Tantas horas en casa por el aislamiento social ha llevado a que muchos organicen “demasiado seguido” momentos especiales como cenas a la la luz de las velas. Como no hay que levantarse temprano, es fácil que la noche se extienda entre copas.
La angustia y el estrés empujan a buscar en el alcohol con qué sobrellevarlo, sin embargo este consumo puede favorecer conflictos y situaciones de violencia, accidentes y hasta la adicción.
Pero además, sobran los memes sobre cuántos kilos se ganarán cuando pase la “cuarentena”. El aburrimiento hace más tentadora la heladera y en este marco, se suma alguna bebida alcohólica para amenizar. Como no hay que conducir ni salir a trabajar, el consumo se hace más laxo y por qué no, se incrementa.
Por eso, advierten sobre este consumo y sus consecuencias, ya que a las habituales del abuso se suman las asociadas a una convivencia que ya es de hecho difícil. El estrés, el encierro, la preocupación, el hartazgo, los roces familiares son, con el alcohol, una bomba explosiva.
Conflictos y violencia
Hay recomendaciones oficiales sobre cómo sobrellevar la convivencia para evitar roces permanentes. El alcohol no sería una buena opción en ese sentido.
Las situaciones de violencia se ven exacerbadas por ambas cosas.
Sergio Saracco, director de Toxicología de la provincia, destacó a Los Andes que a baja dosis tiene efecto depresor a nivel cortical en áreas prefrontales del cerebro donde está el control de impulsos y el juicio crítico.
“Al consumirse en cantidad y verse esto inhibido pueden surgir discusiones en el seno familiar y exacerbarse porque se verán bloqueados estos mecanismos de inhibición de la respuesta”, detalló.
Subrayó que hay estrecha relación entre el nivel de alcoholemia y el comportamiento que puede resultar violento.
Un ejemplo visible de las consecuencias se aprecian en las fiestas de fin de año cuando hay peleas e incluso heridos entre quienes celebran y consumen.
Riesgo de accidentes
También puede implicar riesgos para sí mismo. Puede alterarse el equilibrio y provocarse caídas o afectar la movilidad y dañarse en alguna actividad. Esto puede requerir tener que buscar asistencia médica o acudir a un hospital donde no se está atendiendo con normalidad, pueden estar saturados o generar riesgo de contagios.
Ansiolítico
Además destacó que el alcohol es depresor del sistema nervioso central y produce un efecto ansiolítico. Explicó que en el aislamiento se genera un ambiente propicio para quienes encuentran en el alcohol una respuesta a la situación que genera el encierro, sobre todo aquellos que tienen una actividad permanente de múltiples tareas, para ellos el estrés es alto. En ese marco pueden percibir que el consumo los hace sentir mejor.
Adicción
Esto implicará la posibilidad de caer en un círculo vicioso. “Ante las condiciones psicológicas propias del encierro encuentran en el alcohol cómo mitigarlas, eso lleva a un consumo más reiterado y dispara a través de las áreas cerebrales de recompensa un ciclo de ya no consumir para paliar estos aspectos psicológicos sino por necesidad orgánica , entonces ya se entra en la dependencia que es la otra consecuencia que puede aparecer”, especificó.
Aumento de peso
Por otra parte, por ser una sustancia a base de carbono e hidrógeno también puede favorecer el sobrepeso, en particular ante la falta de actividad del encierro. Por eso se sugiere buscar propuestas de ejercicios diariamente.