Salieron a la luz más detalles del nefasto pasado de Christian Brueckner, el alemán sospechoso del asesinato de Madeleine McCann, la niña británica desaparecida en Portugal desde 2007. El ciudadano alemán tiene 43 años y cumple una condena en prisión por varios delitos.
Según informó el semanario Der Spiegel en base a documentos de la investigación, en septiembre de 2013, el sujeto le escribió a un conocido por un servicio de mensajería de chat que sentía el deseo de "cazar algo pequeño y utilizarlo durante días". A la respuesta de su interlocutor de que esto sería peligroso, Christian Brueckner replicó: "Bah, si luego se eliminan las pruebas".
Esta siniestra fantasía sobre secuestrar y abusar de un menor no es nueva en el historial del criminal. Su primer juicio por un delito sexual fue en 1994, cuando tenía 17 años, por el que fue condenado en Baviera por abusar de un niño. El último caso relacionado con menores fue un proceso por tenencia de pornografía infantil, en 2016.
No obstante, Brueckner está ahora en la cárcel por una condena que corresponde a una violación cometida en 2005 en Portugal, cuya víctima fue una mujer estadounidense de 72 años a la que ató, pegó, agredió sexualmente y finalmente robó.
Como permaneció libre durante años, el hombre fue visto en el área alrededor del complejo de Praia da Luz, en la costa del Algarve, en los días y semanas previos a la desaparición de Madeleine el 3 de mayo de 2007. Allí, Brueckner trabajó en el sector gastronómico, aunque también cometió delitos, incluidos robos en complejos hoteleros y apartamentos, así como tráfico de drogas.
Además del último giro en la investigación por Maddie, quien hoy tendría 17 años, el semanario Der Spiegel reveló que el presunto asesino está siendo investigado asimismo por otro posible secuestro, el de la niña alemana Inga, de 5 años de edad, que desapareció en el estado federado de Sajonia-Anhalt (este del país) en primavera de 2015, durante una excursión con su familia.
Brueckner se encontraba por esa época en un terreno a 90 kilómetros de distancia del lugar en que fue vista la nena por última vez; éste fue registrado un año después por la policía, que encontró un USB que contenía pornografía infantil pero ningún rastro del paradero de Inga.
Los padres de Madeleine McCann que desataron una búsqueda sin precedentes a nivel mundial, consideraron que la aparición de un nuevo sospechoso en la investigación podría ser muy importante para resolver el caso, según Clarence Mitchell, quien representó a la familia desde la desaparición de la niña