Martino y el síndrome Barcelona

El técnico no la pasó bien en el club catalán y esos fantasmas lo tienen nervioso en esta Copa América en la que no quiere sumar un nuevo fracaso a su carrera.

Martino y  el síndrome Barcelona
Martino y el síndrome Barcelona

Gerardo Martino no la pasó nada bien en el mejor equipo del mundo, la meca de cualquier entrenador con deseos de progresar que habite este planeta, y tan fuerte le resultó esa experiencia que aún hoy, lejos en tiempo y distancia de aquella vivencia, sigue padeciendo el síndrome Barcelona en otro lugar tan privilegiado como aquel, que es nada menos que el seleccionado de fútbol de su propio país.

“Haber dirigido Barcelona fue el peor error de mi vida”, confesó el Tata sin medias tintas, y no se apoyó en lo futbolístico, ni en la convivencia con un plantel plagado de estrellas. Ni siquiera en su relación con los dirigentes del club español. El foco lo puso directamente sobre la prensa catalana.

“¿Que pasa, volvió el Barcelona?”, es su muletilla cada vez que observa un arremolinamiento de periodistas en torno suyo. Y acepta que le va "a llevar un tiempo" sacarse de encima esa pintura de conmoción interior que él pretende con mucho esfuerzo volver indeleble pero, a veces, luce fosforescente.  Sin embargo, “como parte del tratamiento”, no le esquiva al bulto cuando se trata de dar la cara ante los reporteros, ya sea en una masiva conferencia de prensa como en un mano a mano en que se puede profundizar sobre la cuestión, además de otras hierbas futbolísticas.

Es más, a diferencia de sus últimos predecesores, no tiene problemas el rosarino en programar entrevistas individuales fuera de los tiempos de competencia. Allí sí, tanto en el marco de una gira como en el desarrollo de un certamen como esta Copa América, no hay contacto privado que valga. Ser argentino en Barcelona, oriundo de un "desconocido Newell's" que jugaba un fútbol parecido al que practicaba el "Barsa" de Josep Guardiola en latitudes muy alejadas del globo, y plantarse sin rubores ante el grupo de futbolistas más cotizados del mundo, claro que no le iba a resultar gratis.

Por el lado de los jugadores estaba el salvoconducto de Lionel Messi y Javier Mascherano, para que el aterrizaje fuera más suave, pero en el caso de la prensa la cuestión era diferente. El poderoso club "culé" estaba contratando a un entrenador extranjero y hasta allí no era novedad. Pero que este fuera sudamericano, con pasado en una selección de segundo orden internacional como la paraguaya, y nunca hubiera siquiera dirigido a un grande de su país, sonaba un poco (demasiado) fuerte.

Martino resultaba, en definitiva, un personaje exótico, y como tal fue examinado. Después, su personalidad alejada de la extravagancia hizo que se ganara el respeto de la crítica en los ida y vuelta ante los inquisidores periodistas locales, a los que enfrentaba parado sobre la solidez de sus convicciones.

Pero claro, si la verba y el buen juego no tienen el respaldo de los resultados, queda el caldo de cultivo servido para los cuestionamientos, y estos arreciaron cuando aquellos no aparecieron.

La “persecuta” duró lo que dura una temporada y después llegó el adiós a un lugar que muchos extrañarían de por vida, pero que para Martino no trae ningún tipo de nostalgia, sino todo lo contrario. Hay en él un dejo de arrepentimiento por haber ido al sitio al que todos desean ir.

Por eso es lógico, razonable y muy explicable, que haya sentido el escozor de las críticas post empate ante el Paraguay de Ramón Díaz y haya volcado ante la prensa esos pensamientos recónditos que expuso dos días después en una conferencia "políticamente incorrecta".

"El fútbol argentino no tuvo ni tiene un estilo definido, porque los dirigentes se la pasan eligiendo entrenadores con ideas contrapuestas, con lo que nunca se sabe a que juega la selección. No hay una línea de coherencia histórica", disparó el "Tata", en un alerta que tomado en profundidad puede marcar un rumbo en la historia del fútbol nacional, si es que alguien toma nota de sus dichos.

"Agradecido el 'Patón'", le inquirieron cuando mencionó irónicamente que la selección tendría que modularse con un 50 por ciento de Edgardo Bauza y un 50 por siento suyo. "No, agradecidos ustedes, los periodistas, que quieren un equipo mitad y mitad, que ataque medio partido y defienda la otra mitad. Para mí la idea está clara y la opción es siempre tomar riesgos".

Por eso se lo vio exaltado ante Uruguay, donde necesitaba de una victoria “como sea”, según reflejó posteriormente el capitán Messi, ya que ese concepto va a contrapelo de sus convicciones. Y la consecuencia fue la expulsión que sufrió promediando el primer tiempo y la fecha de suspensión que hoy le aplicó el Tribunal de Disciplina de la Conmebol, lo que le impedirá estar presente en el banco argentino el sábado próximo ante Jamaica, en Viña del Mar.

Mientras tanto Martino también planea el futuro a largo plazo, la renovación del cuerpo técnico de juveniles con Jorge Theiler a la cabeza en reemplazo de Humberto Grondona y colocar su impronta en la era que le toca administrar.

Por ello esta Copa América será clave para aventar los fantasmas barcelonistas y abrirse definitivamente a un nuevo mundo, este en el que sí soñó estar y en el que quiere vivir. Es que en el seleccionado argentino Martino quiere volver a sentirse el Tata.

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