Para realizar un trasplante es necesario un recurso tan abundante como escaso a la vez: los órganos. Cada donante puede salvar la vida de ocho personas. Sin embargo, la falta de donantes es un problema de alcance mundial. En la Argentina, 799 pacientes murieron esperando un trasplante en 2017. Según las cifras del Incucai, en lo que va de 2018 se realizaron 673 trasplantes de órganos.
Es un hecho conocido por toda la comunidad que la cantidad de órganos procurados no llega a cubrir las necesidades de todos los pacientes en lista de espera, un problema de alcance mundial. Cuando alguien dice “soy donante” toma la decisión más altruista como ser humano: legar sus propios órganos para que luego de su fallecimiento otros puedan tener la esperanza de seguir con vida.
"La donación mejora la calidad de vida y salva personas", afirmó Alberto Maceira, médico con especialización en Terapia Intensiva y presidente del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai). "Hoy, casi 8 mil pacientes están en la lista de espera para recibir órganos, y unos 3 mil, tejidos". Según datos del Incucai, en la actualidad 7.830 pacientes -entre ellos 250 son niños y adolescentes- esperan un trasplante de órganos y 2.961 un trasplante de tejidos. Además, 3 mil esperan un trasplante de córneas y unas 30 mil personas están en diálisis.
El 30 de mayo se conmemoró en el país el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos. La fecha se debe al nacimiento de Dante, el primer hijo de una mujer trasplantada hepática en un hospital público (Doctor Cosme Argerich), hecho que simboliza la posibilidad de vivir y dar vida luego de un trasplante. Por este motivo, todo el mes de mayo se presenta como una oportunidad para estimular la conciencia sobre el valor de la donación de órganos y tejidos para trasplante y reflexionar acerca de un problema de salud que afecta a numerosos ciudadanos de este país.
En 2017 hubo en la Argentina 1892 trasplantes de órganos concretados, lo que representa una marca histórica en el sistema de donación, y que permitió registrar una tasa de trasplante de 42,96 por millón de habitantes. Los valores alcanzados consolidan a la Argentina como país referente en la región. Sin embargo, aún falta mucho por hacer: 799 pacientes murieron esperando un trasplante.
Según las cifras del Incucai, en lo que va de 2018 se realizaron 673 trasplantes de órganos, de los cuales 436 fueron trasplantes renales (318 con órganos provenientes de donante fallecido y 118 con órganos de donante vivo), 145 hepáticos (127 con órganos provenientes de donante fallecido y 18 con órganos de donante vivo), 41 cardíacos, 28 renopancreáticos, 15 pulmonares, 4 hepatorrenales, 2 cardiorenales, 1 cardiopulmonar y 1 pancreático. En el período se concretaron también 359 trasplantes de córneas.
En el período se registraron 225 procesos de donación de órganos, los cuales se concretaron en 18 provincias. Vale destacar también que en 2018 26.428 personas se registraron como donantes de órganos.
En todo el 2017 los datos también fueron alentadores. La procuración de órganos experimentó un crecimiento de un 15,53% respecto al 2016, incrementándose de esta manera la tasa de donante por millón de habitantes en 2,65 puntos.
En 2017 la procuración de órganos experimentó un crecimiento de un 15,53% respecto a 2016
En el ámbito provincial, las estadísticas del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante de la Provincia de Buenos Aires (Cucaiba) marcan que en el transcurso de este mes se duplicó el número de donantes de órganos y tejidos. Mientras que la media mensual fue de 10 donantes en los primeros meses del año, en lo que va de mayo, la cantidad de familias que decidieron donar ascendió a 23.
El año pasado, en tanto, unos 150 bonaerenses fueron donantes de órganos y tejidos. En total, se hicieron 910 trasplantes a pacientes de la provincia de Buenos Aires que integraban la lista de espera nacional, con órganos procurados en ésta y en las demás provincias del país.
