Los equipos de rescate empezaron ayer a llevar ayuda a las víctimas del terremoto en las zonas más remotas de Nepal tras el sismo que ha causado más de 5.000 muertos y ocho millones de damnificados.
Una nueva avalancha dejó, además, al menos 250 desaparecidos en la región de Ghodatabela, cerca del epicentro del terremoto del sábado, por donde pasa una concurrida vía de senderismo, declaró un responsable local, Uddhav Prasad Bhattarai.
En Gorkha, uno de los distritos más castigados por el sismo, un periodista vio desde un helicóptero del ejército indio a los habitantes alzando los brazos al cielo pidiendo agua y comida y muchas casas destruidas en medio de pilas de madera y techos de metal.
“La tierra sigue temblando, incluso esta mañana. Cada vez parece como si fuera a tragarnos, como si fuéramos a morir, Quiero irme de aquí”, explicó Sita Gurung, de 24 años, señalando a lo lejos su casa que quedó destruida en el pueblo de Lapu, situado en este distrito, antes de que un militar indio la evacuara de la zona en una camilla. Aviones militares de varios países, entre ellos Estados Unidos, China e Israel, participan en las tareas de ayuda.
El balance oficial de víctimas es por ahora de 5.057 personas y 10.000 heridos, indicó ayer el ministerio del Interior. Según la ONU, ocho millones de personas se han visto afectadas por el temblor.
Se trata de la mayor catástrofe en Nepal de los últimos 80 años. El terremoto también afectó a India, donde murieron 73 personas, y la región china de Tíbet, con 25 muertos. “Nos llegan peticiones de ayuda de todas partes, pero no hemos sido todavía capaces de empezar el rescate en muchas zonas porque nos falta equipamiento y socorristas expertos”, reconoció el primer ministro nepalí Sushil Koirala, que decretó tres días de luto nacional.
El terremoto provocó también una avalancha en el Everest que sepultó una parte del campo base en plena temporada de ascenso, dejando al menos 18 muertos.
En Katmandú, miles de personas empezaron a salir de la ciudad en autobuses abarrotados con gente sentada en el techo que quería volver a sus pueblos de origen.
También se veían largas colas en las gasolineras y los supermercados, tomados de asalto para hacerse con productos básicos como arroz o aceite para cocinar.
Las personas que decidieron quedarse en Katmandú durmieron a la intemperie en tiendas improvisadas porque han perdido sus casas o por el miedo a las réplicas si vuelven a sus hogares. “Llevamos aquí tres días, viviendo debajo de lonas. Contamos cada bocado, cada gota de agua”, dijo Rama Shrestha, una ama de casa de 28 años instalada a la intemperie con su hijo de cinco años.
Los hospitales y las morgues de la ciudad están llenos y los médicos trabajan sin descanso para atender a las víctimas, muchas de ellas traumatizadas o con fracturas múltiples.
El Programa Mundial de Alimentos entregará 116,5 millones de dólares para dar comida a 1,4 millones de personas en los próximos tres meses.
El Fondo Central de la ONU para la Acción en Casos de Emergencia puso, por su parte, a disposición 15 millones de dólares para financiar la ayuda humanitaria. Noruega ya ha prometido 15,5 millones de dólares, Estados Unidos, 10, Japón, 8, y Australia otros 4,7 millones.
No quedan argentinos perdidos
Las dos argentinas que eran buscadas en Nepal confirmaron ayer que están bien en pueblos de ese país y lejos de la zona de destrucción, donde la embajada en India logró contactarse con 70 connacionales.
Andrea Felice y Gimena Wojcik, las dos últimas argentinas que restaba contactar, comunicaron su situación por la red social Facebook, con lo cual ya no quedan argentinos en las nóminas de búsqueda oficiales.
Felice, de 28 años, había partido desde España en viaje de placer a India y desde allí pasó a Nepal, desde donde ayer indicó que estaba "en Banepa, un pueblo cerca de Katmandú con gente muy linda". "Aquí llegan temblores, pero nada grave. Estamos bien", añadió.
En tanto, Wojcik viajaba con su esposo alemán y hoy ratificó a un periodista que ambos se encontraban "bien" y ya habían "contactado a nuestra familia". Agencia DyN
Sacan víctimas en helicóptero
Helicópteros surcaban ayer los cielos sobre las altas montañas del distrito nepalí de Gorkha, evacuando a los heridos a clínicas y llevando productos de primera necesidad a localidades remotas devastadas por el potente terremoto que sacudió a la región.
Alrededor del mediodía, dos helicópteros trasladaron a ocho mujeres de la aldea de Ranachour, dos de ellas con bebés agarrados a su pecho y una tercera en avanzado estado de gestación.
“Hay muchos más heridos en mi aldea”, dijo Sangita Shrestha, que estaba embarazada y visiblemente abatida al bajar del helicóptero. Pronto se vio rodeada de soldados y policías nepalíes que la escoltaron a una camioneta para su traslado a un hospital. Agencia AP
Los gurkas luchan por ayudar a sus familias
Separados por miles de kilómetros de su patria devastada, la comunidad británica de soldados gurkas, retirados y en servicio, se está movilizando para ayudar a las víctimas del terremoto en Nepal.
Los gurkas son hoy unos 2.500 efectivos. Reclutados en Nepal, los gurkas han servido en el ejército británico durante 200 años, incluso en la Guerra de Malvinas. Además de soldados en servicio, hay en el Reino Unido comunidades de gurkas jubilados que a menudo se instalan cerca de bases militares cuando dejan el ejército.
“Estamos tratando de recaudar dinero, pero no sé cómo lo haremos. No es sólo una aldea, son aldeas en todo el país”, las que han quedado destruidas por el sismo, explicó Om Prakash Gurung, presidente de la Asociación de veteranos gurka.