Más ausentismo en un tercio de escuelas

La directora general de Escuelas, Abrile de Vollmer, admitió el incremento de las faltas de los alumnos en 33% de las secundarias, pero indicó que, a nivel general, bajó. La PISA indica que, en Argentina, 58,1% de los chicos faltan entre una y cinco veces

Más ausentismo en un tercio de escuelas
Más ausentismo en un tercio de escuelas

Se trata de uno de los factores más importantes a la hora de medir la calidad educativa, teniendo en cuenta que en esta variable inciden la cantidad de alumnos en los establecimientos y la inclusión escolar.

Hablamos del presentismo, que -según destacó la titular de la Dirección General de Escuelas (DGE), María Inés Abrile de Vollmer- creció en 66% de las escuelas mendocinas entre 2012 y 2014, mientras que en 33% de las instituciones restantes bajó y hubo mayor ausentismo.

“La resolución 446 (que se aplica desde abril de 2013) nos permitió disminuir la inasistencia de los chicos y ha sido muy positiva, ya que nos ha permitido lograr lo que la ley establecía: que los chicos no dejen de ir a la escuela”, indicó la funcionaria.

Frente a esta realidad se encuentran los datos de PISA. En el estudio “América Latina después de PISA”, se destaca que el ausentismo en Argentina es considerablemente más alto que en el resto de los países de América Latina. Es que mientras en el país 58,1% de los chicos faltaron entre una y cinco veces en 15 días a la escuela, en México o Brasil lo hizo 20,9% y 20,3% respectivamente.

“Es muy difícil entender cómo hace esa medición de ausentismo PISA (alumnos que faltaron). De hecho, la forma en que trabaja PISA y hace todas sus mediciones tiene sus cuestionamientos ya que sólo toma 12 escuelas mendocinas y apenas 240 alumnos; son muy aleatorias.

Es muy poco tomar 240 de un total de 19.000 alumnos, que son los que tiene Mendoza en nivel secundario y, estadísticamente, no dice nada”, acusó Abrile de  Vollmer ante la medición internacional, y resaltó que son más exactas y abarcativas las pruebas que hace la Nación sobre las escuelas mendocinas y de todo el país, que son censos y comenzaron a realizarse hace más de 30 años.

Cambios
Para hacer su medición, la DGE tomó 18 escuelas secundarias mendocinas (una por departamento) y las repartió en 36 divisiones -dos por cada escuela: una midiendo el primer año y otra, midiendo el quinto.

En 12 de esas divisiones se detectó mayor ausentismo entre 2012 y 2014. Según resaltó Abrile de Vollmer, en los casos más críticos el ausentismo llega a 20%, mientras que en las “mejores escuelas” no llega a 10%.

En otras 22 divisiones hubo menos ausentismo -“la norma 446 ha incidido mucho en esto”, indicó la funcionaria-, mientras que en las dos restantes la proporción presentismo-ausentismo se ha mantenido.

“En las escuelas se mide todos los días la asistencia de los alumnos, con las planillas que todos conocemos. Cada vez que termina el mes, el docente pasa la planilla y se procesa. El control es responsabilidad de cada establecimiento”, destacó la directora general de Escuelas.

Asimismo, puso especial énfasis en los cambios que trajo consigo la mencionada resolución de 2013 y que, de acuerdo a su punto de vista, fueron positivos.

“En 2012, cuando llegamos a la gestión, encontramos que todavía existían las normas de asistencia e inasistencia del modelo de escuelas selectivas. Es decir, los alumnos no debían superar 15% de inasistencias y, de hacerlo, quedaban libres. Al quedar libre, tenían que rendir todas las materias del año. Eso llevaba a que los chicos no fueran más a la escuela, porque estaban libres.

En 2006, la Ley Nacional de Educación extiende la obligatoriedad a salas de 4 y a toda la secundaria -antes era hasta los 15 años-, por lo que pasa a ser el Estado el encargado de garantizar que los chicos terminen la escuela”, siguió  y remarcó que con el régimen de amonestaciones ocurría algo similar, puesto que si excedían el límite perdían el año y -por decantación- no iban más a la escuela.

“Estuvimos seis meses discutiendo y analizando el proceso de convivencia y el modelo de amonestaciones se cambió por un índice en el cual cada alumno tenía 25 puntos y, en la medida en que va cometiendo faltas, va perdiendo puntos. El chico puede reparar sus faltas pero nunca deja de ir a clases.

Si son faltas graves o se queda sin puntos, es el Consejo de Convivencia Escolar el que aplica la sanción que, como mucho, implica un cambio de escuela. Pero, repito, nunca deja de ir a clases. Con las asistencias se aplicó algo similar. Se empieza a medir por materia -por lo que, por ejemplo-, si el chico excede 15% de inasistencias en matemática, pasa a ser alumno condicional en matemática, pero sigue regular en las otras.

Tiene la obligación de seguir yendo a la escuela todos los días”, agregó la funcionaria y recalcó que ahora el alumno ya sabe que a fin de año va a rendir un examen final, pero será de la materia en la que no tuvo rendimiento satisfactorio.

Asimismo, la titular de la DGE resaltó que hay cuatro “actores” fundamentales que inciden en el ausentismo: la familia (si los padres se ponen firmes exigiendo a los chicos que vayan a clases); las instituciones y su capacidad de conducción; los preceptores y el gabinete psicopedagógico.

Lejos de esta realidad están los resultados que expone PISA a nivel nacional. Allí se destaca que 58,1% de los alumnos falta entre una y cinco veces en un lapso de 15 días. El país que menos ausentismo registra según este informe es Chile (7,1%). En el medio están México (20,9%), Brasil (20,3%) y Perú (14,2%).

Observaciones locales a la evaluación internacional

María Inés Abrile de Vollmer reiteró sus “observaciones” referidas a la forma de medir de las pruebas PISA. A la ya mencionada crítica por la muestra poco representativa -240 alumnos sobre un total de 19.000- agregó la forma de medir unificada en todo el mundo.

“Se genera toda una gran parafernalia política en la que se dice que a 12 escuelas les va mal, siendo que es un pequeño sector. Todos los ministros de Educación del Mercosur hicieron un reclamo a PISA para que cuando se haga una prueba se tengan en cuenta los modelos educativos de América Latina. A la educación en África, por ejemplo, se le aplica la misma forma de medir que en Finlandia”, destacó la directora de Escuelas.

En esa sintonía realzó las mediciones nacionales, en las que se tienen en cuenta todas las escuelas y se toman casos de 3er y 7mo grado del nivel primario y de 2do y 5to año (o 6to en el caso de escuelas técnicas) en el secundario.

“A juzgar por los resultados de PISA, los alumnos argentinos son los que más repiten en la secundaria (NdA: según el informe, repite 11,7% en los primeros tres años y 6,5% en los últimos, siendo Uruguay el único país de la región que supera a Argentina). Sin embargo, en 2012 se promovía 54% de alumnos secundarios. En 2014 la promoción (puede incluir alumnos que terminan incluso con dos materias previas) llegó a 76%.

En este caso, tampoco vale lo de la repitencia advertido en el estudio PISA. Hay más chicos en la escuela -porque es obligatorio- y también permanecen porque las normas no los expulsan. Entonces eso lleva a que más chicos aprueben sus materias. Todo eso es calidad, la suma de cantidad más inclusión”, sentenció.

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