Al menos 119 personas murieron y más de 180 resultaron heridas ayer en un atentado suicida en Bagdad reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico (EI), el peor ataque en la capital iraquí en 2016.
El ataque tuvo lugar en una calle comercial del barrio de Karrada de la capital iraquí, donde muchas personas suelen hacer sus compras antes de la fiesta del final del ramadán.
Según los responsables de seguridad, al menos 119 personas perdieron la vida y más de 180 resultaron heridas.
El gobierno decretó tres días de duelo nacional y anunció que se endurecerán las medidas de seguridad, en medio de las críticas y cuestionamientos.
El primer ministro, Haider Al Abadi, se desplazó al lugar del atentado y prometió “castigar” a los responsables, pero los bagdadíes están furiosos por la incapacidad del gobierno de impedir este tipo de ataques.
Una de las nuevas medidas anunciadas es el retiro de detectores de explosivos que han probado ser ineficaces. Un video que circula en las redes sociales muestra a hombres lanzando piedras contra un convoy que parece ser el de Abadi.
La deflagración causó daños importantes. Varios inmuebles y comercios fueron arrasados por las llamas, en incendios que seguían activos doce horas después del atentado. Un integrante de las unidades de Protección Civil explicó que la identificación de las víctimas “va a tomar varios días”.
Husein Ali, un exsoldado de 24 años, dijo que seis personas que trabajaban en la tienda de su familia murieron y que sus cuerpo quedaron tan calcinados que no han podido ser identificados.
“Voy a volver al frente de batalla. Al menos ahí, puedo luchar. Aquí no sé con qué me enfrentó”, dijo el joven.
El EI reivindicó el ataque, afirmando que uno de sus combatientes había hecho estallar un coche bomba cerca de una reunión de musulmanes chiitas, según el centro de seguimiento de grupos yihadistas SITE.
El atentado se produce una semana después de que el EI perdiera la ciudad de Faluya frente a las tropas gubernamentales iraquíes apoyadas por la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
El atentado demuestra que a pesar de los reveses sufridos en Irak y Siria, el EI mantiene su capacidad operativa y es capaz de golpear lejos de sus bases.
El último ataque de gran envergadura del EI en Bagdad ocurrió el 17 mayo. Un doble atentado dejó 50 muertos y más de 100 heridos.
El ataque tuvo también lugar dos días después de que el Pentágono anunciara la muerte de dos jefes militares del EI en un ataque de la coalición cerca de Mosul el 25 de junio.
En el bombardeo “murió Basim Mohamed Sultan al Bajari, el viceministro de guerra del EI y Hatim Talib al Hamduni, un comandante militar de Mosul”, según la misma fuente.
Ambos eran dos de los “principales responsables militares del EI en el norte de Irak” y su “eliminación” permite “preparar el terreno para que las tropas iraquíes liberen Mosul, con el apoyo de la coalición”.
Estados Unidos espera concluir la campaña militar contra el grupo Estado Islámico antes de finales del verano de 2017.
Según el director de la CIA, John Brennan, pese a que el EI ha perdido terreno en sus bastiones de Irak y Siria, mantiene intactas sus capacidades para cometer atentados "terroristas".
El Papa oró por las víctimas
El papa Francisco encabezó ayer ante decenas de miles de peregrinos una oración por las decenas de personas que murieron en los ataques protagonizados por milicianos en un restaurante en Daca, en Bangladesh, y el atentado en Bagdad.
Ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, Francisco expresó su cercanía a las familias de las víctimas que murieron y los heridos.
Instó a los fieles a orar para que “el Señor convierta el corazón de los violentos cegados por el odio”.
Fuente: AP