Durante su discurso de tres horas y media al inaugurar el Congreso del Partido Comunista chino el jueves, el presidente chino, Xi Jinping, mencionó la palabra “socialismo” 148 veces y a Karl Marx 18 veces. La hoz y el martillo dorados engalanaban el podio junto a las banderas rojas, pero el teórico alemán del comunismo se revolvería en su tumba si viera lo que ocurre en China en su nombre: capitalismo salvaje, explotación y codicia.
Aunque el lenguaje y los símbolos representan todo lo que se espera de un Partido Comunista, tres delegados del actual congreso tenían una fortuna de entre 900 y 1.300 millones de dólares. El número de mega ricos con más de 300 millones de dólares aumentó este año en China en 348 hasta un total de 2.130.
“Es el doble que hace cinco años y cuatro veces más que hace diez años”, señala Rupert Hoogewerf, que elabora todos los años la lista de ricos de la renombrada revista “Hurun”.
¿Sigue siendo China comunista? No, asegura el historiador chino Zhang Lifan. “Rige un capitalismo elitista que ondea una bandera socialista”, asegura este crítico. “Personas con una inmensa fortuna detentan el poder y explotan a las clases bajas”, agrega.
La brecha entre ricos y pobres aumenta y es una de las mayores del mundo. El sistema inflexible cimenta las diferencias entre el medio rural atrasado y las ricas metrópolis donde hoy hay muchas más Ferrari, Porsche y Rolls Royce que en las ciudades europeas. Pero Xi Jinping habla del “marxismo del siglo XXI”. “Crean una ilusión para engañar a la gente”, asegura Zhang Lifan, ex miembro de la Academia de Ciencias Sociales. “Ni ellos mismos se lo creen. Lo que hacen es exactamente lo contrario de lo que dicen”.
Muchos encuentran asombrosa la forma en que los comunistas chinos mezclan Marx y Mercedes, Louis Vuitton y Lenín. “Da igual si el gato es negro o blanco. Lo que importa es que cace ratones”, decía el gran reformador económico Deng Xiaoping tras el fracaso del comunismo y el caos de la Revolución Cultural (1966-76). El pragmatismo sustituye a la ideología comunista.