El presidente del Cucaiba, Hugo Petrone, precisó que en lo que va de 2018 se realizaron 223 trasplantes, una cifra similar en comparación al mismo período del año anterior. Sin embargo, se mostró esperanzado en que habrá una mayor cantidad de trasplantes hacia fines del año “por la incorporación en las terapias intensivas de los hospitales de nuevos coordinadores hospitalarios, una figura imprescindible dentro del personal sanitario, porque son personas especialmente capacitadas para identificar potenciales donantes y funcionar como nexo entre la familia y el sistema de salud para favorecer el proceso de procuración de órganos”.
El paso a paso
En palabras del doctor Alejandro Bertolotti, jefe de Trasplantes del Hospital Universitario Fundación Favaloro, “para que los trasplantes ocurran, no sólo debe haber un potencial donante, sino que es imprescindible un sistema sanitario de procuración organizado, sin este recurso no se puede llevar a cabo ni hacer efectiva esa donación”. En la Argentina es el Incucai y sus jurisdicciones provinciales quienes regulan y fiscalizan toda la actividad de procuración e implante sustentados por las Leyes Nacionales 24193 y 26066.
Otro requisito fundamental para realizar trasplantes exitosos es que los órganos identificados para la donación tengan una fisiología normal para que puedan reemplazar el órgano afectado del receptor. “La detección y manejo de las funciones orgánicas luego del fallecimiento requieren de un sistema sanitario con profesionales entrenados -precisó Bertolotti-. El sistema sanitario de procuración lo conforman instituciones y personal de la salud comprometidos con la necesidad de obtener órganos para trasplante, siempre bajo la supervisión del Incucai y sus jurisdicciones”.
Una vez que el órgano es aceptado como viable para trasplante, debe ser asignado a un receptor -o receptores- según diferentes criterios médicos
"Una vez que el órgano es aceptado como viable para trasplante, debe ser asignado a un receptor -o receptores- según diferentes criterios médicos que se consensuan previamente generando lo que en nuestro país se conocen como normativas, las cuales son específicas para cada órgano, y sancionadas y puestas en vigencia por el Incucai. Estas normativas a su vez, son revisadas y actualizadas periódicamente en base a los avances de las ciencias médicas".
Y tras asegurar que “entre los principales criterios se encuentran la compatibilidad en tamaño entre donante y receptor (estatura, peso, perímetros corporales, etc.), compatibilidad de grupo sanguíneo, compatibilidad inmunológica, estado o situación clínica del receptor en ese momento”, el especialista puntualizó: “Con respecto al último criterio -el estado clínico del potencial receptor- se establecieron categorías de prioridad de acuerdo con la gravedad y avance de la enfermedad que llevó al paciente a ingresar a una lista de espera. Para garantizar la transparencia, el Incucai es el encargado de fiscalizar que se cumplan con los criterios médicos preestablecidos antes de modificar la prioridad”.
Esa situación de prioridad es dinámica y puede cambiar según la evolución clínica de la enfermedad. Las patologías que llevan a la falla final de un órgano son graves, y la medicina desarrolló diferentes recursos tecnológicos y terapéuticos para demorar el avance de la enfermedad. Estas técnicas intentan ganar tiempo para el paciente hasta llegar al trasplante, pero no están exentas de riesgos y complicaciones, propias de la situación grave del paciente y la enfermedad avanzada.
Finalmente -continuó Bertolotti-, “para el éxito de los trasplantes, es necesario realizar este procedimiento terapéutico bajo condiciones médicas adecuadas, de manera que el receptor obtenga un beneficio”. “Esta oportunidad o ventana terapéutica puede ser incierta, dinámica, puede variar día a día, hora a hora, dependiendo de la enfermedad de base y la respuesta del paciente a las terapias sustitutivas transitorias. Es importante además saber reconocer límites para no caer en tratamientos futiles o ensañamiento terapéutico, y restarle la posibilidad de beneficio a un tercero que también espera ese bien escaso como son los órganos donados. Estas decisiones complejas no deben apartarse de los principios de la bioética (beneficencia/no maleficencia, justicia y autonomía)”, finalizó.
Fuente: Infobae/Consenso Salud