Hay 64 niños y adolescentes en la provincia que pueden ser adoptados y 613 familias inscriptas en el Registro Único de Adopción.
Sin embargo, 47% del total tienen discapacidad y 52% forman parte de un grupo de hermanos (a veces las dos situaciones se superponen).
De todos modos, desde el RUA resaltan que ha crecido el porcentaje de adopciones de chicos que tienen estas características.
Históricamente, señala Verónica Gutiérrez, directora del Registro Único de Adopción, se realizaba un promedio de 41 vinculaciones por año. Pero en general se trataba de bebés recién nacidos y muy pocos eran niños o adolescentes institucionalizados.
En los últimos años, esta tendencia se revirtió. De las 78 adopciones que se realizaron en 2016, 40 fueron de las consideradas prioritarias (chicos de más de cuatro años, integrantes de un grupo de tres hermanos o más y/o con discapacidad o enfermedades de largo tratamiento) y 38, regulares.
Estas últimas son aquellas en las que las características del pequeño coinciden en gran medida con las expectativas de los aspirantes a adoptar. En 2017 las cifras fueron similares: hubo un total de 75 vinculaciones, 46 prioritarias y 29 regulares.
El programa de familias cuidadoras pasó, en 2015, a ser de familias temporarias para poner hincapié en el hecho de que un menor no puede estar más de 180 días en ese hogar.
Como explicación de esto se ha planteado en más de una ocasión que los recién nacidos no pasan por el sistema de adopción legal, por lo que se trata de apropiaciones (pese a los esfuerzos del Estado para dificultar esta posibilidad).
Pero también, como indican Verónica Gutiérrez y la ex subsecretaria de Desarrollo Social de la provincia y actual diputada, Marcela Fernández, a que ha aumentado la cantidad de niños y adolescentes institucionalizados que tienen discapacidad o enfermedades de largo tratamiento.
La legisladora explicó que se han duplicado los certificados de discapacidad en menores de 5 años y que más del 80% de los pequeños que llegan a Casa Cuna tienen síndrome de abstinencia producto del consumo de la madre.
De ahí que resalte que, particularmente en los casos de niños con estas situaciones de origen, es fundamental que puedan ser adoptados lo antes posible, ya que la discapacidad mejora -o incluso desaparece en algunos casos- con el tratamiento oportuno.
Fernández anunció que ha tomado contacto con diputados y senadores que están interesados en su propuesta de crear una comisión bicameral que controle y apunte a que los jueces reduzcan el tiempo para llegar a la sentencia de adoptabilidad, como también a que se potencie la labor del RUA (que depende del Poder Judicial).
El proceso
Cuando un niño es retirado de su familia por abuso, maltrato o abandono, la Dinaf (Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia) tiene un plazo de 180 días para evaluar si los padres modifican la conducta que generó la medida de excepción y, en caso de no ser así, si algún otro familiar -abuelos o tíos- pueden hacerse cargo del menor.
Cuando se llega a la conclusión de que el niño o adolescente no puede ser reintegrado a su familia de origen, como establece prioritario la ley, se solicita a la Justicia el estado de adoptabilidad.
Entre tanto, el chico puede permanecer institucionalizado o con una familia temporaria. Una vez que el juez fija la adoptabilidad, se intenta vincular al menor con inscriptos en el Registro Único de Adopción. Si se logra, el niño o adolescente está un tiempo en guarda pre adoptiva hasta que concluye el juicio de vinculación.
La Justicia también tiene un plazo de 180 días para volver a citar a los progenitores para que presenten pruebas. Sin embargo, Marcela Fernández comentó que la mayoría de los magistrados se toma un año y medio o más para definir la adoptabilidad y que, durante ese tiempo, el chico está institucionalizado.
Verónica Gutiérrez acotó que la excepción se da con los recién nacidos, cuando los padres declaran que no pueden hacerse cargo del pequeño, y el proceso suele terminar en 45 días. Pero coincidió en que, si bien el nuevo Código Civil fijó plazos para cada instancia -algo que antes no estaba regulado-, aún no se han reducido lo suficiente los tiempos.
Otro aspecto que señaló Fernández es que sólo siete personas trabajan en el Registro Único de Adopción -dos de ellas adscriptas del Ejecutivo- por lo que consideró que el Poder Judicial no le da la importancia que se merece. Es que estas personas deben asesorar a quienes quieren inscribirse, acompañarlas en el proceso previo a la adopción y en el posterior.
Y además, intentar cambiar el proyecto de la mayoría de las familias, que aspiran a adoptar un bebé, cuando un número importante de niños que esperan un hogar son más grandes e incluso adolescentes, que en ocasiones tienen enfermedades o discapacidades.
Verónica Gutiérrez manifestó que se produce un desencuentro entre los niños y adolescentes en adopción y las expectativas de los inscriptos en el registro. De ahí que se asesora a los aspirantes sobre los apoyos que necesitan estos chicos.
De todos modos, consideró positivo que hayan aumentado las adopciones prioritarias, ya que para ella demuestra una mayor madurez de la sociedad, que comprende la importancia de garantizar los derechos de los menores con discapacidad.
Años esperando la adoptabilidad
Hay familias cuidadoras que llevan más de 5 años a cargo de un niño o adolescente sin que la Justicia fije el estado de adoptabilidad.
Como los chicos llevan tanto tiempo, el vínculo se ha afianzado, pero la legislación establece que los cuidadores no pueden estar inscriptos en el Registro Único de Adopción y, por ello, adoptar.
El programa de familias cuidadoras pasó, en 2015, a ser de familias temporarias para poner hincapié en el hecho de que el menor no puede estar más de 180 días en ese hogar.
Sin embargo, hay situaciones previas en las que ese plazo se excedió ampliamente y se generó un vínculo que lleva a que incluso llamen "mamá" y "papá" a sus cuidadores, por lo que el juez debe resolver si pesa más lo que establece la normativa o el interés superior del niño o adolescente.
En Números
64 son los niños y adolescentes con sentencia de situación de adoptabilidad en toda la provincia.
30 de ellos son chicos con discapacidad (47%).
33 forman parte de grupos de 2, 3 o 4 hermanos (52%)
59 tienen más de 4 años (92%)
Un mismo niño puede ser mayor de 4 años, integrante de un grupo de hermanos y tener una discapacidad.
Los números varían con frecuencia, ya que hay ingresos y egresos en forma periódica.