillermo Ortíz), en el mediocampo Gonzalo Ábrego recuperó su lugar junto a Nelson Acevedo (jugó en el lugar de Andrada, suspendido) y en el ataque apostó por Matías Ramírez desde el inicio en lugar de “Tin”Burgoa y el uruguayo Enzo Larrosa hizo lo propio en lugar de su compatriota Salomón Rodríguez.
Mucho más allá de la modificación de intérpretes, la música siguió siendo la misma. Barracas, que se siente cómodo jugando en su estadio (ganó todos los partidos desde que volvió hace cuatro fechas), asumió el rol protagónico desde el inicio, le cortó los circuitos de juego y también las alas de un equipo que cosechó apenas un punto de los últimos nueve. Una clara demostración de su bajón futbolístico justo en la recta final, como si le hubiera comenzado a pesar la pelea por el campeonato.
No es para menos. El Tomba sufre las consecuencias de tener un plantel relativamente corto, con soldados que se van cayendo con el correr de las batallas, y un factor determinante: la ausencia de Ezequiel Bullaude.
La falta de funcionamiento por esos rendimientos individuales que decayeron notablemente, obligan a la dupla a meter mano constantemente en el once titular. Y el Tomba lo padece.
En el horizonte inmediato se viene nada menos que Boca Juniors, el próximo viernes a partir de las 19 horas en el Malvinas Argentinas, donde el Expreso acumula 14 partidos sin derrotas. Sin dudas, un partido bisagra, de esos que dejan huella. ¿Podrá el Tomba seguir haciéndose camino al andar en pos de concretar sus objetivos?