Tal vez algunos la recuerden por su interpretación de Gaby en “Tiempos Compulsivos” o “Un año para recordar”, la tira de Underground donde interpretó a Bárbara, que marcó su debut en la pantalla. Todos papeles secundarios, que le permitieron cruzarse con la popularidad de la televisión y demostrar su carisma como actriz.
Pero para Maruja Bustamante, el teatro es jugar en primera; es encuentro, es amor. Y es en el teatro, donde deja creatividad al desnudo y confluye la dramaturgia, la actuación y la dirección.
Una de sus obras publicadas y premiadas “Paraná Porá”, tuvo su versión mendocina bajo la dirección de Valeria Portillo e interpretada por Vanina Corazza y Laura Masuti. Y nada la detiene, sus proyectos no dejan de generar ruido en la cartelera porteña independiente y comercial.
Con una mirada distinta, donde entrelaza la realidad, la imaginación, personajes conflictuados y el teatro de género, Maruja Bustamante es una de las artistas con mayor personalidad y polifacética en la escena nacional y llegó a Mendoza, para brindar un Seminario de Dramaturgia a actores y directores teatrales.
“El seminario está orientado a producción de textos y creatividad. Vamos a hacer ejercicios y además voy a leer textos en proceso para poder dialogarlos”, afirma sobre las tres jornadas que dura el encuentro, en la sala El Taller (cupos agotados).
El universo de Maruja
Con una clara aflicción al teatro, desde pequeña tomó clases con grandes referentes. Mauricio Kartun, Roxana Berco, Graciela Dufau, Helena Tritek y Ricardo Bartis, son sus maestros.
Al mismo tiempo que seguía formándose, se enfrentó al desafío físico de protagonizar “Catch”, la obra de José María Muscari, una lucha libre de sexo entre mujeres. Después de conocer el vértigo y el bizarro mundo Muscari, llegó a protagonizar cinco obras con el autor y director.
Maruja Bustamante viaja con total ductilidad de la escritura a la actuación, de la dirección a la docencia. Y crea un teatro personal y contemporáneo, que invita a la reflexión, la incomodidad y el disfrute.
“Maruja enamorada”, “Trabajo para lobos, “Hija boba” y “Adela está cazando patos”, son algunas de sus obras más resonantes, que lo tienen como dramaturga, directora e intérprete.
-Luego de tu experiencia como dramaturga ¿Cuál es el punto de partida para escribir un nuevo relato?
-El punto de partida de un texto puede ser diverso. Lo importante es encontrar una motivación, imagen, ocurrencia que sea lo suficientemente maleable, voluble y expresiva para que sea una fuente de creatividad.
-Recorriendo tus obras y trabajos, hay una acento claro entre la imaginación y el realismo. ¿Por qué jugás con eso?
-Porque lo hago no se. No pienso que en el realismo no haya imaginación. Hay imaginación constantemente en toda creación. O por lo menos sería lo ideal. Mis obras son el resultado de mi trabajo sincero. Todo lo que ocurre es orgánico y verdadero en mi.
-¿Vas en busca de un estilo que te defina?
-No creo en el estilo. Es una palabra que me da encierro. Y además hay confusiones respecto al estilo de alguien. Si estilo es repetir. No. Prefiero no tener estilo. Si estilo es más cercano a poesía. Si. Busco genuidad y poesía.
-Sos una de las voces más prolíferas de la escena actual, ¿encontrás falencias o la repetición constante en el teatro
-Creo que no estoy en la posición de encontrar falencias. No se si tengo la verdadera distancia como para darme cuenta. Probablemente yo también cometa esos “errores”. Por otro lado, podría hablar por buenos aires y decir que los pibes y las pibas están más preocupadas en el éxito que en la producción artística. Y estar pensando en los galardones antes que todo. No me parece un camino muy creativo.
-En que rol sos más fuerte, actuando, dirigiendo o escribiendo?
-No se en que soy más fuerte. Todo lo hago con compromiso y trabajo. Cada proceso y rol tiene sus cosas. Quizá soy menos directora. La dirección puede llegar a ser muy estresante.
-¿Estás escribiendo alguna obra?
- Sí. Estoy siempre escribiendo más o menos lento...
La pantalla grande y chica, también forman parte del trazado artístico de Maruja. Estudió Cine en la Universidad y su participación en la televisión abierta, le apuntó un escalón más en su carrera.
En agosto, estrena “Permitidos”, la comedia protagonizada por Lali Espósito, Martín Piroyansky y Benjamín Vicuña.
-Volvés al cine con "Permitidos"...
- En “Permitidos” hago un personaje que me gusto mucho cuando leí el guión. Una fan obsesionada con el personaje de Vicuña. La pasé muy bien, porque me encanta hacer comedias y admiro mucho a Ariel Winograd, el director. El personaje no tiene nada mío. Yo no soy cholula, ni sería capaz de perseguir a alguien que no conozco.
Lali Espósito fue muy generosa conmigo. Es muy cariñosa nombrándome en la prensa y diciendo lo que le gustó mi trabajo. También Benjamín y Martín. Se divirtieron conmigo. Y eso me hizo bien además de la confianza del director. Espero no decepcionar.
-Y de tu experiencia en televisión, ¿qué rescatas?
-Las veces que hice televisión me sentí muy cómoda. Me dejaron crear dentro de la rapidez. Aceptaron mis propuestas. Quizá tuve suerte porque me dirigieron genios como Sabrina Farji, Daniel Barone y Gustavo Luppi. Creo que aprendí que realmente disfruto de la velocidad.