Un día como hoy, pero del 2010, la Selección Argentina enfrentaba a Grecia en el Mundial de Sudáfrica. Buscaba su tercer triunfo en el grupo para llegar de la mejor manera a los octavos de final. El técnico era Diego Maradona.
En aquel encuentro el entrenador decidió parar un equipo de suplentes y titulares para no desgastar a sus figuras, previendo la clasificación y después de haber jugado exigentes partidos frente a Nigeria y Corea del Sur.
Entre los jugadores que estaban en el banco se encontró Martín Palermo, que estaba por cumplir su etapa y en el ocaso de su carrera futbolística, la Selección y el Mundial fue lo que significó el sueño cumplido.
Por eso fue que, a falta de 10 minutos para culminar ese encuentro, el DT lo llamó. El jugador de Boca, con más de 30 años, ingresó por Diego Milito e hizo su debut oficial en una Copa del Mundo.
No obstante eso, no podía simplemente desfilar con la camiseta albiceleste. Entró y le aportó su impronta, su sello, con liderazgo y fortaleza en el ataque. Avizoró el balón en el momento justo para darle la alegría a los argentinos.
Fue a los 88′. Lionel Messi realizó una de sus jugadas magníficas pero su remate fue al medio del arco. El arquero rival dio el rebote hacia su derecha y el balón le cayó al Titán. Sin dudarlo, le pegó el derechazo para que, bien pegado al palo izquierdo, la pelota pudiera entrar.
La algarabía fue tremenda. Y los festejos fue en cada rincón del mundo, donde había un argentino el nombre de Martín Palermo se coreaba. No importó la camiseta del jugador, hasta el hincha de River lo gritó.
Esta fecha es otra de las tantas inolvidables. Lo hizo Palermo, que con sus brazos en alto, posó para la foto de la inmortalidad.
Argentina ganó ese partido por 2-0. El primer gol lo marcó Martín De Michelis con un zapatazo, después de intentarlo de cabeza (76′). Y luego, el gol de despedida del ex Boca.
